El Complejo Educativo Gurruchaga inaugurará un aula taller que no solo será un nuevo espacio disponible para los alumnos sino que, además, será el puntapié inicial para convertir al barrio Luis Agote en el más sustentable de la ciudad. La idea, a futuro, es impartir diversos cursos y talleres a vecinos que apunten a la sostenibilidad y a la reutilización.
La presidenta de la cooperadora de la Gurruchaga, Melisa Herrero, explicó a La Capital que se reunieron varias instituciones de barrio Agote para presentar un proyecto al programa de aceleración para organizaciones de la sociedad civil de la fundación de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) con la meta de convertir a Agote en el primer barrio sustentable de Rosario durante 2023.
La iniciativa obtuvo un premio, con el que, junto a organizaciones ambientalistas, desarrollaron un festival sustentable en el Mercado del Patio que se abasteció con energía sustentable a partir de paneles solares, además de que se realizó una feria agroecológica. En esa oportunidad, más de 60 organizaciones firmaron una carta de intención para trabajar desde marzo en un calendario para desarrollar actividades que promuevan la sustentabilidad en barrio Agote y empezar a cumplir los objetivos.
“Apuntamos a lo que uno puede hacer dentro de su casa, todo lo que sea reducir el consumo, reutilizar y reciclar. La idea es trabajar con las cooperadoras de las escuelas, los clubes”, explicó Herrero.
Para llevar adelante los primeros pasos de abrir los caminos de la sustentabilidad al barrio, la Gurruchaga es un actor clave: a través de un plan de inversión en educación de la fundación de la BCR , se construyó un aula taller frente al invernadero del establecimiento educativo. El mismo, que fue bautizado como "Ideario", se inaugura mañana, a las 10.
“A nosotros, desde la cooperadora de la Gurruchaga que recibe la inversión, nos va a permitir tener un espacio en la huerta, en pleno Pichincha, desde donde vamos a poder abrirnos a la comunidad”, señaló.
Ideas para 2023
Inicialmente, la nueva aula taller está pensada para la escuela y es de uso común para los tres niveles. Pero a futuro, y según las iniciativas que vayan surgiendo de las mesas de trabajo entre las organizaciones, el próximo paso será abrir el espacio a la comunidad.
En primera instancia, Herrero expresó que podrían dictarse cursos sobre cómo compostar residuos orgánicos domiciliarios o talleres de costura para reparar distintas prendas y no apelar de entrada al consumo: “En marzo tenemos que tener una definición, pero la idea es orientar los talleres a la reutilización y la reparación”.
“La idea es seguir generando vínculos con otras instituciones que se abran a la escuela pública y encontrar talleres abiertos a la comunidad para enseñarles a los vecinos a cambiar hábitos e ir hacia la sustentabilidad”, concluyó.