Los mensajes y diálogos almacenados en el teléfono celular que portaba la noche del jueves José Francisco Reinaldo Bret podrían llevar a la persona que lo asesinó de siete balazos en el cruce de Esquiú y Felipe Moré, uno de los sectores empobrecidos del barrio Ludueña.
Todo ocurrió pasadas las 23 del jueves cuando Bret, de 41 años y afincado en Granadero Baigorria, recibió un llamado en el cual lo citaban para un encuentro en la mencionada esquina rosarina. El hombre salió de su casa y se dirigió al lugar más allá de las restricciones horarias impuestas por el avance de la pandemia de coronavirus.
Cuando Bret llegó a ese lugar fue emboscado por un hombre que sin mediar palabras le efectuó siete disparos que terminaron con su vida. Tras ello el agresor escapó sin robarle nada, a tal punto que los policías que intervinieron en la escena le hallaron su celular entre la ropa y siete vainas servidas calibre 9 milímetros alrededor del cuerpo.
Tras la presencia policial, los médicos del Sies constataron que Bret estaba sin vida por lo que su cadáver, tras las pericias de rigor, fue trasladado al Instituto Médico Legal por orden de la fiscal Marisol Fabbro, quien dispuso que se realice la autopsia correspondiente.
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No obstante, hubo algo que llamó la atención de los pesquisas de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) que trabajaron en el lugar y fue que, a pesar de estar radicado en Granadero Baigorria, la pareja y otros familiares de Bret llegaron rápidamente a la escena. ¿Cómo se enteraron? ¿Alguno de ellos llevó a la víctima hasta el lugar en algún vehículo y lo estaba esperando? Son preguntas que deberán encontrar respuestas en el avance de la investigación que no contará con registros fílmicos de lo sucedido ya que en el lugar no hay cámaras de videovigilancia públicas o privadas pero sí con el testimonio de esos familiares que aseguraron que “el hombre fue llamado por teléfono y citado en esa esquina”.
Dos caídas
Bret había sido apresado el lunes después del mediodía en Juan José Paso al 6800. Entonces los uniformados llegaron alertados por vecinos que llamaron al 911 para decir que había un hombre tirado en la calle y junto a una moto negra Honda Wave sin patente, supuestamente tras sufrir un accidente.
Al identificarlo, los policías supieron que se trataba de Bret y lo trasladaron a la comisaría 12ª donde comprobaron que sobre él había un pedido de captura activo por un homicidio cometido en 2008 emitido por el juzgado de Sentencia 3 del viejo sistema penal. Sin embargo, al ser consultada la fiscal de Flagrancia María Teresa Granato, la misma informó que ese pedido había caducado y que no pesaba ninguna orden judicial sobre Bret por lo que dispuso el secuestro de la moto y la libertad del detenido.
Además, la madrugada del 24 de marzo Bret había sido apresado por agentes de la Brigada Motorizada después de que intentara robar una camioneta estacionada en Mitre al 1100. A partir de los datos de testigos, lo empezaron a buscar por la zona y lo atraparon en Cochabamba y Mitre. Entre sus ropas tenía un destornillador de punta plana modificada en “L” que utilizaba como ganzúa para forzar cerraduras.
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Las fuentes de la AIC también confirmaron que Bret había purgado una condena tras las rejas y que quizás durante su tiempo en prisión pudo haber generado algún tipo de enemistad ahora saldada. También trataban de desentrañar por qué en esa zona de Ludueña se produjeron dos crímenes en tan solo tres días y las víctimas eran ajenas al barrio. ¿Están mandando gente a realizar algunos trabajos y caen ante alguna banda de la zona? Es otra de las preguntas que da vuelta en la cabeza de los investigadores.
En cuanto al otro homicidio, los pesquisas hicieron referencia a la muerte de Misael Leonardo Godoy, quien el 3 de mayo fue asesinado a balazos en Humberto Primo y Camilo Aldao, es decir a nueve cuadras de donde mataron el jueves a Bret. Sin embargo las primeras hipótesis sobre el homicidio de Godoy, quien tenía 17 años y vivía en el barrio 17 de Agosto de la zona sur de la ciudad, indican que las balas que terminaron con su vida no eran para él sino para una mujer sindicada como vendedora de drogas y que fue herida en el letal ataque.