"Siento que estamos en la misma situación en la que empezamos el ciclo", dijo Omar De Felippe. Y 22 partidos después, con una sumatoria pobre entre partidos ganados (7, todos de local) y empatados (4, dos en el Coloso y dos de visitante) que da 11, con la que apenas iguala la cantidad de cotejos perdidos, puede decirse que el diagnóstico es certero. Aunque se demoró demasiado. Ya se veía tiempo atrás. Hasta antes del clásico. Más allá de la reacción mínima con algo de fútbol pero apenas de un punto sumado ante Racing y Defensa y Justicia. Claro que también es responsabilidad propia porque se animó a cambiar muy poco, a arriesgar casi nada.
La tabla que se mira en los últimos tiempos por el parque Independencia es la del promedio, por ella también se fue Juan Manuel Llop. Cuando De Felippe llegó a Newell's el equipo que había dejado el Chocho estaba 17º en los promedios, entre 28 equipos. Hoy lo deja en la posición 18 y con 26 equipos en esa misma tabla que asusta para la próxima Superliga, ya que en la actual todo indica que estaría a salvo de los últimos 4 puestos de descenso.
Y se habla de esto porque es sin dudas lo único que interesa, más allá de que también con don Omar la lepra perdió el clásico eliminatorio de los cuartos de final de la Copa Argentina.
Los números, que son los que mandan ante la urgencia cuando la cuestión es mirar para abajo, marcan en rojo la campaña del Newell's de De Felippe. Y si bien no fue que renunció por eso, tras perder el domingo en Mar del Plata a manos de un limitado Aldosivi, sino porque esgrimió que no vio "respuesta de los jugadores".
El equipo realmente jugó mal en el primer tiempo, en esos 45 minutos en los que De Felippe dice que decidió el no va más. Claro, el equipo no pateó ni al arco. Y se salvó de perderlo por dos goles gracias a Alan Aguerre, el único gran acierto del DT.
Y si bien se vio en el partido la falta de respuesta de sus jugadores, también fue notorio que tampoco tuvo reacción el entrenador. Ni una variante, el cambio en el entretiempo no fue demasiado arriesgado (Fydrizewski por Fértoli) y recién rompió el casi fijo "doble cinco" a los 85, ya prácticamente sin chances más que de un empate milagroso con el ingreso de un Víctor Figueroa desesperado por ingresar, quien más allá de no ser siempre solución con más tiempo hubiese aportado más que Bernardello.
En esto también se ve la falta de riesgos para buscar ese triunfo de visitante que nunca lograron sus dirigidos, lo que incidió directamente en la cosecha de puntos. Es que ganó bastante en el Coloso: 7 triunfos, acompañados de 2 empates (Independiente y Defensa y Justicia) y dos derrotas (Independiente en el torneo pasado y Atlético Tucumán en el actual).
Retomando la campaña de 25 puntos sumados en 22 partidos, apenas superó por pocos puntos a los que aún están abajo en el promedio: Lanús (18), Argentinos (20), Gimnasia (19), San Martín de San Juan (22), Belgrano (22), Patronato (18) y Tigre (23). A la par, no logró oxigenar al promedio 2019/2020, en el que hoy arrancaría apenas arriba de Lanús (4 puntos, sin contar el partido de anoche ante Independiente), y los que no estarían por descender a fin de esta temporada: Tigre (a 3) y San Martín de Tucumán (divide distinto). Por todo esto los números marcan que fue demasiado tarde que el DT se diera cuenta que el diagnóstico era irreversible.