"…La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen…"
"…La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen…"
William Faulkner
Las ciudades son cuerpos en constante movimiento y expansión. Rara vez reducen su espacio. En ese cuerpo de espacio y tiempo se desarrollan los habitantes de la Tierra: más del 50 por ciento de los 7.550 millones de habitantes del globo viven en ellas. Todos cohabitan en dicha geografía. La tendencia mundial es la ciudad como contenedora de muchas vidas. Vamos cada vez más hacia las ciudades-estados. Son la centralidad de servicios y producciones biológicas y de producción de materiales.
Los servicios públicos (agua, aire, salud, saneamiento, alimentos, vivienda, transporte público, seguridad, gas, combustibles y otros servicios) son muy importantes. Son el fluido fundamental de vida en las ciudades. La gente va a las ciudades por estos servicios que no encuentra en la ruralidad, entre otras causales.
En las crisis de las ciudades toman cada vez más relevancia el costo y calidad de los servicios públicos. Miremos las movilizaciones de 2013 y 2016 en Río de Janeiro y en San Pablo por el aumento del precio del transporte público. A Ecuador en este año, por el aumento del combustible. O las grandes movilizaciones de Santiago de Chile por el aumento del subterráneo, con gravísimas represiones ilegales al pueblo. Podemos ver cómo la vida de las personas se va en la cotidianeidad urbana. Y cómo la pobreza de tiempo, de dinero y de futuro generan un gran malestar y fastidio en todas las personas de la urbanidad.
La sociología de lo cotidiano nos muestra cómo urge que nos fijemos en la enormidad del detalle. La dirigencia estadual en cualquiera de sus tres niveles tendrá que concentrarse en cómo dar respuestas a realidades de todos los días y al reclamo diario. La justicia social nos da un camino para empezar a entender estos tiempos ligeros. Sería así pertinente que los dirigentes estaduales tomen en consideración el bien-estar de la gente en las pequeñas grandes cosas de la vida.
Se requiere de efectividades conducentes. Sí, que conduzcan a un mayor buen vivir. Para ello, entre otras cuestiones se debería tener en consideración en la agenda de políticas públicas este pequeño decálogo de buenas prácticas para la urbanidad:
• El marketing o propaganda política tradicional, que oculta la realidad y la verdad, ha caducado.
Si un servicio de transporte público de pasajeros no cumple los horarios, hay que plantear claramente dicho incumplimiento. Es decir, se debe reflejar lo que sucede en los hechos. La velocidad de los medios de información y de las redes eliminaron margen para ficcionalizar la realidad.
• Es fundamental que las oficinas de recepción de quejas por los servicios mal servidos sean eficaces. Generan mucho malestar las aplicaciones y teléfonos que no atienden o colapsan o sencillamente no solucionan nada.
• La desidia estatal es mala consejera. La indiferencia también. La normalización de lo malo, feo y despreciativo de lo social reclama un urgente cambio cultural para construir y mejorar en sociedad.
• No puede haber una dirigencia estatal que se mueve con una discursividad del siglo XX frente a medios de comunicación y visibilizaciones del siglo XXI. Ese divorcio es abismal y destructivo.
• En la actualidad, la verdad es más constructora de poder político que mil ficciones. La verdad auténtica y legítima. La ficción ha caducado, pues en la actualidad, en principio, la digitalización desnuda y deja sin ropas a la mentira.
• La ciudadanía debe ser escuchada y debe lograr que su participación en asambleas sean útiles y reales. No funcionan más las reuniones en que las vecinas y vecinos son cansados y descuchados. La gente es inteligente. Es necesario e impresindible el respeto a las/los vecinos.
• Se debe conocer conociendo. Nuestra ciudad contiene en su seno instituciones del Estado nacional, provincial y municipal. Sus habitantes tienen el derecho de saber de estas instituciones. No alcanza con las páginas digitales. Es necesario que cada institución entregue a cada persona un documento donde explique la función, objetivos y servicios que presta dicho organismo. Quiénes lo conforman, funciones y teléfonos de ubicación.
Hay páginas web que no funcionan correctamente o es escasa la información.
Conocer conociendo la ciudad, es un derecho fundamental. Es el saber dónde, cómo y cuándo puedo resolver un problema urbano. Dicho conocimiento es vital para la ciudadanía.
• El Estado debe tener una revinculación con la sociedad. Ello requiere no sólo de política, tecnología y ciencia, sino también de una profunda transformación cultural.
• La cultura como conjunto de prácticas sociales, artísticas, intelectuales y mentales de una comunidad determinada está exigiendo más verdad y más velocidad que no atrace. El divorcio entre la estatalidad y las necesidades populares deber ser cancelado. Estado, sociedad, vincluarización, velocidad y concatenación con la tecnología se ponen al orden del día.
• El Estado es para todas y todos, pero más y fundamentalmente para las/los desposeídos que debemos incluir con justicia social
Por último, necesitamos un proceso de amabilización de las ciudades, que puedan erradicar lo falaz y descreído del líquido siglo XXI. Es la veracidad la que construye credibilidad.
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