El proyecto presentado ayer en el Congreso incluye el testimonio de los padres de Antonella, Silvia y Alejandro Trivisonno, que recuerda el accidente que le costó la vida a su hija y cómo era la pequeña. Esto es lo que recuerdan sus padres:
El proyecto presentado ayer en el Congreso incluye el testimonio de los padres de Antonella, Silvia y Alejandro Trivisonno, que recuerda el accidente que le costó la vida a su hija y cómo era la pequeña. Esto es lo que recuerdan sus padres:
"El 29 de agosto de 1999 teníamos 35 años, cuatro hijos sanos de 9 meses, 6, 8 y 10 años con sus 4 abuelos sin grandes problemas de salud; creíamos que la donación de órganos no era un tema para nosotros. Pero aproximadamente a las 15 de ese domingo un inconsciente pasó en rojo el semáforo de avenida Salta y chocó nuestro auto en la esquina con Ovidio Lagos".
"Como resultado de este accidente, el auto en el que viajaba Silvia con tres de nuestros hijos, volcó. Por la magnitud del impacto el auto se deformó, se abrieron las puertas y Antonella fue despedida del vehículo recibiendo las heridas más severas."
"Fue derivada al Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Durante 4 horas, los médicos que tenían nuestra misma edad y con hijos de la edad de Antonella hicieron todo lo humana y médicamente posible para sanar sus graves heridas. Vimos el esfuerzo y dedicación por revertir el estado tan crítico en el que estaba. Lo peor pasó: Antonella murió".
"No dudamos en decirle a los médicos que queríamos donar los órganos de Antonella. Tuvimos que insistir; ya que no era común que esto sucediera en esa época. El momento es muy difícil de describir a pesar del tiempo transcurrido. Estábamos muy conmocionados: papás, médicos, enfermeras de terapia, familia, amigos y hasta la persona que nos hizo la entrevista del Cudaio".
"El 30 de mayo de 2000, Día Nacional de la donación de órganos, fuimos invitados a una celebración religiosa y a un homenaje a los donantes".
"Concientizar se reducía a explicar los pasos de un operativo de ablación y trasplante, describir la angustiante espera de los pacientes o el lamentable desenlace de los que no llegaban a recibir el tan ansiado órgano, y por último detallar los requisitos médicos-legales para diagnosticar la muerte encefálica".
"Pensamos que ninguna de esas experiencias habían sido las nuestras, las que nos llevaron a tomar la decisión de donar. Reconocimos que donamos los órganos de Antonella por cómo vivió y no por cómo murió".
"Sus casi 7 años fueron intensos y plenos. Creció sana y feliz en compañía de su familia y sus amigos. Tuvo la oportunidad de dar y de recibir. Jugaba al fútbol con su hermano mayor y a la maestra y alumna con su hermana. Tenía una inteligencia emocional y lógica tal, que estaba en 2ª grado de la escuela primaria con sólo 6 años".