Días atrás leyendo La Capital, me encuentro con un artículo donde comentaban que había sido
detenido el señor Traverso (autor de nuestras queridas bicicletas pintadas en distintas paredes de
nuestra ciudad) por simplemente cambiar el nombre de una calle (Presidente Roca por Pocho
Lepratti). Roca fue el autor de la indiscriminada matanza de nuestros aborígenes (la llamada
Campaña del Desierto) en beneficio de los grandes terratenientes, mientras que Lepratti fue un
benefactor de los pobres y un luchador por erradicar el hambre de los niños, además de haber sido
ultimado de la manera más injusta por personal policial. No pretendo abrir juicio sobre el gatillo
fácil de ciertos policías
porque estoy seguro (o quiero estarlo) de que quienes deben guardar el orden de los
ciudadanos no proceden de esta forma, sino que esta debe ser una excepción a la regla; por otro
lado de esto se debe encargar la Justicia. Lo que sí pretendo es que si día a día vamos
enterándonos de la realidad de nuestros próceres de barro, si sabemos que nos mintieron en nuestra
niñez, haciéndonos creer que grandes entregadores de nuestro suelo eran héroes, seguimos con la
misma mentira, honrando a quienes no lo merecen. Deberían nuestras autoridades comenzar por
sincerar la historia tal como lo merecemos y no permitir que algunas calles sigan manteniendo el
nombre de quienes no merecen ni siquiera figurar en nuestros libros. Seguimos perdiendo el tiempo
haciendo creer a nuestros hijos y nietos la misma historia mentirosa de siempre sin desenmascarar a
los delincuentes que la poblaron durante años.
¿Hasta cuándo?
Oscar Pardo
[email protected]