Había que abrir el juego, sin certezas y de manera coral. Y eso hicieron las rosarinas Siegrist, quien se autodefine como “agitadora cultural”, y Giacosa, comunicadora social. Ellas son los motores de una Bitácora con voces masculinas y femeninas por igual. Junto a ellas y codo a codo trabajaron en esta propuesta Maximiliano Falcone, en el diseño gráfico, y el escritor y periodista Pablo Makovsky, en la curaduría editorial.
“La idea fue reunir a las voces autorales que amamos, a las personas amigas y también a los amigos de esas personas amigas. Solas no podríamos haberlo hecho, el sentido de todo esto es crear comunidad, red, para pensar y hacer juntos”, confiesa Giacosa.
Juntas por separado
También en medio de la pandemia La Capital da cuenta de esta experiencia, entonces cada editora la cuenta obligadamente por separado, desde su propia casa. Aunque la distancia no se nota. Es que ambas dejan ver que hay acuerdos de trabajo, pensamiento y estética a pesar de la premura (una muestra de ello y que parece menor: ninguna se dejó fotografiar frente a su biblioteca, pudorosas de lo que ya consideran una afectación en la comunidad de los y las que escriben).
La Bitácora goza de buena salud a pesar de la circulación del virus y da pistas de continuar: ya son parte del patrimonio los primeros 31 textos que circularon en torno al virus, con ensayo fotográfico de Gastón Miranda y 38 más que se conectaron con la Intimidad junto a las imágenes de Virginia Molinari. Ahora serán 50 más quienes se arriesgarán a delinear un Porvenir, acompañados por las fotos de Lucía Rubiolo. Se prevé la salida para el 10 de mayo próximo.
"Quisimos reflejar cómo se abrían las preguntas más que dejar sentadas respuestas, para muchos fue la posibilidad de reactivar sus producciones, ideas y emociones en torno a sus afectos, espacios diarios, el rol del Estado, a las relaciones y los cuidados. Cursamos las invitaciones, y la mayoría se sumó a esta gran conversación aún sabiendo que la entrega era casi en tiempo real, y lo hicieron a través relatos diversos, desde enumeraciones hasta ensayos, poesía, diarios íntimos y cuentos", dijo Virginia desde el aislamiento que comparte con su hijo Mateo y su gata Amaia, alias “Mumu”.
Virginia destaca, no como crítica sino como retrato de estos días aciagos, que hubo convocados que prefirieron no recoger el guante. Ambas editoras coinciden al decir que tal vez no quisieron porque los autores se avocaron a sus propios proyectos o no pudieron al preferir seguir en reposo ante el desconcierto que les provocó el avance del coronavirus.
"Quizá emprendieron trabajos autónomos o no pudieron y es lógico, escribir desde la emoción, desde arriba del volcán cuando todo está sucediendo puede no ser la opción para muchos, tal vez quieran esperar para analizar qué elementos residuales quedaron y hacer otra lectura, otros análisis con los tiempos de la ciencia", proyectó Siegrist desde un living blanco interrumpido con obras de dos artistas locales inmensos: el casildense Juan Pablo Renzi y el rosarino, Anselmo Píccoli, quienes sin saberlo siquiera abrieron hace tiempo el camino expresivo a gran parte del centenar de protagonistas de esta Bitácora.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Retazos de cada entrega
El ensayo fotográfico "Presentación preliminar", de Miranda, es la puerta a la lectura de la primera entrega. Un espacio vacío (un estacionamiento en Berlín) se ve interrumpido sólo por columnas naranjas e inmensos plafones redondos.
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En este segmento escribieron Flor Coll, Adriana Briff, Georgina Ricci, Osvaldo Aguirre, Sonia Tessa, Virginia Giacosa, Tomás Quintín Palma, Dahiana Henderson, Franco Ingrassia, Pablo Makovsky, Julia Enriquez, Roberto Echen, Clara López Verrilli, Cristhian Monti, Arlen Buchara, María Laura Carrascal, Pablo Franza, Lucía Seisas, Lucía Rodríguez, Damián Schwarzstein, Lila Siegrist, Agustín González, Fede Leites, Ale Benz, Lila Gianelloni, Fernanda Blasco, Silvina Tamous, Jorgelina Hiba, Verónica Laurino y Lila Paolucci.
Arranca la comunicadora Coll desde Barcelona. Abre con "Un virus para la corona", donde cuenta cómo varios le preguntaron: "¿por qué no te volvés?", cuando antes la alentaban a quedarse porque "allá", en España, donde las cifras de infectados y muertos metieron miedo, "están los euros".
Entre otros textos continúa el de las amigas y escritoras Vignoli y Brif, un intercambio de mensajes a miles de kilómetros de distancia, entre San Francisco y Rosario, titulado "Todos moriremos en Hollywood". Una especie de zapada que da testimonio de ruidos, sonidos y personajes de cada lugar.
Desde un lugar ganado por interés y experiencia, la también periodista Tessa retrata en "Un mundo nuevo y feminista" el riesgo que corren las mujeres atrapadas con hombre violento en la cuarentena.
Con poesía Julia Enriquez le habla a su sistema inmunológico y le agradece. "Te estabas hablando a vos en el futuro", le dice desde el título.
Osvaldo Aguirre, quien escribió por años para este diario y trabajó en la sección Policiales y dirigió el suplemento cultural Señales, desde el texto "Coronafake" apela a lo periodístico, o más bien a poner el ojo en cómo ese relato se construye con errores, falacias y conspiraciones.
Damián Schwarzstein, también ex redactor de Política de este diario, tras develar todo lo hecho en un día que se va se aventura en "Mañana" a imaginar lo que puede venir.
La comunicadora y docente Clara López Verrilli encolumna la palabra “espacio” y asocia en “Especies de espacios” toda la fauna posible.
Jorgelina Hiba, también ex redactora de La Capital, se apropia de un estilo de interrogación que hizo el escritor norteamericano Raymond Carver primero y luego la banda nacional Divididos: "Qué ves cuando me ves: la pandemia y la naturaleza de las ciudades", y se explaya sobre lo urbano, el silencio, la escucha y el verde.
Y la escritora Verónica Laurino en “Conocí la terraza” cuenta cómo muchos y muchas, al igual que su hija, entendieron que los espacios más cercanos y a la mano pueden llegar a ser el mundo mismo.
"Bitácora no sólo es coral sino que aúna distintos géneros, en tono libre cien por cien. Muchos venían produciendo pero para otros fue el empujón para empezar a hacerlo y todos agradecieron mucho", asegura Virginia.
Lila refiere al ámbito de intimidad de Miranda, el fotógrafo que dio cuenta de la primera tapa. “El trabajo lo realizó desde la casa de su abuela” y da cuenta así de qué se trata la muestra de imágenes en blanco y negro dentro de las páginas de Bitácora: marcas de ancianidad tras muebles, espejos, estampitas, adornos y crucifijos.
Al comienzo del segundo libro de la Bitácora link , las editoras dicen que el tiempo previo a la pandemia se distribuía en el súper, la verdulería, el trabajo, las librerías, los bares y las calles, pero ahora en los textos se verá cómo se circunscribe a los circuitos domésticos.
Allí la intimidad “se manifiesta en la precarización laboral pero también en la lírica al amor, al paisaje y al nihilismo”, allí “se expande el pensamiento agudo y sensitivo y se ralentiza todo”, escribirán simbióticas, a puño y letra .
En todo ese cruce de espacio y tiempo aparecen los textos de Patricio Pron, nuevamente Beatriz Vignoli, Roberto Caferra, Virginia Ducler, Natalia Massei, Juan Mascardi, Ivana Romero, Pablo Bigliardi, Laura Rossi, Cecilia De Michele, Sebastián Bier, Victoria Noya, Ricardo Robins, Maricel Bargeri, Javier Núñez, Agustín González, Carolina Musa, Ángeles Ascúa, Daiana Travesani, Melina Torres, Silvina Dezorzi, Dahiana Belfiori, Eugenia Arpesella, Wachi Molina, Ezequiel Gatto, Paola Santi Kremer,Javier Gasparri, Marcela Alemandi, Ernestina Fabbri, Pablo Bilsky, Coki de Bernardis, Flor Balestra, Federico Fritschi, Nacho Estepario, Virginia Negri, David Nahón, Belén Campero, Tomás Boasso, Rafael Ielpi.
La imagen que antecede a todos los textos esta vez es de Molinari. La foto es una secuencia de amarillo, verde, marrón y lila estampados en una guitarra, una reposera y macetas. Como un puñado de cosas que podrían salvarse desesperada y amorosamente si el mundo se acaba ya.
Desde sus imágenes Molinari cuenta el encierro colectivo, desde la serie “Me cuidan mis amigas” dice Siegrist. “Porque relata un particular modo de estar en el aislamiento agrega con unas colegas artistas mujeres”, agrega.
En la antesala se ubica el escritor y crítico Patricio Pron, ganador de la vigésima segunda convocatoria del Premio Alfaguara de novela 2019 por su obra “Mañana tendremos otros nombres”. En esta segunda Bitácora, el rosarino habla desde Madrid y dice “Así es como somos realmente”. Pero no habla él, habla Bob Dylan, y hablan las calles madrileñas, sus hospitales, y también algunos costados desafortunados de algunos argentinos y perfila con voces ajenas lo que puede llegar a venir.
El periodista Roberto Caferra apunta a lo doméstico de la plomería, al aburrimiento, a las cifras criminales del narcotráfico en esta ciudad y a las criminales cifras del Covid-19 y finalmente le preguntan ¿de qué le gustaría morir?
El escritor y peluquero Pablo Bigliardi lleva el “Diario de un monotributista” y entre evocaciones a cuentas y deudas reconoce que “escribir agota tanto que no quedan ganas de hacer nada”, pero acá se empecina y no pierde la ironía ni el humor.
La editora, escritora y tallerista de la Biblioteca Vigil, Carolina Musa, en seis pasos cuenta poéticamente lo que ve y dice: “Si me preguntaran diría que la relación del sonido con la memoria es vital”.
Silvina Dezorzi, antropóloga, ex periodista de La Capital y escritora, apela al intertexto y desde “Pensándolo bien” cuenta que en esta pandemia quedó atrapada por la sorpresa de haberse adelantado al presente viral en uno de sus últimos cuentos: “Apagón”. Nada menos que el relato de un autoencierro, de un confinamiento voluntario al que se somete una mujer que no soporta la muerte.
Y el escritor Pablo Bilsky y el cantante Coki Debernardis parecen jugar un contrapunto con la poesía. El primero se expande desde el título. “La fiambrería de la cuarentena: de cómo los fantasmas de los antepasados, todos nuestros muertos, nos visitan durante el aislamiento”. El segundo se abrevia: “No sé”, bautiza a sus estrofas.
Cierra Rafael Ielpi con otra poesía titulada “Tormenta sobre la costa”. ¿Cierra? En realidad no parece. Ya está en marcha la tercera Bitácora y todo hace suponer que habrá más tras la pandemia.
Al menos ya Rubiolo tiene preparado su ensayo fotográfico sobre el futuro y 50 rosarinos están escribiendo contrarreloj: algunos de los que ya confirmaron son Andrés Abramowsky y Hernán Lascano, por nombrar sólo dos invitados que son redactores de La Capital y la profesora de literatura de la Universidad Nacional de Rosario, Susana Rossano, quien escribió por años para este diario.
Además se podrán leer textos de Gerardo Rozín, Luis Rubio, Juan Ritvo, Leandro Arteaga, Eugenio Previgliano, Paula Favaretto, Pau Turina, Mercedes Gómez de la Cruz, Pablo Colacrai, Adriana Armando, Guillermo Fantoni, Sebastián Sánchez, Pablo Romano, Rocío Muñoz Vergara, Morena Pardo, Manuel Quaranta, Marcelo Britos, Rubén Chababo, Alejandro Hugolini y Romina Tamburello, entre otros y otras.
Un volcán que sigue activo.