Especialistas que son referentes en el país y el mundo participaron ayer del Simposio anual del Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR), que celebró con un encuentro médico científico sus 25 años en la ciudad.
Especialistas que son referentes en el país y el mundo participaron ayer del Simposio anual del Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR), que celebró con un encuentro médico científico sus 25 años en la ciudad.
Un nutrido auditorio acompañó las actividades que tuvieron lugar durante toda la jornada en los salones de Puerto Norte, done se cumplieron todos los protocolos exigidos en pandemia.
Las ponencias también fueron seguidas en forma virtual por varios centenares de personas.
Fue el primer simposio internacional que unió las dos modalidades (presencial y virtual) en el marco de la pandemia, en Rosario.
Roberto L. Villavicencio, director del ICR y de Grupo Oroño, fue el encargado de iniciar la convención. En su discurso, el médico reconoció que poner en marcha y desarrollar una institución como ésta, que hace foco en enfermedades cardiovasculares, “no es para nada sencillo”, tanto que mencionó que “los 25 años de ICR son como 50 años de cualquier institución que me haya tocado llevar adelante”.
Villavicencio hizo referencia a los distintos vaivenes socioeconómicos que vivió el país en dos décadas y media, a las alteraciones “permanentes” del sistema financiador de salud, y dijo al respecto que, de todos modos, “no pudieron quebrar la voluntad de un grupo de médicos, enfermeros, camilleros, mucamos y administrativos, que demostraron que es posible cumplir con los objetivos atravesando los desafíos”.
Sin dudas, uno de los momentos más emotivos se produjo cuando el director del ICR mencionó a los socios fundadores de la institución, los médicos cardiólogos Ernesto Paolasso (fallecido en 2013) y Eduardo Picabea (quien murió en 2018), a quienes recordó con profundo cariño.
Villavicencio agradeció en distintas oportunidades a todos los que hicieron posible que la entidad médica sea hoy reconocida como una de las más importantes del país en la especialidad.
“No quiero dejar de mencionar a toda la red de médicos relacionados con el ICR, a lo largo de toda la región, de quienes nos hemos ganado la confianza, el respeto y el apoyo incondicional y por eso nos derivan pacientes en forma constante”.
Un párrafo aparte les dedicó al comité de Docencia e Investigación, encargado de la organización del simposio (con un arduo trabajo previo de talleres y encuentros).
Además nombró especialmente a tres personas que “no son quizá las más visibles, pero que desde hace 25 años nos asisten ante cualquier dificultad”: los médicos Héctor Bonaccorsi, Ariel Dogliotti y Gerardo Zapata.
La directora médica Haydee Stroppi también fue destacada por la trascendencia de sus tareas. “No solo se ocupó de los temas vinculados a lo cardiovascular sino que en plena pandemia atendió y coordinó la unidad Covid que funcionó en la institución con apoyo de anestesiólogos, neumonólogos, un equipo que se unió a los cardiólogos con enorme responsabilidad y con un empuje tremendo en un momento tan difícil”.
El ICR comenzó a funcionar en el módulo de internación en mayo de 1995 (en realidad los 25 años se cumplieron en 2020 pero no fue posible realizar ninguna actividad presencial a causa de la crisis producida por la pandemia). La parte ambulatoria había empezado un poco antes.
Desde sus inicios hasta el presente duplicó su capacidad edilicia.
Además, ya va por el tercer recambio en equipamiento y tecnología (“una inversión constante que es para nosotros una preocupación permanente con el fin de dar los mejores servicios”, dijo Villavicencio).
Y lo más importante, destacó el médico: “Tenemos resultados comparables a los mejores centros especializados en enfermedades cardiovasculares”.
El director de ICR manifestó su “eterno agradecimiento” a los pacientes y familiares “que son los que nos eligen todo el tiempo y nos han permitido crecer y seguir trabajando con el mismo compromiso y dedicación que hace 25 años en lo que hace a la prevención, la atención y la internación”.
La entidad ubicada en Oroño al 400, con consultorios anexos, es además un centro de formación profesional con reconocimiento a nivel nacional.
Cientos de residentes se formaron a través de los años en ese lugar. "Muchos de ellos trabajan con nosotros; están los que han regresado a sus localidades a brindar asistencia o quienes se desarrollan profesionalmente en otras instituciones, lo que nos da un enorme orgullo”, mencionó el directivo.
ICR “generó un gran cambio en la medicina cardiovascular de toda la región”, coincidieron expositores y médicos asistentes y del plantel durante el simposio y celebración de los 25 años de una institución pionera, que además es referente en la prevención y abordaje de los problemas del corazón.