Lo primero es comer. Pensar urgente un plan para llenar la panza de esa mitad de la población infantil que vive en la pobreza. Sin eso resuelto, no hay proyecto educativo posible. Así entiende la educadora Adriana Puiggrós la agenda inmediata que deberá encarar el gobierno que asuma a partir del 10 de diciembre de 2019, sea la actual gestión o una nueva surgida desde la oposición.
Doctora en Pedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y expresidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación, Puiggrós es autora de varios libros sobre política educativa, entre ellos Imperialismo y educación en América Latina, Qué pasó en la educación argentina, De Simón Rodríguez a Paulo Freire, Educación para la Integración Iberoamericana y Adiós Sarmiento.
La educadora caracteriza a la política desarrollada por Esteban Bullrich y Alejandro Finocchiaro como "la gestión de la ilegalidad" y de la "desestructuración del sistema". Y cuestiona, entre otras cosas, el incumplimiento de la paritaria nacional docente.
—Lo primero es la salud y la alimentación de los chicos. Ese es el tema número uno. Armar un dispositivo sanitario urgente y de rearmado del menú y la cantidad de alimentos.
—Como primer punto de la agenda educativa.
—Sí, estoy hablando de la agenda educativa, porque no se puede hacer ninguna otra cosa si los chicos no comen. Por eso el primer punto es el nivel de vida de los chicos. Segundo el estado de las escuelas. Hay que hacer un programa nacional de reparación de escuelas. Después se pueden construir nuevas, pero primero arreglar las que están. Y cosa por cosa: gas, electricidad, estado de los edificios, calefacción. Todo. En tercer lugar está la capacitación de los docentes, porque hace casi cuatro años que no se capacita a los docentes y la que hay es totalmente deficitaria. Que cumplan con la ley nacional, con capacitación gratuita, en servicio y obligatoria.
—La actual gestión tenía el objetivo, incumplido, de construir 3 mil jardines de infantes.
—Me acuerdo y hay que cumplirlo. Pero si no se pueden hacer 3 mil lo que hay que hacer es reparar los que hay y garantizar que se cumpla la obligatoriedad hasta los cuatro años. Y que el Estado garantice que los niños de tres años tengan salas a dónde ir. Pero primero que empiecen por reparar lo que hay.
—¿Qué fue lo peor que se hizo en estos cuatro años en materia educativa?
—Intentar desestructurar el sistema, con muchas acciones como cerrar los institutos de formación docente, lo que pasó con el cierre de las escuelas del Tigre, los comerciales para adultos, el desfinanciamiento general del sistema y, en primer lugar, desconocer la paritaria nacional.
—El gobierno nacional cuestionó la utilidad de la paritaria nacional salarial y la dio de baja ¿Cuál es tu mirada?
—A mí eso me parece muy grave, porque el derecho a la educación, al trabajo y a la huelga son derechos constitucionales que solo se pueden resolver en un lugar específico de la política, que es la paritaria. No hay una resolución teórica sobre qué derecho es más importante que el otro. Eso tiene resolución en la paritaria y la convención colectiva de trabajo está garantizada por la ley, con lo cual hay un incumplimiento de la ley y una ruptura intencional del vínculo con los docentes, poniendo a los maestros en un lugar de culpabilidad.
—¿Hay algo para rescatar de la actual gestión educativa?
—No. Es la primera vez que digo que no hay nada para rescatar. Porque incluso con gobiernos frente a los cuáles he sido muy crítica siempre hay algo para rescatar y la prueba está en los artículos que he escrito. Pero con este gobierno no hay absolutamente nada para rescatar, porque la idea central de este gobierno, que es la del neoliberalismo, es la desestructuración de los sistemas educativos para abrir el espacio al gran mercado de la educación que crece en el mundo.
—A grandes rasgos, ¿Cómo se puede caracterizar a la política de Bullrich y Finocchiaro?
—Es la gestión del incumplimiento de la ley, de la ilegalidad. Así la denominaría. La gestión de la desestructuración del sistema. La gestión del mercado y de las corporaciones ingresando a la educación pública y privada.
—Al comienzo de la gestión de Cambiemos, alertabas sobre la presencia del mercado en la educación ¿Esto se mantuvo?
—Esto se mantuvo y se profundizó. Podríamos decir que se pasó de la intromisión del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con oficinas adentro del Ministerio de Educación en la época de Menem, a lo que hay ahora en la época de Macri, con la presencia directa de las corporaciones editoriales, informáticas, mediáticas y aquellas que producen paquetes de contenidos. Actúan de manera directa con funcionarios de Educación nacionales y de algunas provincias.
—Hace un año, en un artículo para Página 12 ("La educación y los mercaderes del tiempo") hablabas del avance de las corporaciones del entretenimiento, como Netflix, sobre los tiempos.
—Sí, ahí citaba a Reed Hastings, el CEO de Netflix, que decía que su principal competencia no era tanto Amazon o HBO sino el sueño, el tiempo de descanso. Porque las corporaciones avanzan sobre todo el tiempo de las personas. El tiempo libre ya lo acapararon. Y también las farmacéuticas avanzaron sobre el sueño, porque todos estamos durmiendo con elementos que nos proporcionan las farmacéuticas. En los adultos cada vez mas, pero también avanzan sobre los niños las farmacéuticas. Por eso lo que dijo el CEO de Netflix fue importante, porque quieren capturar no solo nuestro tiempo libre sino nuestro sueño.
—¿Pondrías un alerta sobre el avance sobre los tiempos pedagógicos?
—Claro. Yo creo que lo importante es entender que la educación nunca cierra del todo. Hay pueblos que han quedado aislados de la corriente general de la historia, pero en nuestra historia no hay experiencias de que hayamos quedado varados en algún momento. En las generaciones siempre ha habido alguna falla en la transmisión de la cultura. Eso es una garantía de que por más que las corporaciones y sus tecnologías intenten cerrar totalmente la conformación de un sujeto a imagen y semejanza de su modelo, esto en algún momento falla. Y falla cuando el vínculo es entre docentes y alumnos, entre humanos, entre diferentes generaciones. Porque si el vínculo es entre la computadora y el alumno como cliente ya no es un proceso educativo, hablamos de instrucción o adiestramiento. Pero si me hablás de educación, la historia demuestra que ella es una garantía de que hay muchos otros futuros posibles.
—Este año se cumplen 250 años del nacimiento de Simón Rodríguez ¿Qué parte de su legado sirve para recuperar en estos tiempos?
—Justamente lo que decía Simón Rodríguez era "o inventamos o erramos", porque le daba toda la posibilidad a la educación de abrir espacios para la imaginación. Esto es muy importante, porque vivimos en una época de pronósticos catastróficos que tienen bastante que ver con las posibilidades. La catástrofe es posible pero no segura. Tampoco sabemos qué probabilidad hay de algún tipo de catástrofe. Todos los días nos tratan de mostrar una catástrofe y frente a eso uno debería ir a refugiarse en un rincón, mientras que la educación dice otra cosa. La educación te dice: "No te refugies en un rincón, imaginar es posible". Bueno, eso es lo que diría Simón Rodríguez.