"Fue una sorpresa realmente muy grande. Poder ganar un concurso en una ciudad como Rosario, que tiene grandes arquitectos, para nosotros es un enorme orgullo y representa una gran responsabilidad. Creemos que el Castagnino será un nuevo ícono cultural para Rosario y estará en condiciones de recibir muestras internacionales de primer nivel". De esta manera, el arquitecto cordobés Pablo Carballo, integrante del grupo que ganó el Concurso Nacional para la Ampliación y Remodelación del Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino, se refirió a las sensaciones que le provocó el primer premio obtenido en la convocatoria que promovió la Municipalidad de Rosario.
"Se presentaron 76 proyectos y sentimos que eso jerarquiza todavía más nuestra propuesta. Nuestra aspiración fue la de poner en valor el patrimonio histórico del edificio existente, a través de una intervención arquitectónica que se atreve a dialogar con las preexistencias y el espacio público, de una manera contemporánea. Y entiende que el futuro edificio, será también parte de la historia en el patrimonio arquitectónico de la ciudad de Rosario", comentó Carballo, de 32 años, quien se presentó al certamen en equipo con Maricruz Errasti, Juan Pablo Acotto, Mauro Barrio y Sigfrido Stieger, y contaron con la colaboración de Soledad Patiño y Fernando Matos, todos cordobeses.
El jurado ponderó las cualidades de síntesis y la calidad arquitectónica en las propuestas, en relación a las demandas del programa, y al impacto urbanístico y paisajístico que generan. También evaluaron la viabilidad de la ampliación, sin interferir en las actividades habituales del museo. Asimismo, midieron las chances de adaptabilidad para poder introducir ajustes en el tiempo, sin alterar la estructura general del proyecto. Y además, examinaron los criterios de diseño para favorecer la economía y racionalidad de los materiales.
"Creemos que con nuestra propuesta, el museo se transforma en una pieza clave en la conformación espacial de un nuevo «ícono cultural», que se posiciona como un hito revitalizador del contexto, y realza la capacidad de atracción y mixtura de las actividades tanto museísticas, como del espacio público", describió Carballo, quien también es docente en la Universidad Nacional de Córdoba).
"Pensamos en un edifico nuevo, que sea contemporáneo, pero que no opaque lo existente. Siempre buscamos un diálogo y un respeto entre las dos partes", remarcó.
Este joven arquitecto, explicó la idea base del proyecto ganador, que les llevó casi dos meses de trabajo en el estudio. "El programa arquitectónico se estructura en dos nuevas unidades espaciales que se anexan al edificio existente. Por un lado, la extensión con un bloque en barra, que alberga el programa de las nuevas salas, depósitos y reservas museográficas, hacia la parte trasera del museo. Y por el otro lado, la ampliación con otra barra longitudinal hacia uno de los laterales, que alberga las áreas más públicas de la propuesta", apuntó.
Además, se encargó de remarcar que "ambos programas, diferenciados en función, se conectan en un fuelle-hall que articula las construcciones de las diferentes épocas, y que permite la completa independencia de las partes a partir del cierre del punto de conexión".
El autor confió que "el primer bloque es como una extensión de la tipología, y reinterpretada, del museo existente. A partir del anexo de un nuevo patio fuelle, que albergará esculturas, se conecta la nueva sala al nivel de las existentes. Y la planta baja contendrá los talleres de restauración y conservación, mientras que las reservas se ubicarán en subsuelo".
Y agregó que "el segundo bloque está regido por un gradiente espacial de acuerdo al flujo de usuarios y los tipos de actividades. Dispuestas lateralmente al acceso principal por el edificio existente, se concentran las actividades masivas y púbicas como el auditorio y el restobar. Y en el nivel superior se ubicarán las áreas administrativas, los talleres educativos, la biblioteca y el SUM".
Vale destacar que la propuesta de intervención de estos jóvenes profesionales cordobeses está proyectada en tres etapas constructivas para no afectar el uso del museo, y la inversión estimada rondaría los 90 millones de pesos. Vale destacar que este es un concurso vinculante, en el que la Municipalidad está obligada, dentro de los 10 años, a desarrollar el proyecto con el estudio ganador.
"Con esta intervención, se cumpliría con estándares internacionales de seguridad, climatización y conservación, así que no tenemos dudas que el museo estará en condiciones de albergar muestras de primer nivel, y lo posicionará internacionalmente", destacó Carballo.