Es natural que los ríos vayan hacia abajo, la lluvia caiga del cielo, que los pájaros vuelen, y que los hombres se enamoren y como el obispo Bargalló es hombre, él también se enamoró de la señora Mavirí, formando una pareja, y embelesados por esa maravilla que es el amor, se fueron a pasear a la exclusiva playa mejicana de Puerto Angel y se alojaron en hotel cinco estrellas al módico precio de 500 dólares la noche. "¡Qué pecado terrible!" cometió el hombre que se ordenó de cura, seguramente en su juventud, convencido que podría soportar y aguantar ese anacrónico estado de celibato, sin practicar el amor. A esta altura de la civilización es evidente que el celibato no colabora en nada a los efectos de preparar y perfeccionar a una persona con función sacerdotal, cuya mision principal es aconsejar y conducir a su grey para que en la vida pueda formar una sólida y organizada familia y le ayude a sobrellevar todas las vicisitudes, problemas y fracasos, que a menudo se le presentan al común de los cristianos en el curso de sus vidas. Ya circulan fuertes vientos en todo el mundo para abolir el celibato; pero la Iglesia es muy lenta en su agiornamiento. Tardaron creo cinco siglos en cambiar la posición del cura en dar la misa de frente y no de espalda al público. Espero que este tema del celibato pueda ser tratado con más premura, aunque creo que hay un problema serio de dinero en la cuestión de la herencia de bienes conyugales, en caso de fallecimientos. Sería bueno también que un cura al estar en condición de casado con una mujer, conozca en forma directa y cotidiana la visión femenina de la vida y modere un poco la posición machista del varón.