Una pareja detenida el miércoles por el crimen de Máximo José Benítez, el hombre de 65 años ultimado a golpes en febrero en su departamento de Montevideo al 1400, fue imputada ayer como coautora de un homicidio en ocasión de robo. Seguimientos de celulares, registros de cámaras cercanas al lugar del crimen, una huella de la mujer en el auto de la víctima y la pista de un asalto previo cometido por una "viuda negra" son algunas pruebas que el fiscal Adrián Spelta detalló al acusarlos.
Tania G., de 29 años, y Sergio V., de 31, fueron detenidos cuando circulaban por Ovidio Lagos y Batlle y Ordóñez en el auto en el que se supone que cargaron las pertenencias de la víctima tras asesinarla. Ayer fueron acusados por videoconferencia en una audiencia en la que el juez Pablo Pinto les dictó la prisión preventiva por el plazo legal de dos años tras aceptar la imputación de ser coautores funcionales (es decir, con la misma responsabilidad) de un homicidio en ocasión de robo, además de violar la cuarentena.
Durante el trámite el hombre guardó silencio y la mujer reconoció participar del hecho, pero argumentó que lo hizo forzada por su pareja, quien la violentaba y drogaba.
Al ser detenidos por la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Tania G. llevaba un frasco con clonazepam, por lo que no se descarta que planearan un nuevo hecho.
Golpiza salvaje
El crimen de Benítez ocurrió la noche del 8 febrero. El comerciante, padre de cuatro hijos y dueño de tres locales de venta de plásticos y cotillón en Rosario y Villa Gobernador Gálvez, se había separado recientemente y mudado el mismo día del crimen al 9º piso de Montevideo 1457. Al día siguiente, al no tener noticias de él, uno de sus hijos lo fue a buscar y lo halló maniatado, ensangrentado y muerto a golpes en el dormitorio del departamento, que tenía la puerta cerrada sin llave.
Desde un primer momento se manejó la hipótesis del robo porque faltaban pertenencias y un televisor. La primera pista la aportó una vecina que había conocido a Benítez la noche anterior. Entonces estaba acompañado de un hombre de unos 30 años que evitó mirarla a los ojos cuando compartieron el ascensor.
El fiscal Spelta acusó a la pareja de haber asesinado a Benítez alrededor de las 22.30 de aquel viernes, luego de pactar un encuentro con él (quien los trasladó hasta su casa en su Ford Eco Sport), mantener relaciones sexuales y maniatarlo con cables y telas. De acuerdo con la investigación, lo golpearon con elementos contundentes en la cabeza, como una estufa de hierro y botellas, y le efectuaron cortes en los brazos para exigirle dinero.
El comerciante quedó tendido boca abajo, en ropa interior, irreconocible por los golpes y rodeado de sangre. Tenía las manos atadas con cables del televisor en la espalda, los pies aferrados con una sábana y un cinturón de cuero en la mandíbula. El castigo fue tan severo que le desprendieron una pieza dentaria. La autopsia determinó que murió por traumatismos de cráneo.
Los agresores finalmente le robaron un televisor de 32 pulgadas, un celular, calzado y vestimenta que subieron a un Fiat Uno negro de la mujer conducido por un hombre aún no identificado que pasó a buscarlos. La situación quedó registrada en cámaras de vigilancia de la cuadra y de un comercio cercano.
Según el fiscal, se aprecia que los rasgos de la pareja que salió del edificio son idénticos a los de los acusados. Y que la mujer salió descalza y en la escena quedaron huellas de pisadas sin calzado sobre la sangre.
Las pistas
Una de las primeras pistas se detectó en el Ford EcoSport del comerciante, que se encontró estacionado en 9 de Julio y Corrientes. En la puerta trasera del lado del acompañante se encontró una huella dactilar reciente que, por la intensidad y la posición, no era un simple roce sino propia de alguien que necesitó cerrar la puerta al bajar. La huella pertenecía a la mano izquierda de Tania Natalí G., ahora acusada.
Los registros telefónicos, en tanto, detectaron que el último llamado de Benítez fue a un celular con característica de Victoria. En el horario del crimen ese aparato se encontraba en la zona del departamento y luego se alejó hacia la zona sur. Si bien no está a nombre del acusado Sergio V., se presume que es quien lo usaba porque en una red social subió fotos de un viaje reciente a Mar del Plata donde esa línea impactó en la misma fecha. El rastro del celular de la víctima se perdió alrededor de las 2 de la madrugada en una antena del barrio Puente Gallegos.
Luego los investigadores detectaron que Tania G. figuraba como sospechosa de tener complicidad con un robo del 15 de noviembre de 2019 en Arroyo Seco.
Entonces, un hombre de 62 años denunció que había sufrido un asalto con la modalidad de "viuda negra" cometido por una chica que se hacía llamar "Débo" a quien había conocido en un sitio de citas on line. Esa noche la llevó a su casa, tomaron una bebida alcohólica y al despertar a las 4.30 de la mañana se encontró con que lo habían desvalijado.
En esa investigación surgió que la mujer, cuyo nombre era Jorgelina, había cometido el hecho en sociedad con Tania y su pareja, Sergio "Yiyo" V., quienes se habrían quedado con todo el botín y afincado en Victoria. El mismo mes la pareja adquirió una casa en esa ciudad, el auto Fiat Uno, una moto Honda Tornado y refaccionó otra propiedad.