Agua de fuego
Agua de fuego
El pálinka es el aguardiente típico de Hungría, un trago que consideran uno de sus tesoros nacionales, también conocido como "agua de fuego". Desde el ingreso del país como miembro de la Unión Europea tiene denominación de origen, tema que vimos relacionado a nuestra tierra, y al que volveremos en otra oportunidad. La reglamentación determina que sólo puede tomar ese nombre un destilado de 100% de frutas del lugar, sin agregados de alcohol ni aromatizantes, y con un mínimo de alcohol de 37,5 º. Se le concedieron la denomonación de origen a cuatro pálinkas, dos hechas de ciruela en la región de Szatmár y de Békés, uno de manzana de Szakolc, y uno de damascos de Kecskemét, que alcanzó su punto de máximo de popularidad luego de una visita que hizo a Hungría Eduardo VIII, cuando todavía era heredero al trono británico, quien afirmó que era mejor que el whisky y que el rum.
Licor de fruta
Antes los aguardientes que se preparaban con concentrado de aromas de frutas, alcohol fino y agua, también se denominaban pálinka, pero ahora, legislación mediante, deben llamarse licor de frutas (nadie puede siquiera imaginar una buena mesa sin la presencia de este licor). Su elaboración no difiere mucho de los demás aguardientes. En primer lugar se almacena la pulpa de la fruta para que fermente en forma natural, el mosto obtenido se destila, y durante ese proceso se recolectan vapores que se elevan mediante enfriamiento, y vuelven a convertirse en un líquido al que llaman vino bajo.
Se procede a una segunda destilación que será la encargada de brindarle el refinamiento necesario y el aumento de la graduación alcohólica, como así también de conferirle una exquisita concentración de sustancias aromáticas. Así se obtiene el llamado vino fino que se añejará como mínimo un año en barriles de roble o de morera, período en el que perderá el sabor acre y adquirirá una tonalidad amarilla oscura. Debe beberse a temperatura ambiente, calentándolo un ratito entre las manos, porque el vino frío encubre los aromas y sabores, usando una copa especial llamada kupica que tiene la boca más estrecha que la base. Primero hay que aspirarlo profundamente, y luego pasear el sorbo por la boca para que llegue a todos lo rincones.
El sabor invadirá las papilas gustativas y su "dureza" se percibirá en la comisura de los labios y bajo la lengua. Hay licores que se elaboran con agregados distintos, que también son muy famosos, como el que tiene miel, o el que madura en un lecho de frutas durante meses adquiriendo dulzor y color, que según dicen son los preferidos de las mujeres, y que los magiares (habitantes de Hungría) llaman "de moño". Como es de imaginar, no podía estar ausente la páprika, para nosotras pimentón, por eso el ingrediente forma parte de la receta del clásico sureño que no sólo es fuerte sino también picante. Tradicionalmente el pálinka se preparaba de manera casera. Con la regularización de la producción de bebidas alcohólicas, los que quieren prepararla en base a las frutas de su propia huerta o de las cosechadas en los bosques, deben llevarlas a una destilería de su zona donde se elaborará con maquinaria moderna pero en base a técnicas antiguas.
Por Gonzalo Santamaría y Mila Kobryn
Por Mariano D'Arrigo