Acaso por eso, Gabriela Larralde se convirtió de grande en una estudiosa de la literatura para la infancia. Una investigadora tenaz que recopila textos de todo el mundo y revisa los pliegues de la escritura porque sabe que nombrar algo o dejar de hacerlo, es la diferencia entre que algo exista o se vuelva invisible.
En su nuevo libro Diversidad y género en la escuela. 150 libros y recursos TIC para abordar la Educación Sexual Integral (ESI), publicado por Ediciones Paidós, la licenciada en ciencias de la comunicación se propone dos grandes desafíos: brindar a los docentes una extensa guía de cuentos y materiales didácticos para trabajar la ESI en los establecimientos educativos y construir una poética del género, "una manera de leer activa y revolucionaria", que cuestione, que interrogue los textos y que proponga una nueva forma de pensar y leer la literatura para la infancia.
Construir desde los libros
En los cinco capítulos de la publicación, diversidad, género, familias, afectividad y cuidado del cuerpo (que a la vez se dividen en subtemas) Larralde explica y contextualiza esos conceptos y luego, sobre cada uno de ellos, propone una prolífica bibliografía infantil con títulos nacionales y extranjeros para trabajar con los estudiantes en el aula. El gran logro del libro es esa extensa recopilación de obras pero sobretodo, la mirada rigurosa y detallista con la que la investigadora examina ese listado de publicaciones. Lo hace desde una perspectiva de género pero también social y política, que se enfoca en la idea de desarmar estereotipos y deconstruir formas arcaicas de pensar el mundo. Un análisis que cobra especial relevancia en estos días en que personajes como Abel Albino (presidente de la Fundación Conin) insisten en que la mujer tiene como destino ser madre, mirar novelas y hacer corte y confección y algunas cadenas de supermercados, como Carrefour, persisten en campañas publicitarias donde las nenas son eternas cocineritas.
En cada libro "el discurso, la forma de nombrar, de mostrar, de decir y no decir, cómo se dice y quién lo dice, es poder en sí mismo, funciona como verdad de una época (...) y genera representaciones válidas que circulan en la niñez", señala Larralde en la introducción. Antes de finalizar cada apartado la autora propone una variedad de recursos pedagógicos para trabajar en el salón, que van desde sitios web, canciones, películas, cortos animados y programas de tv hasta videojuegos, videoclips y cuentas de activistas en Instagram.
Para armar esta guía de obras literarias infantiles, Larralde se valió de la investigación que había realizado en 2014 para su primer libro Los mundos posibles. Un estudio sobre la literatura LGBTTTI para niñxs, en el que trabajó con una selección de obras principalmente extranjeras, de España, México, Estados Unidos y Francia, porque la experiencia nacional en temas de diversidad era todavía escasa. La autora señala que desde 2014 para acá "hubo un gran auge en el mercado argentino y rioplatense de este tipo de títulos" y entonces pensó en este libro, atravesado por los ejes que plantea la ESI. "Yo nunca dejé de investigar, nunca dejé de leer libros para la infancia porque es lo que a mí me gusta hacer", cuenta Larralde y explica así cómo incluyó una gran cantidad de textos nacionales en esta nueva publicación. Entre esos libros están: Barbie & Milo, una historia de amor, de Kari Tinnen y Mari Kanstad Johnsen (Buenos Aires: Niño Editor, 2017); Historia de un amor exagerado, de Graciela Montes (Buenos Aires: Colihue, 1995); La niña del canal, de Thierry Lenain; ilustraciones: Anne Victoire (México, DF: Fondo de Cultura Económica, 2000); Mamá me vino, de May Serrano; ilustraciones: Julia Serrano; coordinación: Marta Serrano (Buenos Aires: Madreselva, 2015) y Monstruo Rosa, de Olga de Dios (Alagón, Zaragoza: Apila, 2013), cuenta la historia de un monstruo peludo y rosa que nace en un lugar donde nadie es como él o ella (no sabemos su género).
—¿Por qué es importante o recomendable que los docentes accedan a este libro?.
—Cuando yo pensé en este proyecto no lo pensé solamente como una guía de libros, lo que yo intenté diseñar y, ojalá se pueda leer así, es una herramienta, una manera de cómo leer la literatura para la infancia. Lo que hice fue seleccionar libros y mostrar una forma de leer que no es pasiva, que es activa y revolucionaria, que puede transformar muchas de las situaciones que se dan en el territorio. Básicamente es preguntarse y preguntarle al texto un montón de cuestiones relacionadas al género, la sexualidad, la diversidad, las clases sociales, la economía y la política. Es tomar un libro y ver qué familia se plasma en ese libro, quién es el que está trabajando (y uso el masculino porque es lo que pasa en la mayoría de los casos), quien es la que se queda en casa, de qué se habla, cómo se habla de lo que se habla. Es poder hacer un repaso de las distintas cuestiones mientras se disfruta el libro y no simplemente tomarlo como algo dado y repetirlo sin poder intervenirlo. Lo que espero que pueda quedar de esta lectura es una herramienta, como si fuese un crisol por donde ver los libros, para que cualquier docente pueda leer cualquier libro o narrativa para la infancia desde esta óptica a la que le puse como nombre una poética del género.
—Señalás que la literatura, como arte, puede ser la llave para entrar a las cuestiones de género, diversidad y sexualidad en la escuela.
—Me interesa mucho pensar en este libro a la literatura no solamente como un recurso, como un medio para llegar a otro fin. Muchas veces me encuentro con que en la ESI se trabaja con cuadernillos más vinculados a lo médico, psicológico, biológico. Y el arte, los libros, pasan a ser un recurso accesorio a la aplicación de la ley. Yo creo que hay cambiar la forma en la que pensamos la construcción de conocimiento en relación al arte. A diferencia del conocimiento científico o tecnológico, el arte involucra a los sentimientos, a las sensaciones, a las experiencias propias, a las particularidades y creo que eso es fundamental cuando estamos pensando en sexualidad, en diversidad y en género en las escuelas. Por ejemplo, la novela "Una delgada línea rosa" de Annalisa Strada, cuenta el caso de una chica adolescente de 16 años que queda embarazada y ella tuvo educación sexual. Pero cuando ella está con un chico en su primera relación sexual, el chico le pregunta si corren riesgos. Ella piensa que él se está refiriendo a si es posible que alguien los vea mientras están teniendo relaciones en el vestuario. Ella interpreta eso por los nervios y él interpreta que ella está tomando pastillas y que por eso no corren riesgos. Acá aparece la comunicación, algo que no lo puede tratar la biología, ni se puede tratar en una clase donde te enseñen cómo poner un preservativo. Tiene que ver con otra instancia, con el contexto, con la comunicación y con poder recuperar aspectos de lo sensorial, de lo sensitivo. La chica escucha una cosa, piensa otra y ese tipo de cosas el arte las pone sobre la mesa, no las expulsa, las hace parte de la construcción del conocimiento acerca de un tema.
—¿Es fácil para los maestros acceder a los contenidos que vos proponés?
—Yo propongo dos tipos de contenidos. Por un lado libros y sí, fue una exigencia para mí que sean de producción o distribución nacional, o sea que se encuentran en las librerías. Ahora ¿puede todo docente comprar esos libros? No, posiblemente no lo pueda hacer, pero muchos de estos libros están subidos a la web o se encuentran en canales de Youtube. El otro material que yo comparto son las Tics y esos recursos sí están en internet, están disponibles de manera gratuita. Son videojuegos, cortos, canciones, películas, manuales del Ministerio de Educación.
—¿Qué políticas públicas existen actualmente para distribuir materiales que ayuden a los docentes a trabajar la ESI en la escuela?
—El programa ESI del Ministerio de Educación ha sido desfinanciado, no hay compra de libros para distribuir en las escuelas y los materiales, que son los cuadernillos oficiales que se entregaban, sé que no están llegando. Así que queda un poco a criterio de cada escuela buscar esos materiales en la web o no hacerlo, lo cual es un grave problema porque esta es una ley nacional con un programa nacional y aplicarlo o no, No puede quedar a criterio de una escuela ya sea de gestión pública o privada.
La posibilidad de publicar su libro con una editorial más grande como Paidós, genera en Larralde la expectativa de que la producción pueda llegar a todas las provincias. "Espero que este libro pueda ser una suerte de escudo, de amuleto, de espada para trabajar la ESI en las escuelas, ese es el deseo. Que pueda ayudar a los docentes que ya están trabajando o a los que quieren empezar a hacerlo. Ojalá este sea un libro "regalable" entre los maestros, que pueda construir un puente sororo para seguir creciendo y modificando las cosas dentro del aula".
>>> "Las infancias son mundos con menos barreras, me siento cómoda ahí"
Gabriela Larralde es escritora, investigadora y docente universitaria. Es fanática de la literatura para la infancia. Cuando se le pregunta por qué disfruta tanto esa lectura responde que no lo tiene muy claro, pero cree que tiene que ver con darse permiso para lo lúdico "que se va perdiendo cuando sos adulta. Las infancias son mundos con menos barreras y yo me siento cómoda ahí, juego". Licenciada en ciencias de la comunicación social (UBA) se especializa en el cruce entre literatura para la infancia, género y diversidad. Es autora de "Los mundos posibles. Un estudio sobre la literatura LGBTTTI para niñxs", publicado en 2014 por la editorial Blatt & Ríos, que más tarde se llevó a la pantalla de Paka Paka en formato de micros bajo el título "Cuentos de todos los colores". En 2018 publicó "Bestiario secreto de niñas malas". Su último libro "Diversidad y género en la escuela. 150 libros y recursos TIC para abordar la ESI" ya está disponible en las librerías de todo el país.