Leonardo Sbaraglia vuelve a calzarse el traje de un héroe solitario en
“Sin retorno”. Después de “El corredor nocturno” y “Las viudas de los
jueves”, el actor regresó al cine junto a un elenco que también incluye a Federico Luppi,
Luis Machín y Ana Celentano. El filme,que se estrenó el jueves (ver página 2) relata el caso
de un hombre culpado injustamente por la muerte de otra persona en un accidente de tránsito.
—¿Qué te atrajo del guión?
—Me pareció excelente, uno de los mejores que leí. Creo que es porque te
va como carcomiendo, lastimando, te va doliendo. Y no es un dolor que te deja paralizado, sino que
te da la posibilidad de reflexionar.Te pone frente al espejo, ante una hipotética situación de
conflicto moral por algunos hechos extremos. En ese sentido creo que es una película que habla de
una justicia, no de la institución de Justicia, sino de la que tiene que tiene que ver con la
responsabilidad de cada uno frente a sus actos.
—¿Cómo incide esa reflexión ante un tipo de hechos que ocurren con
frecuencia?
—Creo que en ese sentido tiene que ver con la identidad moral de cada uno.
Y me parece que justamente no se centra en la cosa anecdótica por los damnificados por accidentes
de coches, sino que va más allá. Creo que puede ofrecer la alternativa de una metáfora en relación
a cómo hacer para poder ser más humanos.
—Si se considera la suerte diversa que tienen las operas prima ¿creés que en
Argentina se produce más de lo que se ve?
—Hay muchas películas muy buenas que están una semana en cartel y nadie
supo que existieron. Eso pasa mucho porque no hay apoyo promocional o por el eterno problema del
monopolio de exhibición de los tanques. Pero para una película argentina es complicado. En este
caso tenemos el apoyo de Telefé que garantiza una base importante de espectadores. Y el hecho de
tener actores conocidos también ayuda.
—Volvés a la televisión con “Lo que el tiempo nos dejó” y “Un año
para recordar”. ¿Qué te decidió por esos proyectos?
—La verdad es que me entusiasmaba acercarme a Underground. Me parece que
es una productora que hace cosas piolas. Me entusiasmaba tener esa alternativa. En el caso del
unitario me atrajo mucho la historia, me parece que es un ciclo que está buenísimo, que es como una
posibilidad desde la televisión que le contesten un poquito a la mayoría de cosas que se hacen en
la televisión.
—¿Las mediciones matan las buenas ideas?
—Es terrible el rating porque es como el pescado sin vender. Está jodido
porque parecería que no estamos hablando de cultura sino nada más que de un negocio. Yo entiendo
que la cultura en este momento está mediada en gran parte por el negocio, pero que sea tan obsceno
es un poco angustiante. En ese sentido no se cual sería la solución, pero el rating minuto a minuto
me parece atroz, descarnado, como si fuera una riña de gallos.
—¿Esa alternativa que mencionás es la que se opone a la que corre detrás del
rating?
—Me parece que sí, que tiene que ver con que quizás uno ve demasiado de lo
mismo. Desgraciadamente hoy está quizás un poco peor porque hace tiempo había muchos más programas
de ficción que ahora. Yo no tengo nada contra la gente que hace esa televisión, el tema es que es
muy difícil ver otra cosa. Por supuesto que hay otras alternativas, pero es jodido porque además
uno ve cómo se va deshumanizando esa gente adentro de esos contenidos, como se deshumanizan los
cuerpos. El tema es dónde está el límite de eso.