Alarmante mortalidad infantil. El Rosario sigue sosteniendo una alarmante mortalidad infantil de
los niños de seis meses a dos años. Para conocer más del tema consultamos a un conocido facultativo
local, quien nos dijo que “la estadística de mortalidad infantil que se conoce es exacta,
pero el 95 % de esas defunciones provienen de la ignorancia y superstición de las madres. Las
madres pobres no consultan a los médicos y están imbuídas de miles de prejuicios heredados de sus
padres y abuelos. Oyen decir que tal cosa es buena y la aplican a los niños, los que no tardan en
perder la vida. Sé de madres que han llegado a dar sopas de ajo a criaturas de seis meses porque
les habían dicho que era buena para ensanchar el pecho y acelerar el desarrollo. Por otro lado, las
madres pudientes caen en otra serie de errores, más culpables porque provienen de su inmoderado
afán de exhibicionismo: dan sus criaturas a la crianza mercenaria, limitándose se afección de madre
a tomarlas bien vestiditas y mostrarlas orgullosas. Atienden a cuidar sus físicos para contornear
las morbideces y remarcar las líneas regulares, no obstante que teniendo buena y abundante leche
podrían con poco trabajo cumplir con sus deberes de madres. De aquí proviene que las amas de leche,
que desempeñan tan sólo una función animal, sin dar el cariño que necesita el pequeñuelo tanto como
el alimento, originan males graves a los niños. En realidad, la solución se reduce a que las madres
hasta los seis meses no den otro alimento al niño que el pecho; hasta los tres meses debe darse
cada dos horas de día y cada cuatro de noche, y después de tres meses, cada tres horas de día y
seis de noche. Después de los seis meses, la madre, que siempre debe atender a los consejos
médicos, puede ayudarse (sin despechar al niño) con leche de vaca, en mamaderas, alternando una
toma de pecho con otra de leche”. (1906)
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