Los jaloneos para medir fuerzas no cesan entre la oposición y el gobierno de Venezuela. Poco después de que el líder opositor Juan Guaidó se declarara ayer presidente en un desafío abierto a Nicolás Maduro, el mandatario chavista que hace unas semanas inició un segundo término en medio del rechazo de miembros de la comunidad internacional, consideró que la acción es un intento de golpe de Estado y ratificó que terminará su mandato en 2025. Acto seguido, anunció desde el palacio de gobierno que acordó la ruptura de relaciones con Estados Unidos y dio 72 horas al personal diplomático para abandonar el país. "Hoy (por ayer) el gobierno imperialista de Estados Unidos dirige una operación para imponer un gobierno títere a sus intereses... Pretenden elegir y designar al presidente de Venezuela por vías extra constitucionales", dijo Maduro desde un balcón del palacio de gobierno acompañado de su esposa, Cilia Flores, y varios colaboradores ante cientos de seguidores que respondían al llamado de defender la "revolución socialista".
Maduro advirtió a sus adversarios que "no se fíen" de los estadounidenses. "Los gringos no tienen amigos ni conocen lealtad a nadie. Los gringos tienen intereses y las agallas y las ambiciones... por el petróleo venezolano, por el gas venezolano, por el oro venezolano", aseveró.
Poco después, el secretario de Estado, Mike Pompeo, aseveró que Maduro carece de autoridad para romper las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y expulsar a los diplomáticos de suelo venezolano. "Por lo tanto, no creemos que el ex presidente Maduro tenga la autoridad para romper las relaciones diplomáticas y tildar a nuestros diplomáticos de personas non grata", añadió.
Desafiando también a Guaidó, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, escribió en Twitter que "no aceptamos a un presidente impuesto a la sombra de oscuros intereses ni autoproclamado al margen de la ley", y ratificó que la fuerza armada defenderá la Constitución y será garante de la soberanía.
Represión
De manera paralela a esta lluvia de declaraciones, miles de manifestantes salieron a las calles para mostrar tanto su desdén como su apoyo al gobierno y hacia la tarde se anunciaron las primeras víctimas de la represión: Al menos trece personas murieron en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Las víctimas en el marco de las manifestaciones se registraron en los Estados de Barinas y Amazonas, todas en manos de las fuerzas de seguridad del régimen. Hubo reportes de asesinatos en Táchira. La madrugada del martes, durante algunos saqueos, murieron otras 7 personas.
Antes, Guaidó se reunió con simpatizantes para anunciar que se declaraba mandatario del país sudamericano. "Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como el presidente encargado", dijo, y agregó que lo hacía para lograr el "cese de la usurpación, un gobierno de transición y tener elecciones libres", y para recuperar la vigencia de la Constitución, que la oposición asegura que ha sido vulnerada por Maduro. Horas después, el jefe del Congreso negó que esté asilado en alguna embajada, como se supuso, y escribió en Twitter que recibió llamadas y apoyos internacionales.
Tras su declaración sobre la presidencia que dijo asumir, las reacciones no se hicieron esperar. Primero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció en un comunicado que reconocía oficialmente a Guaidó como el presidente interino de Venezuela. Después, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, dijo que el proceso de dos años iniciado por Venezuela en 2017 para abandonar el organismo quedó interrumpido después del pronunciamiento. Y luego, el Grupo de Lima —integrado por los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú— señaló que el reconocimiento a Guaidó tiene lugar "en atención a las normas constitucionales y ante la ilegitimidad del régimen de Nicolás Maduro". Sólo seis países del continente apoyaron a Maduro: Cuba, Bolivia, Nicaragua, México, Uruguay y El Salvador. La Unión Europea expresó su apoyo a Guaidó.
El presidente de la oficialista Asamblea Constituyente e influyente líder del partido socialista, Diosdado Cabello, llamó a sus seguidores a moverse al palacio de gobierno y anunció que a partir de esta madrugada se instalaban en vigilia. "El hermano presidente Nicolás Maduro está ahí... El que quiera ser presidente que venga a buscarlo a Miraflores que allí estará su pueblo defendiéndolo", dijo Cabello a los seguidores.
Previamente, centenares de miles de opositores marcharon mientras gritaban consignas contra el Estado. Las movilizaciones iniciaron desde diferentes puntos de Caracas en un intento de la oposición por demostrar que recuperó su fuerza en las calles y que logró reagruparse para enfrentar al gobierno de Maduro en el inicio de su segundo sexenio. A su vez el presidente, agobiado por crecientes presiones internacionales, también llamó a movilizaciones similares en una nueva medición de fuerzas con sus contrincantes.
Desde el amanecer, la policía tomó algunas calles del centro y el este de la capital donde se realizan las marchas. Las principales autopistas y avenidas de Caracas amanecieron con escasa presencia de vehículos y transeúntes, y numerosos comercios no abrieron. Los manifestantes a favor del gobierno, vestidos de rojo en apoyo a Maduro, en algunos puntos cruzaban sus caminos con manifestantes de la oposición y les gritaban "vendidos y traidores", sin que se registraran confrontaciones.
El martes se registraron protestas callejeras en barriadas pobres del norte y el oeste de Caracas en rechazo al gobierno de Maduro. Asimismo, en las localidades de Ciudad Bolívar y San Félix, del Estado Bolívar, se registraron saqueos y fue incendiada una escultura del fallecido presidente Hugo Chávez. Anoche se registraron más saqueos.