"Te juro que pensé que me había pasado algo grave porque de un día para el otro empecé a ver borrosas las letras del celu y de los libros". Maia, 43 años, le hace la confesión a una amiga. La revelación es bastante frecuente cuando se pasa la barrera de la cuarta década de la vida, y aunque ella sintió que algo cambiaba de manera brusca, lo más habitual es que la pérdida de la visión de los objetos cercanos se de en forma un poco más gradual.
La presbicia, así se llama esta condición "normal" y vinculada con el envejecimiento, forma parte de la vida. Más tarde o más temprano, cuando uno empieza a transitar los 40/45 años lidiará con esto.
La sorpresa muchas veces está dada porque las personas no se sienten "grandes" a esa edad y se preocupan al tener que comenzar a usar anteojos o incluso sumar otro si ya se venían utilizándolos por otros problemas en la vista.
¿Cuándo hay que consultar al especialista? ¿Se puede prevenir? ¿Hay cirugías para mejorar los efectos de la presbicia? ¿Qué otras alternativas existen?
El médico oftalmólogo Lorenzo Manavella (hijo) respondió a esas y otras preguntas.
En una charla con La Capital destacó que la presbicia es una condición habitual en los seres humanos a medida que pasan los años y que no hay que preocuparse de más cuando aparecen -después de los 40 años- síntomas como visión borrosa en distancias cortas, dificultad para "enfocar" cuando se está leyendo un libro o mirando el celular e incluso dolor de cabeza por la tensión que esto genera.
"Es normal, es algo fisiológico", afirmó, y agregó: "La presbicia es la disminución de la visión de cerca que aparece con la edad y se produce porque el cristalino, que está dentro del ojo y es flexible, se va haciendo más rígido por lo que cuesta enfocar a corta distancia".
"Los pacientes nos cuentan que a veces aparece de golpe, que pierden la capacidad de enfocar de cerca y les cuesta más ver si hay poca luz", resumió.
Manavella dijo que en muchos otros casos la aparición de la presbicia es progresiva. "En general cuando llegan al consultorio saben de qué se trata pero es cierto que es algo que preocupa y que la gente pregunta si en realidad no están teniendo otro tipo de problema".
"Cuando el paciente después de los 40 años se acerca al médico porque necesita que lo revisen a causa de la presbicia, aprovechamos para hacer todos los otros chequeos que pueden revelarnos alguna otra cuestión más seria. La presbicia es muy molesta pero no es grave en términos de consecuencias para la salud", enfatizó.
"¿Ya tengo que usar anteojos?"
Manavella mencionó que las personas se resisten un poco cuando se les recetan anteojos para mejorar la situación. "Y sí, te preguntan si no pueden esperar un poco...", recordó.
La realidad es que demorar la compra de los "lentes para leer" no empeora el cuadro. "Si es una presbicia incipiente les digo que no se apuren, que mejoren la luz, que alejen un poco lo que están intentando ver, siempre y cuando no se transforme en un problema que los afecte diariamente. Lo que pasa es que en algún momento los van a necesitar sí o sí", aclaró.
"¡No lo puedo creer! Vine a trabajar y me olvidé los anteojos, no sé qué voy a hacer", dijo Pablo, 49 años, quien desde hace tres no puede sentarse frente a la computadora sin ellos. El médico confirmó que esta situación es común: "En algún momento la persona se hará dependiente de esos anteojos porque no va a poder leer si no los tiene. Es normal". En el inicio del diagnóstico la graduación suele ser de entre 0.75 y 1 y luego aumenta, gradualmente.
Los multifocales o bifocales
"Si alguien ya tiene astigmatismo, miopía o hipermetropía (que dificulta ver de lejos) y usa lentes, va a tener que sumar otro par por la presbicia o ir a los bifocales o multifocales, dependiendo de la necesidad de cada paciente", señaló el oftalmólogo.
"Al principio puede ser incómodo adaptarse pero en un tiempito los pacientes se acomodan con este tipo de lentes", contó. Si la persona usa ya lentes de contacto puede seguir utilizando la misma opción pero ahora en modo multifocal o biofocal.
"Los pacientes de entre 40 y 60 años suelen ser muy activos. Suelen hacer deporte, tienen varias actividades, no es solo una cuestión estética, por lo que muchos optan por los lentes de contacto".
Existen los lentes de contacto monovisión, que corrigen en un ojo para ver de lejos y en el otro para ver de cerca "pero estos requieren de un entrenamiento más profundo y no todos se adaptan", contó el médico.
Cirugías y gotas
A partir de los 45 años se puede pensar en pasar por el quirófano para resolver este problema. En la cirugía, explicó Manavella, se coloca una lente intraocular llamada trifocal que reemplaza al cristalino envejecido y mejora la visión en todo aspecto y de manera definitiva. Lamentablemente, las obras sociales y prepagas no suelen cubrir el costo de esos lentes por lo que no está al alcance de todo bolsillo.
"Es una intervención sencilla que dura poco tiempo y con buenos resultados. Ahora bajó un poco la edad en la que comenzamos a practicarla (antes era pos 50) pero es cierto que implica una inversión económica que no es para todos por el costo de las lentes", señaló.
En relación a las gotas para la presbicia, un descubrimiento de un oftalmólogo argentino que tuvo gran repercusión hace unos años, el especialista mencionó que se están usando muy poco ya que con el tiempo se demostró que el ojo se adapta y se necesita cada día mayor cantidad de medicación y porque aparecieron algunos efectos adversos.
Manavella puntualizó: "Mi recomendación es que la persona que la está pasando mal con este tema consulte porque si bien no se revierte ni se puede prevenir, hay alternativas para mejorar la situación".