El domingo 16 de febrero, en la zona noroeste de la ciudad, se registró un triple crimen que según los investigadores fue decididamente una masacre. Ocurrió pasadas las 20.30 cuando en Génova al 5600 una pareja y su pequeña hija fueron emboscados por un Ford Focus desde el que partió una lluvia de balas que terminó con la vida de Nahuel Christopher “Búho” Albornoz, de 23 años y ligado por los pesquisas al narcomenudeo en la zona; su ex pareja, Florencia Naomi Corvalán, de 21; y la hija de ambos, Chelsi Adelai Albornoz, de tan solo un año.
Un mes después, Matías Jesús “Mati” O., de 20 años y apuntado como uno de las tres personas que iban en el auto desde el que partieron las balas fue apresado por agentes de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) en pasaje San José entre Olavarría y Cabal, en el sector más empobrecido de Empalme Graneros e imputado por la fiscal Marisol Fabbro, quien le atribuyó conducir el vehículo desde donde partieron los disparos.
En aquella audiencia la fiscal explicó que Mati “conducía el vehículo negro y las otras dos personas iban como acompañantes y comienzan a disparar desde atrás hacia las víctimas, logrando impactarlas y ocasionando que pierdan el equilibro y caigan de la moto, momento en el cual se posicionan con el vehículo a su lado y uno de ellos desciende del mismo portando un arma de fuego tipo ametralladora y comienza a disparar hacia la familia que se encontraba en el suelo con la firme intención de culminar con la finalidad propuesta y disparando directamente hacia la menor de 1 año y 11 meses”.
A Mati O. también le atribuyeron aquel día amenazar tres días después del hecho a la familia de Cristopher cuando la misma volvía del sepelio a su casa de Cullen 1100 bis y el muchacho, conduciendo una moto, “pasó por el frente de la vivienda, dio la vuelta y pasó dos veces más. En la tercera ocasión quien iba como acompañante exhibió un arma de fuego que llevaba en su cintura con la clara intención de provocar intimidación a fin amedrentar e infundir temor para que desistan en la búsqueda de justicia por el homicidio”, describió la fiscal.
“Lo conocemos del barrio, anda en un (Chevrolet) Aveo gris con los vidrios bajos, con música. Es un gordito joven y usa cadenas de oro”, dijeron los denunciantes. E indicaron que “usa muletas y distintos choferes para cometer los hechos” aunque también “maneja autos y motos”. El muchacho quedó preso por el plazo de ley, es decir un máximo de dos años.
En tanto, el 7 de julio cayó preso en otro allanamiento Cristian Carlos “Salteño” V., quien al igual que su cómplice fue acusado como autor de tres homicidios agravados por el uso de arma de fuego y la portación de una ametralladora calibre 9 milímetros. Entonces la jueza Silvia Castelli le dictó la prisión preventiva por 90 días y ordenó que sea sometido a una junta médica para determinar si una discapacidad que padece le permitía seguir en prisión.
Ayer, en una audiencia realizada por videoconferencia y a pedido de la Fiscalía al cumplirse el plazo, esa medida cautelar fue revisada y el juez Hernán Postma extendió la prisión preventiva de Cristian Carlos V. por el plazo máximo de ley, es decir dos años, al igual que el primero de los apresados y bajo la acusación de homicidio agravado por el uso de arma de fuego (3 hechos en concurso real), portación ilegítima de arma de fuego de guerra en concurso real y en calidad de coautor. Sobre este muchacho, los vecinos de las víctimas sostuvieron que es “mano armada o sicario” de un vendedor de drogas de la zona.
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Si bien Florencia Corvalán estaba distanciada de Nahuel Albornoz desde hacía un tiempo, mantenían un régimen de visitas para la pequeña hija que tenían en común. Así, la noche del domingo 16 de febrero el muchacho llevaba en su moto a su ex pareja y a la beba a la casa de una amiga de Florencia cuando fueron emboscados. Eran las 20.30 cuando circulaban por Génova al 5600 y entonces desde un auto cayó sobre ellos una lluvia de balas disparadas por una pistola ametralladora.
Florencia fue trasladada al Hospital Alberdi, donde llegó sin vida debido a las heridas que le provocaron al menos ocho proyectiles que perforaron su cuerpo. Nahuel fue llevado al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez donde ingresó con múltiples heridas de arma de fuego y murió pasadas las 23 del mismo domingo. La pequeña Chelsi, en tanto, fue llevada hasta el Hospital de Niños Zona norte donde también ingresó fallecida con disparos en el brazo izquierdo, el mentón y el cráneo.
Los investigadores policiales recogieron en la escena criminal diez vainas servidas calibre 9 milímetros y aseguraron que que el ataque estaba dirigido contra Nahuel, quien era hijo de “Caracú” Albornoz, un viejo hampón que supo estar ligado a causas por narcotráfico y cumple prisión domiciliaria en su casa, ubicada a cinco cuadras de la escena del triple crimen, aunque ya estaría retirado del delitio, según él mismo dijo a este diario días más tardes.