La crisis y estallido de 2001 marca un antes y un después para los movimientos y organizaciones sociales. Por su consolidación y empoderamiento como fuerza popular, y por su papel en la lucha por el trabajo y contra el hambre. En este contexto, la economía popular se pone en valor. En principio, como un “trabajo inventado” de subsistencia y hoy como una alternativa válida dentro del mercado laboral, en la medida en que se logre posicionarla con las mismas características que el empleo formal. Algo que requiere un largo camino dentro del aparato gubernamental.
“Haciendo un recorrido muy breve y lineal desde 2001 al día de hoy, en términos de cómo caracterizar el conflicto o la cuestión social, el principal factor que entendemos es que hoy la demanda de los sectores populares o de los sectores excluidos en Argentina se consolida en torno a la demanda por trabajo digno con derechos, como lo denomina la Organización Internacional del Trabajo. En este sentido hay una diferencia sustancial con respecto a lo que sucedía en 2001, cuando las manifestaciones o ese gran estallido de los sectores populares tenía que ver con reclamos incluso más básicos, fundamentalmente por la comida”, resumió la diputada provincial por el Movimiento Evita, Lucila De Ponti.
José “Pepe” Berra, histórico referente de esa agrupación política, recordó que “el 2001 fue la explosión de un modelo neoliberal totalmente antinacional que se instaló en principio a partir de la dictadura militar y se profundizó en los 90, con cierre de fábricas, de expulsión de compañeros del mercado y del aparato productivo”.
El rol de las organizaciones sociales frente a esa crisis fue levantar el reclamo principal “que precisamente en ese momento tenía que ver con el hambre y con la comida”.
Para el militante popular rosarino, también referente de la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), durante los gobiernos kirchneristas se produjo “un salto organizativo en los movimientos populares”.
“Se empieza a ver dentro de los movimientos populares otros procesos organizativos que ya no tenían que ver directamente con el tema alimentario sino con empezar a generar trabajo organizado, producto de los compañeros que habían sido expulsados de la economía formal”, agregó. Ahí aparece la idea de la economía popular, “que empezamos a trabajar dentro de algunas organizaciones en primer lugar, y después se fueron sumando el conjunto”, indicó Berra.
La experiencia de la CCC
Transcurrieron 27 años desde su creación y dos décadas de la crisis de 2001. La Corriente Clasista Combativa (CCC) fue protagonista aquellas jornadas. “Nosotros siempre mantenemos la idea de la lucha en la calle como el factor que permite al pueblo tener fortaleza frente a sus enemigos y defender interna, que no es votar cada cuatro años sino que los compañeros sean protagonistas de las distintas tensiones en relación a por qué se lucha, cómo se lucha, cómo se reparte lo que se consigue para poder seguir avanzando”, señaló Eduardo Delmonte, líder de ese movimiento en Rosario.
La CCC, describe, es una organización “basada en asambleas, en barrios, puestos de delegados que funcionan permanentemente y son la real dirección”. Eso permite “escuchar mucho y no equivocarnos demasiado”. En la lucha hay reivindicaciones inmediatas, pero también una agenda de fondo: “Hay que ir a buscar otro tipo de país, otro modelo que no sea este agroexportador en el qué trabajan pocos, la plata se concentra mucho y se va para afuera”, enfatizó.
“Siempre nos esforzamos en el debate político con los compañeros. Entendemos que uno tiene que ser consciente de que por qué pasan las cosas y que las luchas que se dan, para qué se dan. Quienes se acercan a nosotros fundamentalmente no lo hacen desde un camino político sino desde la necesidad de la resolución de una necesidad urgente. Desde ese camino vamos tratando de avanzar en una cosa más profunda, para que el conocimiento se democratice y todos podamos ser protagonistas. Esa idea de protagonismo, de unidad del pueblo empujando, la unidad de Los Cayetanos (CCC, CTEP y Barrios de Pie) en su momento, con las organizaciones sociales, todo eso creo que nos permitió ir avanzando hacia la organización que somos ahora”, añadió Delmonte.