Un hombre de 35 años fue imputado de dos homicidios y un intento de asesinato ocurridos en la zona sudoeste en noviembre de 2019. Se trata de Carlos Saúl G. quien fue apresado el domingo y era buscado los crímenes de Matías Nahuel Enríquez, ocurrido en el barrio perecino Cabín 9, y el de Sergio Birri, asesinado en la puerta de su casa del barrio Santa Lucía. El juez de primera instancia Román Lanzón le dictó prisión preventiva al sospechoso por un lapso de nueve meses.
Más de dos años después de ambos asesinatos Carlos Saúl G. fue detenido el domingo mientras circulaba en una bicicleta playera verde con una bolsa de grandes dimensiones de la que sobresalían unos caños. Eso llamó la atención de personal del Comando Radioeléctrico que lo alcanzó y al requisarlo descubrieron que llevaba un par de medidores de agua de los cuales no pudo justificar qué hacían en su poder.
El hombre dio un nombre falso y luego se estableció quién era y que lo estaban buscando por un par de crímenes. Dos días después el sospechoso fue llevado el martes a una audiencia imputativa ante el juez Lanzón.
Amanecidos
La fiscal Georgina Pairola le imputó el asesinato de Enríquez, ocurrido el 10 de noviembre de 2019 en Aguaribay al 100 de Cabín 9, y la tentativa de homicidio de David V., baleado en el mismo incidente. Alrededor de las 6.30 de ese día las víctimas se encontraban debajo de un árbol cuando aparecieron dos personas a bordo de una moto y se originó una discusión.
Al parecer la disputa verbal subió rápidamente de tono y comenzaron los disparos. Matías fue alcanzado por dos balazos, uno mortal, y David resultó con varias heridas de arma de fuego por las cuales pasó unos días internado en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) en grave estado pero logró sobrevivir.
Según comentaron los vecinos al día siguiente del asesinato Matías tenía 26 años, vivía solo en una casa de Jacarandá al 100, a la vuelta de donde lo mataron. “No tenía problemas con nadie”, dijeron tanto de él como de David, que trabajaba arreglando motos en un predio lindero a donde fue baleado.
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Si bien por esos días algunos hacían referencia a bandas que se disputaban las calles del barrio perecino, lo cierto es que ningún vecino se animaba a contar qué sabía sobre el asesinato. “Yo no hablo mucho porque los periodistas se van y nosotros nos quedamos. Nos conocen y por ahí vienen estos y te queman la casa”, dijo una mujer que hace muchos años que vive en la zona.
Sin embargo, la investigación de la fiscal Pairola estableció que el mortal episodio se inscribía en un conflicto repentino entre vecinos que habían pasado de largo de la noche anterior. Al parecer Carlos Saúl G. estaba viviendo en esa cuadra de Cabín 9 donde su padre le había construido una casa arriba de su vivienda. Y ese día, minutos antes de las 7 de la mañana, el acusado pensó que las víctimas se estaban burlando de él o que uno le había tirado un beso a su esposa.
Entonces, según la acusación, Carlos G. le pidió a alguien que le trajera un arma y fue así que llegaron los dos hombres referidos a bordo de una moto quienes le entregaron el arma al sospechoso, que empezó a los tiros contra Enríquez y V. En virtud de testimonios de vecinos y allegados a las víctimas, el imputado quedó con prisión preventiva por término de nueve meses.
Conflicto
El acusado también fue imputado por el fiscal Luis Schiappa Pietra como coautor del homicidio de Sergio Carlos Birri, uno hombre de 55 años asesinado la noche del 19 de noviembre de 2019 cuando lo fueron a buscar a su casa del barrio Santa Lucía, lo llamaron por su nombre y al salir le dispararon una docena de balazos con calibre 9 milímetros. Por ese hecho ya había sido imputado un joven de 19 años, Ezequiel R.
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El crimen de Birri se inscribió en el marco de una disputa entre familiares de la víctima y rivales de la zona. El hombre estaba en el patio de su casa de Estudiante Aguilar al 770 cuando, cerca de las 21.30, escuchó que alguien gritaba su nombre desde la vereda. Apenas se asomó se escuchó casi una docena de disparos. Algunos vecinos sindicaron a dos personas que llegaron en moto como los homicidas.
También aportaron datos sobre un contexto que lo ubicaba en medio de un enfrentamiento entre familiares de su esposa y otro grupo antagónico que se disputaban el control de la venta de drogas en el barrio. En ese marco unos meses antes habían asesinado a balazos a un cuñado de Birri, Mariano Segovia, en Juan B. Justo al 790. Y días después fue asesinado otro cuñado de Birri, Sergio Rubén Giménez, a quien mataron de un balazo en la nuca mientras participaba de un partido de fútbol en una canchita de Tarragona y Pujato, en el barrio Hostal del Sol.
Giménez no era solo buscado por quienes lo asesinaron, ya que la policía también lo tenía en la mira por el crimen de Sol Jazmín Delgado, una chica de 21 años que murió como consecuencia de un balazo recibido en medio de un tiroteo entre dos bandas cerca del barrio 7 de Septiembre.