Más consultó a médicos del deporte y cardiólogos, habló con deportistas y con organizadores de maratones para intentar construir algunas respuestas a los interrogantes que dispara un tema complejo en el que se ponen en juego los alcances de la medicina, la responsabilidad sobre la propia salud, las fallas en la difusión de los riesgos de una práctica deportiva de alta exigencia y, sobre todo, las conductas que nos llevan a traspasar ciertos límites en el amparo de eso tan humano que nos dice “a mí no me va a pasar”.
Lo primero que sale a la luz es que no aumentó en los últimos años el porcentaje de personas con síncopes durante la práctica de un deporte. Los datos a nivel mundial indican que la muerte súbita ocurre en uno a dos casos por cada 100 mil participantes en diferentes deportes por año, y eso no se ha modificado, al menos en forma sustancial.
La sensación de que los casos se están multiplicado estaría dada, según explican los especialistas, por el alcance que hoy tienen los medios de comunicación —incluidas las redes sociales—, que potencian el impacto que de por sí genera que una persona, en aparente estado de buena salud, se descompense o se muera en una cancha de fútbol o en medio de un maratón.
Daniel Flichtentrei, médico cardiólogo, director médico del portal Intramed, reflexionó acerca de por qué los maratonistas y otros deportistas que se someten a altas exigencias físicas no siempre cumplen con los controles médicos adecuados: “En cada caso opera algo diferente, pero en general muchas personas sienten una confianza excesiva en sus propias percepciones acerca de su estado de salud y elaboran a partir de ellas una estimación subjetiva del riesgo”.
“Sin embargo, cuando se somete al cuerpo a exigencias máximas se están sacando conclusiones acerca de situaciones extremas basadas en situaciones corrientes y eso es una causa de error. Hay muchas enfermedades que en etapas tempranas sólo se ponen de manifiesto ante apremios de alta demanda pero que no producen síntomas durante la vida cotidiana. En ocasiones, esa primera —y última— manifestación es la muerte súbita”.
Un breve sondeo realizado por esta cronista entre colegas y conocidos que juegan al fútbol o salen a correr en forma frecuente arrojó un resultado curioso: casi todos admitieron que hace tiempo que no se realizan exámenes médicos y algunos aseguraron que incluso cuando un profesional les indicó una ergometría (prueba diagnóstica que consiste en un electrocardiograma durante un esfuerzo determinado) no se la hicieron.
“Si hubieses seguido preguntando la respuesta se repetiría”, dijo a Más la médica del deporte Lucila Zoratti, que trabaja en el servicio de medicina del deporte del Instituto Cardiovascular Rosario (ICR) en el área de chequeos predeportivos. “Es algo que vemos a menudo en el consultorio: gente que está haciendo actividad física, en algunos casos con altas exigencias, y hace años que no pasa por el consultorio del médico”, agregó.
Zoratti opinó que “la salud es responsabilidad de cada uno de los sujetos que va a someterse a una prueba deportiva como un maratón” y señaló: “Si voy a exponer a mi organismo a un determinado estrés por ejercicio físico, si voy a correr 5, 12, 21 o 42 kilómetros me tengo que hacer responsable de estar en condiciones, de saber cómo va a responder mi organismo al entrenamiento previo y en la competencia; y no sólo hablo de lo cardiovascular —donde una falla nos puede costar la vida—sino de todo el cuerpo, de lo muscular, de las articulaciones y hasta del estado psíquico, porque tal vez por algún motivo ese día la persona no esté apta anímicamente para someterse a una prueba de esfuerzo. Por lo tanto es un acto de responsabilidad personal”.
Entre 2005 y 2012 se produjo una gran movida de rosarinos que se volcaron a la actividad física, lo que es en principio una muy buena noticia, sin embargo , dijo Zoratti, “eso no fue acompañado por un soporte médico acorde, en el sentido de que hubo un desarrollo desmedido de lo deportivo y recién ahora se están sumando más profesionales que trabajan específicamente en prevención, que están atentos a todas las situaciones de salud de una persona que hace actividad física. Ahora hay mayor difusión por parte de los medios, y también más conciencia entre los entrenadores y profesores de educación física. La medicina del deporte creció pero no está suficientemente instalada entre la población como un recurso válido para el chequeo, control y lo que es muy importante, para el seguimiento ”.
La educación para la salud es clave. La Municipalidad de Rosario, la Asociación Rosarina de Atletismo (que supervisa las carreras), la Fundación Cardio y la Sociedad Rosarina de Cardiología pusieron en marcha un programa de acciones orientados a la concientización de aquellos que participan de grupos de running. El objetivo de máxima es tener un listado completo de todos esos deportistas y lograr que cada uno cuente con un apto médico.
En junio de 2013 se había firmando un convenio entre esas instituciones durante el XXXI Congreso de Cardiología que se realizó en Rosario, para alcanzar a la mayor cantidad posible de público con la prevención.
Ese acuerdo, que sigue plenamente vigente, busca además que se garantice la seguridad de los deportistas en cuanto a asistencia médica en los sitios donde se practica y haya más personas que conozcan las técnicas de reanimación para poder evitar la muerte súbita cardíaca.
Por la enorme cantidad de gente que hoy hace deportes, el Colegio de Médicos de Rosario junto a la Municipalidad lanzarán en los próximos meses un nuevo certificado, basado en normas internacionales, para la evaluación cardiovascular de quienes entrenan.
Según datos de la sociedad de cardiología el porcentaje de individuos que hace actividad física y se realiza los controles médicos correspondientes no supera el 30 por ciento en Rosario, algo que se replica en las principales ciudades del país.
¿Certificados? Cuando sucede un hecho trágico o conmocionante como el que protagonizó Carlos Del Frade quedan expuestas las dudas respecto de cuáles deben ser los requisitos que piden los organizadores de un maratón a los participantes.
Actualmente las competencias atléticas de running son organizadas por distintas instituciones o marcas deportivas que se encargan básicamente del marketing del evento. Detrás de estas empresas o entidades benéficas (Adidas, Unicef, etcétera) está la Asociación Rosarina de Atletismo (Arda), que le da el marco legal a las competencias. A los deportistas no se les exige un certificado médico para permitirles correr. ¿Por qué?
Fernando Bilotta, presidente de la asociación de atletismo, explicó a Más que “la responsabilidad es básicamente del maratonista, que sabe que debe hacerse chequeos médicos en forma previa y estar en condiciones para correr, sobre todo cuando se trata de los 21 o 42 kilómetros”.
Bilotta comentó que en los maratones de otros lugares del mundo tampoco se pide un certificado médico. “A nosotros nos toca trabajar en la difusión y en la concientización de los cuidados de la salud, algo en lo que ponemos el acento cada vez más. De hecho, para la carrera del domingo estuvimos presentes en las redes sociales y con información impresa para que los deportistas recuerden cuáles son los exámenes médicos y las precauciones que deben tener respecto de su salud, y eso no sólo incluye ir al médico sino también la alimentación correcta, el descanso adecuado y la hidratación”.
Cuando un atleta va a inscribirse para participar de un maratón se le entrega un kit que incluye una remera, el número con el que va a participar y el chip con el que se controla su tiempo de carrera, pero además se le hace firmar un consentimiento en el que asume tener exámenes médicos que lo habilitan a competir.
“Como organizadores nosotros nos hacemos cargo del seguro del atleta, de que estén las ambulancias, la carpa médica, los profesionales necesarios de acuerdo al número de deportistas por si es necesario intervenir, pero el estado de salud de cada corredor es su responsabilidad”, manifestó Bilotta.
En Rosario se hacen por año unas 35 competencias fiscalizadas por Arda. Muchas son las llamadas carreras de calle de 8, 10 o 15 kilómetros y luego están los medio maratones como el del domingo pasado de 21 km y la competencia de 42. Todos incluyen carreras integrativas de pocos kilómetros (5 km en los de 21 y 8 km en los de 42).
Malas noticias. En los últimos maratones se asistió a varias personas con algún tipo de descompensación, algo esperable entre un número tan alto de inscriptos. El año pasado en el maratón de 42 km falleció un hombre de Ramallo, a lo que se sumó este año el episodio de Del Frade. “Lamentablemente, cuando algo negativo sucede la noticia pasa por ahí, y es lógico, pero creemos que si bien hay mucho para avanzar, en la prevención y difusión estamos mejor”, dijo Bilotta, quien por otro lado reconoció que el sistema médico público y privado no está preparado aún en forma conveniente para dar respuesta en lo preventivo a la cantidad enorme de personas que se han volcado a correr.
“Incluso hay exámenes médicos, algunos muy simples, que las obras sociales no reconocen; hay muchas cosas que mejorar”, dijo el presidente de Arda.
Sólo el 5% de los competidores en un maratón son deportistas de elite cuya salud está exhaustivamente controlada. La mayoría son amateurs. Por eso Bilotta insistió con que “es muy importante agotar todas las instancias educativas en la población; tener controles médicos no garantiza eliminar el 100% de los riesgos, pero sin dudas los minimiza”.
Exámenes para cada corredor
“Existen estudios de mínima que son recomendables para alguien que se entrena: un examen físico general, la construcción de una buena historia clínica, un electrocardiograma, y una ergometría y ecocardiograma en los casos en los que es procedente, pero lo cierto es que hay que atender las característias de cada individuo y por eso es el médico el que debe sugerir a cada deportista los estudios que considera necesarios. Es criterio médico puro”, destacó la médica del deporte Lucila Zoratti. “Los antecedentes familiares, la carga de estrés a la que la persona está sometida, su alimentación, todo es importante en el contexto de la evaluación”.
“El deporte es salud, sin dudas, llevado en un contexto cuidado, en su justa medida y de acuerdo a las condiciones de ese sujeto”, enfatizó la profesional.
“¿En los maratones debe pedirse un certificado médico para poder participar? En mi respuesta soy coherente con lo que vengo planteando: la responsabilidad de la salud es de cada individuo, que como adulto debe hacerse cargo”, manifestó Zoratti.
Cómo está Carlos Del Frade
El episodio que conmovió a los rosarinos esta semana tuvo como protagonista a Carlos Del Frade, periodista, escritor y candidato a diputado por el Frente Social y Popular. Sucedió el domingo durante el medio maratón Adidas cuando se descompensó a pocos metros de la llegada tras correr casi 21 kilómetros.
Del Frade no había tenido síntomas previos como molestias o dolor en el pecho, tampoco falta de aire ni malestar general. En aparente buen estado de salud se sumó al resto de los corredores para participar de una de sus pasiones: los maratones.
Quienes estaban cerca relataron que se cayó y no reaccionaba. Los médicos que lo asistieron (en primer lugar fueron profesionales que también estaban compitiendo) manifestaron que tuvo varios paros cardíacos. Al Instituto Cardiovacular de Rosario (ICR) llegó inconsciente.
Le diagnosticaron un cuadro de arritmia por problemas vasculares.
El periodista y político tenía estudios médicos previos que habían sido indicados por un clínico. Entre ellos, un electrocardiograma, ecografía de carótida y hemograma.
Es posible que aunque se sometía a pruebas exigentes no hubiese realizado en los últimos años un ecocardiograma (ecografía del corazón) y una ergometría (electro en esfuerzo), estudios que están sugeridos por edad y por la carga física
Del Frade fue deportista desde la adolescencia. Jugó al fútbol, practicó atletismo y waterpolo, nunca fumó ni consumía alcohol. Desde hace ocho años había encontrado en el running su cable a tierra.
Aún no están determinadas las causas que provocaron la obstrucción arterial y posterior arritmia. Al cierre de esta edición seguía internado mientras mejoraba su cuadro general. Su estado de ánimo era óptimo. Los médicos tratantes decidirán en breve los próximos pasos.
Nuevas evaluaciones
El Colegio de Médicos de Rosario propuso a las secretarías de Deporte y de Salud Pública de la Municipalidad un nuevo certificado de aptitud cardiovascular para la práctica de deportes, similar al que se expide para el uso de natatorios. En realidad se trata de dos formularios distintos: uno preparticipativo básico y otro preparticipativo avanzado.
El médico cardiólogo del Hospital Italiano Aníbal Gentiletti, secretario técnico del Colegio de Médicos, comentó a Más que la entidad se acercó al municipio para ofrecerle este certificado que acredita que la persona se realizó un examen cardiovascular acorde a la práctica deportiva que va a realizar. Una vez vigente, podrá ser solicitado y presentado en gimnasios, institutos de danzas, canchas de fútbol y tenis, grupos de running, etcétera.
“Lo pensamos por la gran cantidad de gente que hace actividad física y con el objetivo de minimizar riesgos”, señaló el profesional. Gentiletti explicó que “el examen médico previo a la participación de deportes se propone como herramienta para detectar patologías que predispongan a la muerte súbita o que puedan agravarse debido a la sobrecarga del aparato cardiovascular generada por la prática de ejercicios intensos”.
La muerte súbita en el deporte, agregó Gentiletti, “es un episodio inesperado, por causa natural, no traumática ni violenta y sin síntomas previos o con síntomas en un tiempo previo corto, que se produce durante la práctica de un deporte o dentro de la hora posterior”. Si bien su prevalencia es baja, la muerte súbita en un atleta tiene un fuerte impacto en la población general que reconoce en el deportista un paradigma de la salud. “Estos hechos siempre ponen en la mira a las instituciones deportivas y a la comunidad médica”, reflexionó Gentiletti.
De allí que el Colegio de Médicos avance con esta acción. “El certificado básico contemplará un exámen clínico y un electrocardiograma. El certificado avanzado incluirá una ergometría, un ecocardiograma y exámenes de laboratorio”, adelantó el profesional.