El revolucionario avión Solar Impulse 2 despegó de China en las primeras horas de hoy para intentar su vuelo de seis días sobre el océano Pacífico, constató la AFP.
El revolucionario avión Solar Impulse 2 despegó de China en las primeras horas de hoy para intentar su vuelo de seis días sobre el océano Pacífico, constató la AFP.
Propulsado solo por energía solar y con el suizo André Borschberg, de 62 años, a los mandos, el avión despegó de Nankín rumbo a Hawai a las 2.40 (15.40 de ayer en la Argentina) para un vuelo de 8.500 kilómetros hasta las islas estadounidenses a las que se espera llegará tras 130 horas de vuelo.
El otro piloto es el también suizo Bertrand Piccard, quien esta vez quedó en tierra.
El vuelo había sido aplazado varias veces debido a una meteorología desfavorable y desde el 21 de abril estaba varado en la ciudad oriental de Nankín.
El Solar Impulse 2 no ha sobrevolado nunca un océano ni ha permanecido en el aire más de 24 horas, por lo que esta travesía representa un reto tecnológico y una hazaña aeronáutica históricos.
Las alas de este avión están tapizadas con más de 17.000 células fotovoltaicas. El equipo desea promover con este viaje el uso de la energía renovable, sobre todo la solar.
El Solar Impulse 2 partió el 9 de marzo de Abu Dhabi (Emiratos Arabes Unidos). Ha hecho escala en Omán, India, Birmania y China.
En total, el aparato tiene que recorrer 35.000 kilómetros, a una modesta velocidad media de entre 80 y 160 kilómetros por hora, y cruzar dos océanos.
Este periplo, a 8.500 metros de altitud como mucho, iba a durar en principio cinco meses, con 25 días de vuelo efectivo, antes de regresar a Abu Dhabi.
El cruce del Pacífico demandará al piloto una ajustada rutina para permanecer despierto la mayor parte del tiempo, para lo cual tomará siestas cortas, lapsos en los cuales el avión volará en piloto automático monitoreado a distancia desde una sala de control en Mónaco.
Meteorólogos lo actualizarán sobre la mejor ruta a seguir.
Si Borschberg tiene éxito, el cruce del Pacífico en su viaje de vuelta al mundo será el vuelo en solitario más largo de la historia.
El Solar Impulse necesita no sólo vientos favorables que lo ayuden a llegar a destino sino también a cielos despejados para habilitar sus 17.000 células fotovoltaicas montados en las alas para lograr el máximo rendimiento ya que deben mover los cuatro motores eléctricos y almacenar energía en las baterías de iones de litio para mantener el vuelo cuando se oculta el Sol.
Para Borschberg, el raid “va a ser un descubrimiento sobre cómo me siento y cómo me sostengo durante estos cinco o seis días en el aire”.
Si el vuelo resulta impracticable, Borschberg siempre puede regresar a China o poner rumbo a Japón. Y en caso de catástrofe, ya está establecido el protocolo de salvataje en medio del océano.
El Solar Impulse tiene una envergadura de 64,3 metros y un largo de 21,85 metros, y pesa 1.600 kilos.