El Vaticano dijo a los obispos de todo el mundo que deben convertir en prioridad terminar con los abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes. Por medio de una instrucción, se indicó a los purpurados que deben denunciar a la justicia ordinaria todos los casos que lleguen a su conocimiento, tanto sea que involucren a curas como a laicos.
“Esto dirá al mundo que hablamos en serio. Queremos ser un ejemplo de prevención y cuidado”, dijo un funcionario de la Santa Sede, que habló bajo condición de anonimato.
La carta está destinada a ayudar a cada diócesis a redactar sus propias guías estrictas, basadas en una aproximación global pero en línea con la legislación local.
En el documento, realizado por la Congregación de la Doctrina de la Fe, se da a las Conferencias episcopales un plazo de un año, hasta mayo de 2012, para elaborar dichas directrices.
“La responsabilidad de abordar los delitos de abusos sexuales a menores por parte de los clérigos recae en primer lugar en el obispo diocesano”, según la carta.
La misiva incorpora las revisiones rápidas recogidas el año pasado en la legislación de la Iglesia sobre abusos sexuales, que redoblaron las acciones disciplinarias contra los sacerdotes y extendieron el uso de procedimientos rápidos para expulsarlos de la Iglesia.
El Vaticano lleva años tratando de controlar el daño que le han hecho los escándalos sexuales en Estados Unidos y en varios países europeos, entre ellos la Alemania natal del pontífice.
“Eso va más allá de lo que se hizo antes”, afirmó un funcionario del Vaticano.
“Establece un patrón de mejores principios, mejor política a nivel mundial. Eso hace de la protección de los menores un principio fundamental y asume un punto de vista a largo plazo porque habla de la formación de futuros sacerdotes”, dijo.
El escándalo ha llevado a la destitución de varios obispos en distintos países. El año pasado Benedicto XVI pidió el perdón de Dios y de las víctimas de abusos y dijo que la Iglesia debería hacer todo lo que esté en su poder para que esto no vuelva a ocurrir.
Un funcionario del Vaticano dijo que si la legislación local exige que los obispos pongan en conocimiento de las autoridades el nombre del agresor estarían obligados a hacerlo y que las guías así lo estipularán.
El texto también explica que el sacerdote sobre el que pesen sospechas de pedofilia gozará de la presunción de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario, aunque dependerá de los Obispos suspenderles de la actividad religiosa si lo consideran oportuno.
Y si se tratara de una acusación falsa, la Iglesia también se compromete a encargarse de que el buen nombre del sacerdote sea restablecido.
La carta dice a los obispos que deben estar preparados para oír a las víctimas y sus familias y estar comprometidos con la asistencia y espiritual. Los obispos deben ser cuidadosos al escoger a los candidatos al sacerdocio de cara a dejar fuera pronto a quienes son o pudieran ser agresores sexuales.
Indica también que aunque se debe tratar a los acusados con justicia y darles un proceso justo, aquellos que se sepa que son agresores deben ser excluidos del ministerio público.
En muchos de los casos de abusos sexuales en todo el mundo, los obispos locales cambiaron a los agresores de parroquia en lugar de expulsarlos y dar aviso a la justicia civil.
Un caso
El cardenal de Génova, Angelo Bagnasco, apartó de “todas las tareas sacramentales” al cura de su ciudad, Riccardo Seppia, de 50 años, quien fue detenido bajo acusaciones de haber abusado sexualmente de un joven de 16 años. Según la fiscalía, el cura habría abusado repetidamente de un joven que visitaba su parroquia, invitándole además a tomar cocaína. Seppia viajaba a menudo a Milán y, según fuentes judiciales, frecuentaba saunas y locales nocturnos.