Como cada 16 de septiembre, chicos y chicas de distintas escuelas de la ciudad y la zona se movilizaron en un nuevo aniversario de la Noche de los Lápices, que recuerda el secuestro y desaparición de un grupo de estudiantes platenses durante la última dictadura cívico militar.
"Los lápices siguen escribiendo" es el lema que congrega y sintetiza la lucha por mantener viva la memoria de los jóvenes desaparecidos. La Capital dialogó con docentes de escuelas públicas y privadas, quienes coincidieron en la importancia de que la agenda de los derechos humanos, y la de la Noche de los Lápices en particular, esté presente en la formación de los alumnos. Y hasta recomendaron materiales para trabajar el tema en el aula. Alumnos del Politécnico opinan también sobre la participación de los jóvenes en las escuelas.
"Creo que cualquier hecho histórico del pasado reciente que apunte a trabajar con los alumnos y alumnas la idea de valorar y valorizar la importancia de la democracia y los derechos humanos debe ser tratado en las escuelas", sostiene Josefina Baster, docente de primaria de la Escuela Vivir y Convivir y psicóloga social. Maestra de 4º y 5º grado de la primaria, cuenta que trabajó en clases en profundidad el último golpe de Estado en la Argentina y que lo sucedido con los estudiantes platenses "es un hecho que se menciona dentro de los tantos y muy significativos, que sucedieron en ese período". Entre los materiales que propone para hablar de la dictadura, menciona los documentales de Canal Encuentro, como "Historia de un país", disponibles tanto en la web del canal como en YouTube.
Hernán Allo es docente de historia y formación ética de la Secundaria 422 y de la Técnica 550 de Granadero Baigorria y desde hace años trabaja en las aulas los temas vinculados con los derechos humanos. Hace tres años, junto a la profesora Mariana Rossi, acompaño a sus alumnos a la Legislatura en la presentación de un proyecto de expropiación de La Calamita, un centro clandestino de Baigorria.
"La Noche de los Lápices es tanto un contenido de historia como de derechos humanos y debe tratarse en la escuela, es el terrorismo de Estado hacia los distintos movimientos políticos y sociales juveniles, es pensar a la juventud organizada hacia el interior de la escuela (como los centros de estudiantes) y hacia afuera (acción social y política)", afirma el docente. Agrega que este abordaje permite también "habilitar la acción política e ideológica de los jóvenes y adolescentes sobre el pasado reciente y la actualidad".
El profesor de Baigorria recuerda que, al menos desde que es docente, todos los años reflexiona en clases sobre el secuestro y desaparición de los adolescentes platenses en septiembre del 76. Y que, más allá de que los derechos humanos hoy sean temas de la currícula, hubo docentes que habilitaron esas reflexiones en su adolescencia y juventud.
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Foto: Francisco Guillén / La Capital
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Foto: Francisco Guillén / La Capital
Sujetos activos
"El tema lo he trabajado con compañeros en el aula, desde el arte, la música, el cine, los testimonios, el pasado y el presente. Invitándolos de alguna manera (a los alumnos) a que sean actores políticos activos, que activen los centros de estudiantes y se involucren, aunque sea desde hacer visible el entorno que los rodea", propone Allo. Noticias, material de la web, entrevistas a sobrevivientes y la película La Noche de los Lápices de Héctor Olivera (1986), son puntas que menciona como posibles líneas para llevar el tema a la escuela.
Por su parte, docentes de la Eempa Nº 1.165 José Hernández coincidieron en recomendar la película de la década del 80 —también disponible en YouTube— para abordar el tema. Pero aclaran que "debe ser tratado en los últimos años del colegio secundario y con los centros de estudiantes, porque tiene que ver con alumnos desaparecidos que reclamaban por el medio boleto, para que no vuelva a pasar".
"Se deben desarrollar primero los temas de terrorismo de Estado, dictadura, desaparición forzada de personas y luego ver la película La Noche de los Lápices. Y poder rastrear esos elementos para tratarlos, dialogar y reflexionar en un debate posterior", agregan los docentes de la Eempa de Jujuy al 1900.
Adolescentes en marcha
Esta semana el Centro de Estudiantes del Politécnico organizó una serie de actividades para recordar lo sucedido en La Plata, entre ellas la realización de un gran mural en uno de los patios cercanos a calle Ayacucho: un largo paredón pintado de negro, algunas estrellas, lápices y el recuerdo de los 41 años que se cumplen de la trágica noche. "Nunca habíamos hecho una semana completa con los alumnos para tratar el tema, sobre por qué es tan importante para nosotros, como estudiantes, la Noche de los Lápices", cuenta Azul, alumna de 5º año del Poli. Y sobre los chicos platenses agrega: "Ellos estaban luchando por derechos que hoy tenemos, como el medio boleto".
"Lo que tratamos de hacer —agrega Agustín, presidente del Centro del Poli— es pasar por los cursos y tratar de instalar el tema. Hay muchos docentes que se prestan, otros que no, pero en general es un tema que en estas épocas se llega a discutir más, donde los derechos humanos están tan nombrados por lo de Santiago Maldonado". Para el estudiante de 6º año, hoy hay temas vinculados a los derechos humanos "que se los está queriendo cuestionar de nuevo y entonces se instalan discusiones que estaban saldadas".
"Por eso —agrega— entendemos que como Centro de Estudiantes no nos podemos quedar quietos como si nada pasara. Y si se vuelven a reabrir esas discusiones lo hacemos pero volvemos con nuestros argumentos sobre la mesa. Por eso el 16 de septiembre nos llama tanto. Porque eran estudiantes como nosotros, que luchaban por reivindicaciones como las nuestras, con nuestra edad. Y no se los llevaron porque sí: se los llevaron por militar, por pensar distinto y por luchar por sus banderas. Cosa que nosotros hoy hacemos en democracia y lo podemos hacer justamente gracias a las luchas por los derechos humanos que algunos tanto cuestionan".
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Foto: Francisco Guillén / La Capital
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Foto: Francisco Guillén / La Capital
Marcados y chupados en una larga noche
La propia patota de la policía bonaerense conducida por el represor Ramón Camps bautizó Noche de los Lápices al operativo realizado la noche del jueves 16 de septiembre de 1976, donde un grupo de estudiantes secundarios del Normal 3 de La Plata fue arrancado de sus casas y llevado a un centro clandestino de detención. Sus nombres: Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ungaro, Daniel Racero y María Clara Ciocchini. Eran militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y estaban "marcados" desde hacía un año, cuando habían participado de movidas por el medio boleto estudiantil. Tenían entre 16 y 19 años y fueron sometidos a torturas y vejámenes en distintos centros clandestinos, donde incluso tuvieron que asistir en los partos realizados en cautiverio, tal como se relata en el libro de María Seoane y Héctor Ruiz Núñez. Cuatro sobrevivieron: Patricia Miranda y Emilce Moler, secuestradas el viernes 17; Pablo Díaz, "chupado" el 21, el Día de la Primavera; y Gustavo Calotti, quien si bien había terminado el secundario, fue secuestrado días antes y padeció torturas igual que el resto de los chicos.
Pero la represión contra estudiantes secundarios se dio en todo el país y se extendió por varios meses. En Rosario, lo padecieron decenas de adolescentes que pasaron por los centros clandestinos y cárceles cuando tenían 15, 16 o 17 años. Como recordó a este diario Jorge Palombo, quien en esos años militaba en la UES de Rosario, la ola de secuestros comenzó en junio del 76, donde comenzaron "a caer decenas de compañeros". Una larga Noche de los Lápices que se extendió al menos hasta los primeros meses del 77.
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Foto: Centro de Estudiantes del Politécnico
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Foto: Centro de Estudiantes del Politécnico