"Eden Hotel, el nacimiento de un pueblo". El cartel aparece apenas uno ingresa en
la ciudad y anuncia la gran atracción turística de La Falda, en la provincia de Córdoba: el hotel
levantado a fines del siglo XIX y administrado por empresarios alemanes hasta mediados del siglo
XX. Un monumento que atrae a los visitantes con su pasado cargado de historias, donde se cruzan las
grandes familias de la oligarquía, ex presidentes, los nazis, una fugaz visita de Albert Einstein y
los marinos del Graf Spee. Y en el reverso de la moneda, casi veinte años de abandono, destrozos y
pillaje, a partir de 1970, cuando fracasó el proyecto de instalar un casino, hasta mediados de los
años 90, el momento en el que el municipio se hizo cargo del edificio.
Actualmente el Eden (sin acento, según su nombre original), se encuentra bajo
concesión de un grupo de empresarios de La Falda y en lento proceso de restauración. Entre los
recientes avances se cuenta la rehabilitación del salón comedor, con capacidad para 250 personas, y
el emplazamiento del águila en el frente del edificio, que según la tradición oral fue derribado
hace más de sesenta años, luego de la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
En los últimos tiempos, con la explotación turística y la conciencia del valor
del lugar, una serie de estudios permitió exhumar historias poco o nada conocidas del Eden y sobre
todo de los hermanos Walter y Bruno Eichhorn, sus dueños entre 1912 y 1945. En particular un
documental producido por la televisión alemana y realizado por la cineasta argentina Cuini Amelio
Ortiz reveló documentación que probaba la estrecha relación de los Eichhorn con el Partido Nacional
Socialista Alemán y el mismísimo Adolf Hitler. La memoria de los habitantes de La Falda, por otra
parte, había preservado relatos sobre el paso de criminales nazis como Adolf Eichmann y la abierta
simpatía de los dueños del hotel hacia el nazismo.
La historia del Edén comienza con Roberto Bahlcke, un ex oficial del ejército
alemán radicado en la ciudad de Córdoba hacia 1890. En 1897 compró 900 hectáreas de la estancia La
Falda y se asoció con Juan Kurth, cónsul de Suiza y fundador de la Bolsa de Comercio de Córdoba, y
la empresaria alemana María Herbert de Kreautner. Con créditos concedidos por Ernesto Tornquist
—el mismo que fue dueño de La Refinería Argentina de Azúcar, en Rosario— levantaron ese
año el hotel, al pie del cerro El Cuadrado. En enero de 1898 llegaron los primeros pasajeros.
El nombre del arquitecto es un misterio perdido para siempre. El hotel, de forma
simétrica, tuvo más de cien habitaciones con 38 baños y calefacción central, además del enorme
salón comedor, un anexo para el hospedaje de hombres solos, una cancha de golf de 18 hoyos, cancha
de tenis y piscina, entre muchas otras comodidades.
Pero los créditos se hicieron imposibles de cancelar y en 1904 la sociedad se
disolvió. Fue María Herbert de Kreautner quien quedó como administradora, después de llegar a un
acuerdo con Tornquist. En 1912, otros dos alemanes, los hermanos Walter y Bruno Eichhorn,
adquirieron el hotel. Dos años después se inició el loteo de la estancia, un proceso que desembocó
en la formación de la actual ciudad de La Falda.
Turismo y algo más
El salón de fiestas del Eden —inaugurado en los años 30— exhibe hoy
algunas páginas del antiguo álbum de pasajeros. Allí pueden encontrarse apellidos notables de la
oligarquía, desde Martínez de Hoz a Anchorena. Los guías que conducen las visitas no se cansan de
repetir que ex presidentes de la Argentina estuvieron entre los huéspedes —de hecho el
recorrido incluye el paso por una suite presidencial— y hasta es posible escuchar el recitado
de un poema que Rubén Darío escribió allí, en enero de 1901, cuando llegó como corresponsal del
diario La Nación.
Pero los rastros de otros huéspedes son más difíciles de seguir. Dada la
filiación nazi de los hermanos Eichhorn, a lo largo del tiempo se acuñaron numerosos relatos sobre
la presencia de criminales de guerra y sobre actividades más o menos ocultas en el hotel,
relacionadas con el apoyo propagandístico al III Reich y la preparación militar de simpatizantes
argentinos.
El historiador Ronald Newton destacó en su libro El cuarto lado del triángulo
que "El Eden era el centro de reunión de muchas de las organizaciones nazis de Córdoba". En Huerta
Grande, la Hostería El Lado, de Eugen Erlinger, recibía a los viajeros con una enorme esvástica
tallada sobre la entrada y simpatizantes nazis hacían adiestramiento militar en un campamento
llamado Kit-Ut y en tierras cedidas por los Eichhorn.
A la vez, el historiador local Carlos Panozzo recordó que "los discursos y
arengas de Hitler, en su momento de mayor auge, eran captados por una antena de onda corta
levantada en el techo del Edén, y retransmitidos dentro y fuera del hotel por altoparlantes". En
1934 se formó en La Falda la Unión Germana, grupo que parece haber coordinado las acciones de
propaganda pronazis, desde el Eden.
Los Eichhorn se afiliaron al Partido Nacional Socialista Alemán en 1924. Un año
después recibieron el ejemplar número 110 de la edición numerada de Mein Kampf (de una tirada de
500 ejemplares presumiblemente reservada a los más cercanos adherentes), el libro donde Hitler
exponía sus ideas. También participaron en un mitín en la Cervecería Ciudadana de Munich y desde
entonces su colaboración financiera con los nazis fue constante, incluso en una fecha tan tardía
como 1944, cuando hicieron una colecta destinada a Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de
Hitler.
Viejos amigos
El documental de Cuini Amelio Ortiz exhumó parte de la correspondencia sostenida
entre Hitler y los dueños del Eden. El 13 de febrero de 1933, escribió Hitler: "Querido señor
(Walter) Eichhorn: gracias por sus felicitaciones por mi elección como canciller. En este momento
histórico, aprovecho para agradecerles su actuación en todos estos años en el movimiento. Los
viejos amigos son los responsables como yo de esta victoria. Con saludo alemán, Adolf Hitler". Más
tarde: "Querido señor Eichhorn y querida señora: me permito otra vez en este momento agradecerles
por la ayuda financiera que otorgan, y que me quita y alivia una parte importante de mis
preocupaciones". Y el 15 de mayo de 1935, al conceder una condecoración a Walter Eichhorn: "desde
su ingreso en 1924 usted junto a su esposa han apoyado al movimiento nacionalsocialista con enorme
espíritu de sacrificio y acertada acción".
Pero no sólo se trataba de cartas. Adolf Eichmann y Josef Schwammberger
—quien se radicó en Huerta Grande— estuvieron en el lugar y según el historiador
Panozzo en los últimos años de la Segunda Guerra unos 1.200 alemanes llegaron a la zona de La
Falda. Un enigma todavía inexpugnable tras los muros del Eden Hotel.
Fue construido a fines del siglo XIX y tuvo su esplendor hasta mediados del
siglo XX. Con la actual restauración, resurge su rico caudal de historias, y en particular el
vínculo de sus antiguos dueños con el nazismo