Me dirijo a los funcionarios de la provincia de Santa Fe a efectos de rogarles que traten de simplificar al máximo los trámites que nos vemos obligados a realizar quienes tenemos hijos con capacidades diferentes. No busco resolver "mi trámite" sino que se simplifique para todos los que tenemos hijos con síndrome de Down. Debo renovar el certificado de discapacidad, reitero, renovar, y me obligan a realizar nuevamente todas las evaluaciones como la primera vez. Exigen certificados extendidos por psiquiatra o neurólogo, por psicólogo, y en el caso de mi hija por cardiólogo además. Es importante destacar que el sindrome de Down obedece a una malformación genética de carácter permanente y que tengo en mi poder el estudio genético correspondiente, y que no son los psiquiatras ni los neurólogos sino que son los genetistas los que lo determinan. Respecto al informe del psicólogo, el estudio que solicitan lo realizan muy pocos profesionales en nuestra ciudad, y si siguen otorgándolo en el Agudo Avila, no es sencillo conseguir el turno, ya que si la situación no se ha modificado, había una sola profesional que ni siquiera formaba parte del plantel del hospital. En cuanto al certificado del cardiólogo, en el caso de mi hija, es suficiente el parte quirúrgico que también obra en mi poder ya que su malformación cardiológica fue corregida quirúrgicamente a los diez meses de vida. O sea, que me piden una cantidad de tiempo de mi vida y de gastos de traslados para renovar un certificado para una nena Down. Realmente, con mirarle la carita sería suficiente para darse cuenta que es Down. Y si se trata de saber cuál es su grado de evolución o desarrollo, eso no modifica en nada la situación a efectos de la renovación de la certificación de discapacidad. Pero esto no es todo: las nuevas autoridades además han determinado que debemos ir una vez a buscar el formulario donde indican todos estos requisitos, una segunda vez llevando estos certificados médicos para que nos den el turno, una tercera vez —el día del turno— con mi hija, y una cuarta y espero que última vez, para retirar el bendito certificado. ¿No es posible simplificar todo esto en aquellos casos de discapacidad permanente como el síndrome de Down? Es más, a efectos de su renovación, ¿no sería suficiente con un certificado de supervivencia por si el temor es que alguien, al fallecer el titular del certificado, pretenda hacerse pasar por Down para obtener "los beneficios" de la no cumplida legislación nacional, provincial y municipal de protección a los discapacitados? Ser mamá de estos niños es mucho más que ser mamá. No nos roben tanto tiempo en trámites burocráticos y absurdos. Ese tiempo lo necesitamos para estar con ellos.