Tobías Giorgis cumplió su sueño, un sueño que venía acuñando desde su más tierna infancia. Se convirtió en Campeón del Mundo Sub 21 en esquí acuático, el deporte que tanto ama, tras imponerse en el Mundial organizado por la International Watersky & Wakeboard Federation, realizado en Boca Laguna, Jalisco, con un registro de 59.6 m (196 ft). Con este logro Tobías, que el 13 de junio próximo cumplirá 21 años (es categoría 2002), cerró de la mejor manera su etapa en Sub 21 y ahora arranca en Open, que es como jugar en primera.
Estar en un nivel alto, le permitió estar en la conversación con los mejores del mundo y conseguir las marcas clasificatorias para el mundial como si fuera algo de todos los días. Y allí estuvo, consciente para dar todo de sí ya que era su último Mundial como Sub 21 y quería irse por la puerta grande, como lo hizo.
El anterior Mundial había sido en Estados Unidos, donde quedó tercero, en overall pero le quedó una ficha más y apostó todo a la cita ecuménica que se llevó a cabo en México para despedirse de la mejor forma.
“Venía entrenando duro, aunque este verano se complicó un poco porque no teníamos mucha agua en el lago y no pude esquiar mucho, al menos lo que hubiese querido. La idea era prepararlo lo mejor posible y por eso me terminé yendo a Estados Unidos. Me fui el 1º de mayo y ahí estuve entrenando con coachs chilenos, quienes son con los que vengo entrenando hace mucho tiempo” destacó Tobías al referirse a la previa del certamen ecuménico.
¿Cómo fue la performance en el certamen?
El torneo arrancó más o menos para mí. Primero hice slalom y figuras, donde no me fue muy bien y en salto clasifiqué segundo con una buena marca. Estaba un poco triste porque mi fuerte es el overall y el salto, y en overall la embarré un poco con la marca de figuras. Ahí fue como que quedé fuera de la pelea, pero después, en salto, pude reivindicarme y todo terminó de la mejor manera.
Y en tu caso, ¿Cuándo empezaste a sentirte campeón?
Venía muy caído después de lo que me había pasado en overall y tenía por delante la última oportunidad, era la última esquiada del torneo. Ya en la misma pista vos te das cuenta de cuando te fue bien y cuando no. Dependiendo de cómo es tu pasada, ya más o menos sabés como es el resultado. Y en la pelea por las medallas, te das cuenta inmediatamente. Después esperé a que saltara el americano Edward Roberts, pero sabía que tenía posibilidades. Él era favorito, por eso cuando gané fue una alegría inmensa, fue haber hecho realidad el sueño más grande, fue un alivio también muy grande.
¿Cómo se definió la prueba?
Roberts saltó mal en el primer intento y en el segundo se cayó y ahí se le terminó, no pudo dar el tercer salto. Segundo terminó un italiano, Florian Parth. Estuvo muy peleado.
¿Qué fue lo primero que hiciste cuando ya sabías que eras campeón?
Lo primero que hice fue ir a ver cómo estaba Roberts y después fui a abrazarme con uno de los entrenadores que estaba ahí y con mi hermano. Estaba muy emocionado y llorando lo llamé a mi papá.
¿Perjudica mucho saltar en la altura?
La cancha estaba en un lago a unos 1.500 metros de altura, lo que perjudica en cierta manera el salto, ya que la lancha no llega a dar la potencia que suele dar. En situaciones normales la lancha llega a los 62 kilómetros, pero en la altura daba 59. Eso que parece una diferencia mínima, se nota, saltás menos. Igualmente, no sólo bajaron las marcas para mí sino para todos.
¿Qué viene de ahora en más?
Quiero seguir dando pelea en Open, cosa que se hace más difícil porque están los mejores de todo el mundo y de todas las edades. En cuanto al calendario, en octubre, se viene el Mundial Open en Orlando, Estados Unidos y luego los Juegos Panamericanos en Chile. La idea es conseguir alguna medalla allí también.