La obra “Diego y yo” (1949) de Frida Kahlo, comprada hace horas por el empresario y coleccionista argentino Eduardo Costantini en 34,9 millones de dólares, marcó un récord absoluto para el mercado del arte latinoamericano y “seguramente se va a exhibir en el Malba en 2022”, según dijo el ejecutivo fundador y dueño del museo privado porteño.
Costantini suma la codiciada pieza adquirida en un remate a otra obra, “El autorretrato con chango y loro”, un cuadro que adquirió en 1995 y que durante siete años se mantuvo como el más cotizado de la artista mexicana.
“Por supuesto que va a ser exhibida en el Malba y seguramente va a ser en 2022”, dijo en diálogo telefónico Costantini, luego de desembolsar el martes a la noche 34.883.000 de dólares en una subasta de la casa Sotheby's en la que pujó de manera telefónica y marcó con su compra un récord para el arte latinoamericano: la obra más cara en la historia de Frida Kahlo, en la historia del arte latinoamericano, del arte mexicano y de una artista mujer de la región.
Con la adquisición de esta pintura emblemática en la carrera de la pintora mexicana, el coleccionista acaparó por completo la atención de los periódicos de todo el mundo, ansiosos por conocer el destino de la obra que el empresario compró para su acervo personal, pero que –como ya adelantó– prestará al museo para su exhibición el año próximo. No es fácil comunicarse con el desarrollador inmobiliario: su celular está colmado de llamadas de medios de todo el mundo, de Madrid a Colombia, y aclara que debe cortar la comunicación con Télam luego de un rato de charla, cuando le entra una llamada del estadounidense New York Times.
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“Estoy muy emocionado. Este es uno de los hitos de mi carrera como coleccionista aunque debo decir que hubo otros, como la compra de mi primera Frida 'Autorretrato con chango y loro'. Pero cuando suceden estas cosas, me emociono, revivo cada momento, me inquieto, eso me ocurre”, describe la avalancha de sentimientos de convertirse en poseedor de una rara joya de la historia artística regional.
¿Qué es lo que hace a esta pieza tan excepcional, además de lo obvio, que es la autoría de la icónica Frida? Se trata del último autorretrato “de busto” realizado por la pintora mexicana antes de su muerte en 1954; permanecía en una colección privada de Texas desde hace 30 años. Se había exhibido por última vez en 1998, hace más de veinte años nada menos.
“Me enteré que esta obra se vendía en el momento en que apareció el remate, hace dos o tres meses, por el catálogo. Y me quedé 'wow'. Pensé 'a esta Frida la conozco de toda la vida', de haberla visto anteriormente. Es una obra que se compró en los 90 y se exhibió por última vez en 1998. Y luego desapareció de los museos”, describe con detalle el fundador del Malba, que podría concluir su relato con las palabras “hasta ahora”.
Este autorretrato de la célebre artista mexicana ostenta el rostro del muralista Diego Rivera pintado en su frente como un tercer ojo: el cuadro simboliza la tempestuosa relación entre Kahlo (1907954) y Rivera (1886957), quienes estuvieron casados casi 25 años en un matrimonio apasionado y turbulento a la vez.
“Tenía el sueño de poder adquirir esta obra pero me parecía un valor elevado. Y mi temor era que pudiera subir el precio aun más. Así que estuve esperando estos meses hasta ayer, que comenzó la subasta. Hasta que llegó al lote número 12 se me hizo eterno, sentía que No llegaba más”, grafica el coleccionista para describir la expectativa que lo apoderó, hasta que el martillero comenzó a describir el lote que Costantini tanto esperaba. El creador de Nordelta contó que pujaba de manera telefónica pero a la vez seguía atento por video cada movimiento de la subasta, a través del sitio web de la rematadora.
Fechada en 1949, la pintura “Diego y yo” está dedicada a “Florence y Sam con el cariño de Frida. México, Junio de 1949”, según escribió la artista de su puño y letra en este óleo sobre masonite de un tamaño pequeñísimo: 30 por 22 centímetros, es decir, más pequeño que una carpeta de colegio de cualquier estudiante.
“No podemos hablar de Frida Kahlo sin hablar de Diego Rivera, sobre todo en este caso que está pintado en su frente. La pintura revela el drama, el sufrimiento y la obsesión de la artista. Por esta misma emoción el público se siente tan atraído por la obra y vida de Frida Kahlo”, había dicho Anna Di Stasi, directora de arte latinoamericano de Sothebys.
“Diego y yo” (1949) es una de las dos pinturas en las que Kahlo exploró el tema del doble retrato, pero según Sothebys ésta es la más vulnerable y conmovedora. “Aquí, su cabello suelto (generalmente con trenzas apretadas) casi parece estrangularla; tiene las mejillas enrojecidas y una mirada intensa y llorosa”, señaló la subastadora.
Y añadió: “La pintura captura una inquietud y angustia interna, reflejada conmovedoramente en tres lágrimas que brotan de sus ojos evocando a Nuestra Señora de los Dolores, una imagen icónica en la historia del arte occidental”.
En 1990 esta misma obra se había vendido en subasta por 1.400.000 dólares a un coleccionista privado de Texas, donde permaneció hasta ahora.
Con este récord, Kahlo supera a Diego Rivera, quien tenia hasta hoy el récord en subastas públicas con “Los rivales”, que en 2018 se vendió por 9.8 millones de dólares y en venta privada con “Baile de Tehuantepec”, por la que el propio Costantini pagó 15,7 millones de dólares en 2016.
“Así como cuando compré 'Baile de Tehuantepec' lo exhibimos en el Malba, vamos a hacer lo mismo con esta Frida. Y aun me falta dar a conocer en una exposición 'Sinfonía' de Remedios Varo, que es espectacular”, dijo Costantini.
“Ahora tenemos que conversar con el área de curaduría del museo para ver el programa de exhibiciones, y cómo encajamos la exposición de esta pieza que, como dije, seguramente va a ser en 2022”.
Sobre la pintora mexicana, aseguró Costantini: “Frida es la artista que más cotiza en el arte latinoamericano, es la más reconocida, internacionalmente, sin duda, es muy querida por la gente por las características de su vida, y es muy amada”.
El empresario conoce de récords: en 1995, “El autorretrato con chango y loro” (1942) –hoy en la Colección Malba– fue adquirido por él en U$S 3,2 millones y marcó el récord de la artista durante siete años.