La Secretaría de Cultura del municipio presentará hoy el cuadro "La asunción de Santa Catalina", del pintor Esteban Bartolomé Murillo, una obra perteneciente al patrimonio del Museo de Arte Decorativo Firma y Odilo Estévez que fue robada de allí en 1983 y se logró recuperar hace pocos días en Uruguay.
La obra regresará así al museo tras un largo periplo de décadas en manos de delincuentes que se dedicaban al robo de obras de arte.
La obra de Murillo estaba incluida en el lote de siete cuadros que una banda de ladrones profesionales, se presume integrada por exagentes de inteligencia, se llevó de la institución ubicada en San Lorenzo 753, el 2 de noviembre de 1983.
Tres días después de que Raúl Alfonsín fuera electo presidente, tras siete años de dictadura militar, un grupo de al menos tres delincuentes irrumpió en el museo. Primero amordazaron a tres empleados, a quienes dejaron encerrados en la planta alta del edificio. Tras retirar las telas de los marcos, huyeron en un automóvil que los esperaba en la puerta.
Los cuadros robados en ese atraco fueron: "Retrato de un joven", de 0,95 por 0,70 metros, de El Greco; "Santa Catalina", de 0,89 por 1,15 metros, de Murillo; "El profeta Jonás Saliendo de la ballena", de 1,80 por 1,50, de Ribera; "Retrato de Felipe II", de 1,83 por 1,03, de Sánchez Coello, y "Doña María Teresa Ruiz Apodaca de Sesna", de 1,26 por 1,28 metros, de Goya.
Del suculento botín, valuado en 13 millones de dólares, ya se habían recuperado dos obras. El cuadro de Goya fue hallado en octubre de 1995. La pintura estaba en manos de Ernesto Guzmán, lugarteniente y chofer de Aníbal Gordon, criminal de largo prontuario, integrante de la Triple A y miembro de un grupo de tareas durante la última dictadura.
El hombre de 46 años fue atrapado por la policía en el barrio porteño de Belgrano, cuando llevaba la tela oculta en la parte trasera de una furgoneta. En el mismo operativo se recuperó también la obra atribuida a Sánchez Coello.
En la ruta
Según informó la policía uruguaya, a fines de octubre de este año el cuadro de Murillo fue descubierto mientras era transportado en un auto que se dirigía al este de ese país, por la ruta interbalnearia. El vehículo era seguido como parte de una investigación de Interpol. Por este caso, fueron detenidas cinco personas. La obra está valuada en tres millones de euros, aproximadamente.
El cuadro engalanaba la casona que perteneció al matrimonio de Firma Mayor y Odilo Estévez. Estaba ubicado en la antigua sala de visitas donde la pareja recibía a sus invitados más formales o hacían relaciones públicas.
Tras la muerte del matrimonio, el edificio fue donado al municipio junto a la importante colección artística que la pareja, dedicada a la producción y al comercio yerbatero, conformó durante más de cuarenta años. Ese legado es parte del patrimonio del Museo Municipal de Arte Decorativo.