"Tate ya fue, vos arruinaste a mi viejo", esa fue la última frase que logró hilvanar desesperado el adolescente Sebastián Zamora al joven que en febrero de 2014 le disparó un balazo mortal en la cabeza en la vereda de su domicilio del barrio Casiano Casas. Ayer al mediodía el albañil de 21 años Cristian Adrián "Tate" Paeras fue condenado a 17 años como el autor del crimen tras ser juzgado en audiencias orales y públicas en los Tribunales.
Los jueces Juan Carlos Vienna, Raquel Cosgaya y Gonzalo López Quintana le impusieron esa sanción penal por los delitos de homicidio agravado por el empleo de un arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego de uso civil. En su alegato, el fiscal Ademar Bianchini había requerido una pena de 18 años de cárcel, mientras que el abogado defensor Jorge Alcaraz pidió la absolución de su cliente ante lo que consideró como falta de evidencias para acusarlo.
Solo. La noche del 15 de febrero del 2014 Zamora, de 17 años, fue sorprendido en la vereda de su casa de Calvo al 1300 por un motociclista: "Te dije que te iba a encontrar solo", le dijo el recién llegado antes de dispararle varios balazos, uno de los cuales le perforó la cabeza. Luego de agonizar varios días con muerte cerebral, el adolescente falleció en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez.
En una de las audiencias del juicio oral contra el albañil de 21 años una testigo —Daiana R.— relató que la noche del crimen "volvía caminando de la verdulería delante de Zamora" cuando apareció el acusado en una moto, a quien le oyó decirle a Sebastián: "¿Y si te mato ahora que estás solo? Después que le dijo eso comenzaron a discutir y entonces escuché un disparo y después otros más".
Por su parte Noelia M. señaló que el día del hecho un motociclista se acercó a la víctima y comenzaron a discutir. "Pude escuchar que Zamora le dijo «Tate ya fue, vos arruinaste a mi viejo». Después el chico de la moto sacó un arma, Sebastián salió corriendo y el otro pibe le disparó dos balazos y se escapó". Ante una pregunta de Alcaraz, la mujer admitió que "no le pudo ver la cara a Paeras porque estaba encapuchado".
También brindó su testimonio la policía Marisel A. Señaló que las familias del agresor y de la víctima "se amenazaban constantemente". A raíz de una pregunta del defensor indicó que "Zamora fue denunciado por un hecho de lesiones graves y la víctima fue el padre de Paeras".
El arma usada para cometer el crimen de Zamora no fue hallada. En los alegatos finales, el fiscal Bianchini exhibió como evidencias para requerir la condena de Paeras los testimonios presentados.
Fiesta. "Los cincuenta invitados de una fiesta de cumpleaños que hubo esa noche (estuvo el imputado en el festejo) recuerdan lo que hizo" (por el muchacho condenado). Dos testigos dijeron que se fueron cuarenta personas de la fiesta porque había un lío enfrente. Se fueron porque el autor de los disparos estaba en la fiesta y temían una represalia. Además el imputado tenia numerosos conflictos con la víctima", afirmó el responsable de la acusación.
En su réplica, Alcaraz señaló que las evidencias presentadas por la fiscalía "no alteraron el estado de inocencia de Paeras. La fiscalía confundió a quien representaba y compró la versión de la familia Zamora, que está buscando solamente a un culpable y por eso lo señalaron a Paeras. Le inventaron un apodo y un conflicto".
El letrado también afirmó que los testigos no vieron "nada de lo que ocurrió. Noelia M. jamás pudo ver a la persona que disparó porque siempre estuvo encapuchada". Además indicó que cuando ocurrió el violento episodio su cliente "estaba en un cumpleaños y que, al escuchar los gritos, se fueron porque todos estaban con menores". Y sostuvo que Zamora tenía problemas con algunos vecinos y robaba motos".