Después de 28 años recibiendo pedidos de ayuda de gente con ideas autodestructivas, el Centro de Asistencia al Suicida (CAS) ya no tiene teléfono en Rosario. Según contó ayer uno de sus ex coordinadores, Raúl Giovagnoli, la desaparición responde a "un cambio de paradigma" sobre cómo abordar esa situación, de la mano sobre todo de la nueva ley de salud mental, que abrió servicios de esa especialidad en todos los hospitales públicos y dispuso una suerte de "guardia itinerante" para cuando esos equipos no están operativos (por ejemplo, fines de semana). Aun así, la ley nacional 27.130 de prevención del suicidio, de marzo de 2015, obliga al Estado a proveer una "línea telefónica gratuita de escucha a situaciones críticas", algo que no se cumple. Para el psiquiatra rosarino Lucas Raspall, se trata de un "recurso absolutamente valioso" y de "bajísimo costo", que "así salvara la vida de una sola persona valdría el presupuesto de todo un año".
Está claro que una línea de atención a quien está expresando ideas suicidas no es más que un instrumento, entre otros, para enfrentar esa instancia crítica. "Seguramente habrá necesidad de otros dispositivos, pero cerrar algo que ya existe en función de cosas que se van a crear a futuro parece cuanto menos una movida extraña", afirma Raspall.
En la decisión de dejar caer ese servicio jugaron una conjunción de factores. Para Giovagnoli, hubo "cambios en la política sanitaria de la provincia" (de la que dependía el servicio) en gran medida para adecuarse a la nueva ley de salud mental, "que no permite la intervención de voluntarios" como los que participaban como operadores telefónicos del CAS hasta fines del año pasado.
El psiquiatra contó que, por otra parte, de "los cursos de capacitación, donde durante años había no menos de 180 aspirantes a ser operadores, en el 2012 pasamos a tener 15", una tendencia que no se limita a Rosario, sino que se verifica como fenómeno mundial.
Así, y con operadores a los que luego les costaba sostener su tarea, el sistema "monovalente" se fue volviendo "inviable".
Pero así como Giovagnoli confía en que una línea telefónica de asistencia se restablecerá a mediano plazo, "aunque con otras condiciones", también reconoce que la ley de salud mental implicó un "avance extraordinario" en la medida en que dispuso equipos de la especialidad en cada efector municipal y provincial.
"Y cuando esos equipos están fuera de horario, si una guardia hospitalaria recibe una demanda de salud mental que no puede resolver de modo inmediato, convoca a la guardia soporte o itinerante de salud mental para que intervenga", explica el psiquiatra, servicio del que él mismo participa.
De hecho, estimó, de las situaciones de emergencia que llegan a una guardia por salud mental, la problemática del suicidio aparece en "un 40 o 50 por ciento de los casos". Y los fines de semana, superan el 50.
Giovagnoli está convencido de que el anterior "sistema telefónico de doble anonimato no va más". Por eso "ahora, desde otra perspectiva polivalente, hay que estudiar bien cómo hacerlo funcionar de manera más eficiente y sin los devenires del voluntarismo". Un desafío que por ahora sólo figura como plan.
Congreso sobre adicciones
Mañana y el viernes, de 9 a 19.30, se hará en la sede de Gobierno de la UNR (Maipú 1055) el III Congreso de Adiccionología, con la presencia de especialistas y funcionarios argentinos y extranjeros. Entre ellos, los alma máter de la ley 27.130, Ernesto Páez y Martín Alvarez, abordarán el tema "Adicciones y suicidios".