“Ensayo sobre la nada” se presenta como una obra teatral donde “tres cuerpos arrojados a la nada están pendientes de un afuera en el que podría haber algo que los salve”. Y donde se plantea si la acción y la repetición le podrán dar algún sentido a la existencia. Sobre este punto dialogó con La Capital el autor y director Alejandro Leguizamón, quien planteó a esta puesta que va los sábados de octubre, a las 21, en La Escalera (9 de julio 324), como “una metáfora sobre el detenerse, el parar para poder encontrarnos”; y también se explayó sobre “la falta de políticas públicas” para apoyar el teatro independiente rosarino.
Con los protagónicos de Cindi Grüsi, Florencia Martin Asinari y Esteban Ameriso, “Ensayo sobre la nada”, como anticipa Leguizamón, “es una propuesta que se basa en la necesidad de soltar algunas cosas y la dificultad con la que nos encontramos ante la toma de decisiones que modifican nuestro aquí y ahora”.
_¿En qué se basa la idea de “Ensayo sobre la nada” y qué motivaciones te llevaron a crearla?
_Comienzo por la segunda parte de la pregunta. Y estoy seguro que hablo por todo el equipo con lo que voy a decir, las motivaciones están radicadas en algo tan simple como la necesidad de encontrarse, de ensayar, de poner el cuerpo a la cosa, de poner lo creativo a beneficio de lo colectivo. Es ahí donde ponemos el deseo, las motivaciones de lo grupal sin lugar a dudas las ponemos en el encuentro, en crear, en la necesidad de crear juntos y juntas. Con nuestro grupo Teatrón Artes Escénicas venimos trabajando de esa manera hace un tiempo, con algunos aciertos y otros desaciertos, con aprendizajes y la energía puesta en el hacer juntos y juntas, en ensayar, en practicar. Y así es que surge “Ensayo sobre la nada” en el ensayo, en el trabajo, en la necesidad de probar, de hacer, de repetir para poder entendernos y entender lo que nos sucede, para conocernos y reconocernos, para saber lo que nos está pasando y sobre todo lo que queremos contar. “Ensayo sobre la nada” es una propuesta que se basa en la necesidad de soltar algunas cosas y la dificultad con la que nos encontramos ante la toma de decisiones que modifican nuestro aquí y ahora, nuestro presente, ese soltar para poder construirnos, para poder encontrarnos. Pero para poder construirnos tenemos que poder mirar lo que transitamos, no con nostalgia, ni como algo negativo o negando lo experimentado, más bien eso que pasó como un ensayo de lo que vendrá. “Ensayo sobre la nada” es una bella propuesta que entrecruza lo plástico, lo objetual, lo sonoro y la luz, los cuerpos vivos y unas actuaciones sorprendentes, cargadas de matices.
_La acción y la repetición aparecen como un sentido de la existencia, ¿es una metáfora de estos tiempos vacíos y de sociedad de consumo?
_Creo que la existencia nos pesa tanto que muchas veces es más fácil hundirse en lo cotidiano, en la repetición que parar para hacer cosas que nos gustan y nos hacen bien. Como, por ejemplo: ir a ver teatro. En “Ensayo sobre la nada” se van a encontrar justamente con esas imágenes cotidianas que, desde las acciones y un gran entrenamiento de las actrices y el actor, esas imágenes que nos podrían sonar como cercanas, se van transformando en poesía visual, se van resignificando, llevando a un reconocimiento personal de esa acción e imagen exhibida en escena para luego romperla y llevarla a la inexistencia, a la nada. Creo que sí, se podría generar cierta resignificación sobre estos tiempos y el consumo desesperado y obsesivo, buscando tapar lo que subyace mucho más debajo de nosotros mismos. Podría decir que “Ensayo sobre la nada” es una metáfora sobre el detenerse, el parar para poder encontrarnos.
_¿Cómo ves la escena del teatro independiente rosarino, qué tiene y qué le falta?
_Qué decirte, creo que las y los realizadores de la ciudad apostamos a seguir haciendo y produciendo teatro más allá de las circunstancias económicas actuales. Es en los peores momentos donde el arte y el teatro en particular florecen contando y mostrando lo que se quiere esconder desde lugares conscientes y o inconscientes. También hay que entender que la situación económica no es la mejor, por ende, nuestra situación también se ve un tanto afectada a la hora de producir y llevar adelante proyectos escénicos. Hoy más que nunca necesitamos del apoyo del público, el apoyo de un público que acompañe los proyectos locales. Creo también que a la escena del teatro independiente rosarino no le falta nada. Rosario es una ciudad donde lo cultural atraviesa la ciudad y la pluralidad de proyectos hace que no le falte nada de nada. Pero lo que sí falta son políticas públicas de comunicación, políticas de “Cultura” que acompañen y apoyen nuestras producciones, que en definitiva no son nuestras, son de todos y todas, y sobre todo desde nuestro trabajo se representa una ciudad como Rosario que se proyecta turísticamente. Es por esto que creo que es importante que se apoye con mayor difusión y con programas y proyectos que alcancen a toda la gran demanda de la ciudad.