Los pueblos entrerrianos Faustino Parera e Irazusta, dos poblados rurales en
riesgo de extinción tras la retirada del Ferrocarril Urquiza, impulsan un programa turístico de fin
de semana para viajeros que gustan de la pastelería alemana y de los parajes tranquilos.
Dos estaciones ferroviarias que datan del 1900, platos bien criollos y dulces
alemanes preparados según recetas tradicionales del Volga, charlas de mate con los lugareños,
caminatas, silencio, paseos a caballo, pesca y mucha naturaleza. Así presentan los vecinos de
Parera e Irazusta los atractivos turísticos de sus pueblos, dos comunidades del sur de Entre Ríos
ubicados a la vera de la ruta provincial 51, entre las ciudades cabecera de Urdinarrain y
Larroque.
En Parera viven 182 personas y en Irazusta, apenas pasan las 300. Son pueblos
que al decir de sus habitantes, nacieron con el trazado del Ferrocarril Urquiza y empezaron a
despoblarse hace 14 años, cuando el tren dejó de circular. Sin la movilidad económica que generaba
el Urquiza, los colonos que cultivaban trigo y maíz, criaban aves y producían en tambos, migraron
hacia otras localidades, y los pueblos pasaron a integrar la lista de 602 poblados en riesgo de
extinción que hay en el país, según la Asociación Civil Recuperación Social de Pueblos que
Desaparecen (Responde).
No obstante, hace cuatro años el tren volvió a transportar pasajeros dos veces a
la semana -es el "Gran Capitán", que sale de la Estación Federico Lacroce, en el barrio porteño de
Chacarita- y los habitantes que se quedaron, se contactaron con Responde para generar una propuesta
turística y revitalizar la zona. "Lo que ofrecemos es la sencillez de nuestro pueblo, la calidez de
nuestra gente y la calidad de nuestras comidas", contó la coordinadora de la oficina de Turismo de
Parera, Estela Suárez.
La mujer vive en la estación del ferrocarril, una construcción que data de 1909
y es el corazón del pueblo, y es la dueña de una casa de té que montó en un vagón antiguo y donde
se sirven tortas alemanas, legado de los colonos de la zona. "La estación se conserva muy bien
-continuó Suárez-. Hace poco la pintaron entera, un anhelo de la gente del pueblo, y se abrió la
oficina de Turismo y una biblioteca, todo con el esfuerzo de los pobladores y de la
organización". En Parera hay una plaza central, un hospital, una escuela, una iglesia. El
lugar tiene la estructura tradicional de los primeros pueblos que formaron los inmigrantes europeos
que se instalaron en el interior del país. Hay senderos para recorrer las primeras casas y observar
las aves y los árboles típicos de la zona, se organizan cabalgatas y paseos en zorra y hay un
restaurante de comidas típicas, "La Carreta", donde se pueden degustar escabechados
artesanales.
Hospedaje
Los servicios de hospedaje están en Irazusta, a 15 kilómetros del lugar, donde
los lugareños abrieron sus casas, 10 en total, para recibir al turismo. "Pasar la noche en una casa
de familia, facilita el contacto de los turistas con la gente de acá.
El intercambio es muy interesante", afirmó una de las impulsoras del proyecto
turístico en Irazusta, Eufemia Korell, y agregó que los precios rondan los 30 pesos la noche, con
el desayuno de campo (mermeladas, pan casero y café) incluido.
Además de complementar la oferta para los viajeros que pasan el día en Parera,
el pueblo tiene una laguna donde los amantes de este deporte pueden despuntar el vicio y así
pescar.
Allí hay confortables sanitarios y duchas y también asadores para poder degustar un rico pescado
o un suculento asado.