Temas de agenda
Más allá de las problemáticas específicas que afrontó y afronta cada escuela, se puso de manifiesto la existencia de una agenda común que convoca a todas las organizaciones estudiantiles secundarias. Los temas compartidos son: la generación de una conciencia ambiental, la implementación plena de la Educación Sexual Integral (ESI), la lucha contra la violencia de género, el respeto por los derechos humanos, la demanda de una infraestructura óptima en las escuelas, y la militancia por la ley del voto joven y de conectividad.
En cada escuela, las cuestiones de género son atendidas por los centros de estudiantes quienes asumen el compromiso de acompañar a las chicas que transitan situaciones de violencia. Los protocolos existen, se actualizan y los estudiantes trabajan para activarlos cuando es necesario y que no queden en letra muerta. Como respuesta a esta problemática, la mayoría de ellos destacaron la necesidad de una ley provincial de ESI y su plena implementación como un tema pendiente que requiere de una solución urgente.
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Los chicos y chicas del Politécnico militaron por el comedor propio.
Celina Mutti Lovera
El diálogo con La Capital, los chicos y chicas del centro de estudiantes de la Gurruchaga dieron cuenta de esta demanda. Sobre los temas que más se debaten en la escuela de Salta 3439, sus dirigentes afirmaron que hay dos banderas que la organización estudiantil lleva bien en alto: el feminismo y los derechos humanos. “A medida que fueron pasando los años nos vimos en la necesidad de ir contextualizando, adaptándonos en los proyectos de militancia secundaria. En 2018, con la ola feminista y el debate sobre el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, las pibas y disidencias de la Gurru nos encontramos en la necesidad de profundizar en los espacios de contención, en la ESI, y la creación de una comisión de Género”, dijo Sofía Hernández Salamanca, su presidenta.
Los temas de infraestructura también ocuparon la agenda en muchas escuelas. Los estudiantes reclamaron a la cartera educativa la instalación de gas para un óptimo desarrollo de las jornadas escolares, y en algunos casos específicos, como el de la escuela Guido y Spano, el reclamo fue en defensa del propio edificio escolar frente a la posibilidad de pérdida del espacio. “Ahora nos ocupa las instalaciones de la escuela, estamos militando un proyecto de ley para que se expropie el edificio donde estamos cursando, porque si esto no sucede no sabemos dónde vamos a ir a parar”, decía Juana Madussi, presidenta del centro de estudiante, y explicaba que el inmueble de Córdoba al 2600 se alquilaba desde hacía mas de 90 años, pero que a comienzos de este ciclo lectivo recibieron la noticia de su inminente venta, lo que puso en riesgo la continuidad de la escuela. La resolución de este conflicto fue favorable a toda la comunidad educativa de la Guido y Spano, cuando el 28 de julio se votó en el Senado de Santa Fe en favor de la expropiación del edificio. Un proyecto ampliamente defendido por los chicos y chicas de la organización estudiantil.
Los temas de infraestructura también fueron y son importantes para los estudiantes del Politécnico, que militaron en reclamo del comedor dentro de las mismas instalaciones escolares, con el objetivo de que los alumnos que cumplen doble jornada puedan beneficiarse con un almuerzo accesible a todos.
A lo largo del año hubo otros reclamos específicos, como el del centro de estudiantes del Normal Nº 1. Su presidenta, Sofía Vidondo, le puso voz a la principal reivindicación del estudiantado: la recuperación de la titulación en lenguas vivas. “Reclamamos que en el título que recibimos haya constancia de los otros idiomas que estudiamos durante 8 horas semanales, porque incluso tenemos exámenes departamentales. Pedimos este reconocimiento porque en un futuro nos puede servir para encontrar un buen trabajo y estar bien posicionados donde sea que lo decidamos”, pedía Sofía.
Los centros de estudiantes estuvieron presentes y tuvieron protagonismo en el abordaje y resolución de cada una de estas problemáticas escolares. A través de sus organizaciones, alumnos y alumnas convocaron a asambleas para dar a conocer, debatieron las acciones pertinentes, organizaron actividades y activaron las peticiones a las autoridades correspondientes. Una verdadero ejercicio de ciudadanía que tomó forma en el espacio escolar.
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“Nos preocupa qué estudiar a futuro, hay mucha incertidumbre sobre qué hacer”, decía el presidente del centro de estudiantes de la Juana Elena Blanco.
Sebastián Suarez Meccia
Militancia y transformación
“Creemos que la política es una herramienta de transformación. Entendemos que la organización estudiantil que estamos llevando adelante en la escuela y en la Red Nacional de Centros de Estudiantes es profundamente transformadora porque estamos generando espacios y luchando por derechos. De otra manera sería imposible lograr esa unidad de concepción y de acción para que los pibes y las pibas de diferentes lugares del país se organicen”, decía Manuel Monsalve, presidente del centro de estudiantes de la Escuela Bernardino Rivadavia, y con estas reflexiones daba inauguración a la sección Pido la palabra. El chico hablaba de la política y del ejercicio de la militancia como herramientas de transformación. Una idea que luego se reiteraría en la mayoría de los dirigentes estudiantiles secundarios que se pronunciaron después de él.
“La militancia refuerza el compromiso con algo más grande que vos”, dijo a su turno Teo Nardelli desde el centro de estudiantes del Politécnico, para destacar el valor de la organización estudiantil. Y agregaba: “La militancia me fue dando ese sello de pertenencia y ese ejercicio de pensar en el otro. Los cargos no son individuales, yo me postulo porque tengo muchas ganas de ayudar a otro, de estar ahí, de dar una mano en los problemas que surjan”.
Por su parte, Mateo Fuentes, vicepresidente del centro de estudiantes de la Gurruchaga, también abonaba la idea de que con la militancia es posible transformar realidades, y afirmaba: “Militar te cambia la vida y le cambia la vida a los demás”.
La valoración de los espacios colectivos y la organización con objetivos solidarios, se destacaron como el común denominador en los discursos de quienes conducen las agrupaciones estudiantiles. “Participar del centro de estudiantes te saca de tu burbuja de privilegio, podés conocer las situaciones que atraviesan otros compañeros. La organización sirve para alzar la voz y luchar por los compañeros que por distintos motivos no pueden”, decía Julieta Espíndola, en su rol de presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Nº 570 “Julieta Lanteri”, y sumaba: “Cuando entrás a un centro de estudiantes y tus compañeros comparten formas de pensar y tienen las mismas ganas, entonces esa lucha ya comienza a ser colectiva. El centro también te abre a conocer personas que tal vez no piensen como vos, o situaciones distintas a la tuya”.
Frente a los detractores de la militancia estudiantil, los chicos y chicas ofrecieron argumentos sólidos a la hora de explicar la importancia de avanzar en la organización para el logro de proyectos colectivos. Como Sofía Hernández Salamanca de la Gurruchaga, que dijo que el desprecio por la participación política es el equivalente a un “ir para atrás”. Y concluyó: “Es un volver a años anteriores, ya sea a la dictadura, a los 90 o al neoliberalismo de Macri, donde hubo una supresión de la política como herramienta. Para nosotros la política es sinónimo de representatividad y de buscar lo que pide y necesita la mayoría”.
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La valoración de los espacios colectivos es un común denominador.
Silvina Salinas
¿Qué les importa a los jóvenes?
A la pregunta de porqué algunos adultos creen que a los jóvenes no les importa nada, Juana Madussi, presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Guido y Spano, no duda en aseverar que “quienes piensan de ese modo no conocen a los jóvenes, están desesperanzados y se las agarran con nosotros”.
Los chicos y chicas debaten dentro y fuera de la escuela sobre todas aquellas cuestiones que les competen como ciudadanos, especialmente aquellas a las que reconocen como materias pendientes en el ejercicio de sus derechos. La violencia que atraviesa a la ciudad, las desigualdades sociales y las posibilidades de proyectarse a futuro, entre otras cosas, fueron identificados por ellos como temas que no les son indiferentes.
“Nos preocupa qué estudiar a futuro, hay mucha incertidumbre sobre qué hacer. Está bien que nuestras universidades son públicas y gratuitas pero el qué estudiar es una preocupación”, indicaba Yago Chandia, presidente del centro de la Juana Elena Blanco. Por su parte, Mateo de la Gurruchaga decía: “Como sujetos políticos tenemos inquietudes y anhelos respecto a la realidad que nos toca vivir. Como estudiantes nuestra mayor preocupación es la educación, que es un derecho que muchas veces se ve afectado o directamente violado. Creemos firmemente que el rol del Estado tiene que ser el de brindar las herramientas para que todes les pibis del país puedan acceder a una educación de calidad. Por eso, una de nuestras funciones más importantes es acercar las políticas públicas a les estudiantes, tanto de la Gurruchaga como de cualquier otra escuela de la ciudad, para que nadie se quede afuera del sistema educativo. Tenemos en claro que luchamos por la igualdad y que la educación iguala”.
La escalada de violencia en las calles de Rosario también forma parte de las preocupaciones de los adolescentes. Sobre este tema se pronunciaron los chicos del centro de estudiantes del Colegio San José, que en el mes de abril salieron a las calles en reclamo de justicia frente al asesinato de un miembro de su comunidad educativa. “La inseguridad que estamos viviendo es uno de los temas que más nos preocupan. Creo que los chicos de 13 a 18 no estamos teniendo una adolescencia entre comillas normal, porque todo el tiempo salimos a la calle con miedo a que nos roben. O peor, a no volver a casa. Como jóvenes y estudiantes pedimos más seguridad, no queremos olvidar lo que pasó con el compañero David que fue asesinado en una balacera. En nombre del centro de estudiantes y de la escuela seguimos pidiendo justicia por David y por todas las víctimas que hay día a día en esta ciudad”, dijo Franco Mozzi, uno de los presidentes del centro de estudiantes de la tradicional escuela técnica de Roca 150.
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Dos grandes causas de la militancia estudiantil secundaria: la aprobación de la ley de voto joven y de conectividad.
Silvina Salinas
Los adolescentes también se pronunciaron sobre los pendientes que los distintos niveles del Estado tienen con los chicos y chicas santafesinas. Reclamaron a las autoridades de la provincia la sanción de la ley de voto joven y a la nación, la ley de conectividad. Dos proyectos que se presentan como las grandes metas para quienes integran la Feser y el ReNaCe. Al respecto, Lucas del Pino, presidente del centro de estudiantes de la Técnica Magnasco, afirmaba que el compromiso de la organización que preside, trascendía la agenda local para militar proyectos mas globales como el de la ley nacional de conectividad. “Desde ReNaCe, del que somos parte, estamos militando el proyecto de ley que propone que Conectar Igualdad deje de ser un programa y pase a ser ley con un presupuesto fijo del 0,35 por ciento del producto bruto interno (PBI). El proyecto no solo contempla el acceso a computadoras por parte de los estudiantes, sino también la creación de aulas digitales en las escuelas y la capacitación docente en áreas vinculadas al uso de las nuevas tecnologías”, explicaba.
Otra causa que los impulsa a la militancia es la sanción de ley de voto joven, un derecho que les pertenece y por el que reclaman a la legislatura provincial. “Dicen que nosotros somos el futuro del país pero no nos dan las herramientas necesarias para que lo seamos. Por ejemplo, somos la única provincia que aún no ha conseguido el voto joven, lo venimos luchando desde hace bastante pero no nos escuchan. Nosotros sabemos debatir sobre la realidad del país”, reclamaba Lourdes Zabala, presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Jorge Cura, y con sus declaraciones se permitía denunciar las contradicciones del mundo adulto.
De claustros abiertos
Una universidad anclada a la realidad del país y comprometida con las necesidades reales de la población, es el deseo que manifestaron los y las dirigentes de distintas agrupaciones estudiantiles universitarias, que con distintas historias y matices ideológicos, también aportaron miradas.
Los referentes de los centros de estudiantes de 6 facultades de la universidad pública, sumaron sus voces a Pido la palabra para dar a conocer las convicciones que orientan sus acciones y los desafío que creen debe afrontar la educación superior.
“Estamos en momentos muy complejos como país, no podemos perder de vista la realidad social que atravesamos. Sueño que mucha más gente llegue a la universidad, pero no a cualquier universidad, sino a una que esté comprometida y formada para los desafíos y realidades de su época. Que sea contextual y sepa leer el tiempo que atraviesa el país”, decía Flor del Alba Cruz, la chica que desde la Franja Morada preside el centro de estudiantes de la Facultad de Ciencia Política.
En este mismo sentido se expresaba Celeste Cabañas, presidenta del centro de estudiantes de la Facultad de Psicología desde la agrupación Pulsión: “Hay un montón de gente de barrios vulnerados que no llegan a la universidad, pero que con sus impuestos financian la educación superior. Entonces a nosotros como militantes nos queda devolverle al pueblo un profesional de calidad y a la altura de poder resolver problemáticas y demandas de la sociedad”. Desde la Facultad de Arquitectura, los estudiantes también trabajan por una universidad que responda a los desafíos del contexto y que sea crítica de la realidad presente para poder transformarla. El debate presente sobre “para quienes se hace arquitectura y para quienes se construye la ciudad”, da cuenta de esa voluntad de anclarse y de responder a las necesidades de las mayorías. “Soñamos con una universidad donde podamos tener una formación crítica de la realidad que vivimos y estar al servicio de las necesidades que tiene la gente. Donde los universitarios seamos una parte fundamental de ese proceso de transformación. Y donde podamos discutir cada cosa que nos afecta como estudiantes y como parte del pueblo argentino”, sostenía Claudio Cointry, que desde la agrupación Alde conduce el centro de estudiantes.
La idea de abrir los claustros y aprender en territorio, es un trabajo que desde hace tiempo realiza la agrupación Mate cocido que conduce el centro de estudiantes de la Facultad de Humanidades y Artes. Por fuera del edificio con sede en Entre Ríos al 700, los estudiantes Martu Aguirre y Marco Zilli hablan del trabajo junto a la organización social Libertador San Martín, una cooperativa de barrio Molino Blanco, donde se desarrollan clases de bellas artes, música, género y apoyo escolar, con la perspectiva de aunar estos espacios en un gran taller de educación popular. Prefieren no hablar de actividades de extensión sino más bien de una articulación de conocimientos, para darle lugar y valor a la creación del pensamiento popular “que se construye ahí, en el barrio”.
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Una universidad anclada a la realidad y abocada a la resolución de las problemáticas sociales, es la meta a seguir.
Los desafíos
A la hora de identificar los desafío de la universidad pública, la militancia estudiantil habla de la necesidad de trabajar en “inclusión y calidad”.
A respecto, desde la agrupación 83, el presidente del centro de estudiantes de la Facultad de Derecho, Juan Cruz Spizzo, hacía referencia al impacto que tuvo la crisis sanitaria como un momento muy complejo de la universidad pública y manifestaba que “la pandemia logró acercar la universidad a distintos puntos del país y volvernos una propuesta atractiva que compita con el mercado que hay en la educación”. El estudiante de abogacía destacaba la necesidad de aggiornarse a las nuevas necesidades, para revalorizar la conquista de la educación pública en el país.
Por su parte, los chicos de la agrupación Gradiente que conduce el centro de estudiantes de la Facultad Regional Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) también se manifestaron en favor de fortalecer la calidad de la educación superior. “Que la calidad académica sea cada día mejor en la universidad pública es algo que llevamos como bandera”, decía Facundo Puras, y apuntaba sobre la necesidad de nuevas miradas desde los espacios académicos. Un plus que cree aporta su agrupación: “Creo que la mirada medioambiental muchas veces se deja de lado en la agenda de un montón de agrupaciones. Gradiente tiene esa impronta ambiental” .