Febrero de 2015: momentos de incertidumbre, si los hay, como no hubo otros en la historia de nuestra Nación. La inconsistencia institucional, digamos que siempre existió bajo las distintas crisis donde la sociedad toda luchó siempre por salir adelante, desde la irracional puesta yrigoyenista, la Revolución Libertadora de 1955, la partida anticipada del Raúl Alfonsín de un gobierno sin timón, atosigado por sus propios detractores. Luego el flagelo menemista de los noventa, donde no quedó una pyme en pie, acompañada por la mutilación sistemática de la educación técnica, pero con un dólar sostenido que nos ayudó a mentirnos como nunca sobre un proceso económico nefasto de la rolutación liberal. Como si esto nos hubiera parecido poco, a fines de los 90 nos interpolamos con una Alianza de políticos mediocres, inexpertos e irresponsables donde dejaron un país en llamas para que en meses tuviéramos cuatro presidentes hasta una elección donde entre dimes y diretes asume un Kirchner carismático prediciendo el bien de los argentinos que habitamos estas tierras. Lo que sí se puede ver es que esta sociedad, crédula de tantos y de tontos nunca se dedicó a evaluar qué nos brindaron aquellos que pasaron por el bendito sillón de Rivadavia. Pero después de tantos golpes y ni siquiera me resumo a nombrar los años de la dictadura donde la viví, pero prefiero no juzgar; nosotros los argentinos recibimos un gobierno en el nuevo milenio con grandes esperanzas, por lógica se fueron dando algunos temas donde se avisoró un mejoramiento en la ciudadanía, donde más que conformidad había visión de mejoras a futuro. Pero como esto sucede en Argentina, a pocos años de este buen camino la visión se tornó precaria y lejos de estar en una senda sustentable, por el contrario, poco a poco se fue avisorando el peor proceso de corrupción de la historia poítica argentina en donde el ícono mayor es tener un vicepresidente procesado. Y siempre pensando en que no sólo es corrupto aquel que recibe coimas, lava dinero o se beneficia con el dinero de los ciudadanos, sino aquel que sobre procesos corruptos mira hacia un costado, y de eso estamos llenos en este gobierno. Negocios sobre obra pública, lavado de dinero y todo aquello que nosotros como simples ciudadanos no tenemos acceso a la información, mientras siguen en tren de creerse impunes a la Justicia. Como si esto fuera poco, hoy la muerte de un fiscal en forma dudosa nos pone en vilo de una crisis un tanto mayor. Cómo hemos hecho para aguantar tantos años. Quisiera que alguien me explique cuál es la fórmula por la cual continuamos; no por esto dejo de creer en la democracia, creo que es la forma institucional en la que deben vivir los pueblos, pero donde también debe existir el respeto y la buena voluntad, y la reponsabilidad de aquellos que tienen sobre sus espaldas dirigir un país lleno de oportunidades, como es Argentina.