En tiempos de avances de las ultraderechas, varios episodios unieron a Rosario, Buenos Aires, Estados Unidos y Alemania en los últimos días. Nada menos que el repudio a mensajes de odio y al negacionismo.
Por Laura Vilche
En tiempos de avances de las ultraderechas, varios episodios unieron a Rosario, Buenos Aires, Estados Unidos y Alemania en los últimos días. Nada menos que el repudio a mensajes de odio y al negacionismo.
Volvieron a pintar esvásticas e insultos discriminatorios en el frente del centro cultural lésbico La Vulvería, ubicado desde 2019 en Pje. Fabricio Simeoni 1158. Por lo tanto, el grupo Las Sxfinas radicó una nueva denuncia en la comisaría y en la Fiscalía correspondiente y varios grupos feministas y disidentes invitan este sábado, de 11 a 17, a "reparar el espacio del odio fascista", según aclara la convocatoria.
No todo terminó allí. El Club Alemán Rosario, de Paraguay 462, encontró en su sede un cuadro de 1935 con firmas de socios de la época y una svástica. Y la comisión directiva presidida por Federico Luchtenberg decidió realizar con el cuadro un acto por la "Memoria de las víctimas del holocausto", el próximo miércoles 13 de septiembre a las 18.30.
"Queremos que este cuadro sea la posibilidad de hablar y recordar las atrocidades de ese momento histórico para que no se repita", dijo el directivo en diálogo con La Capital. Un acto contra el silencio.
Ante este gesto, el docente de la Facultad de Humanidades y ex director del Museo de la Memoria en Rosario, Rubén Chababo, señaló: "La furia iconoclasta suele cometer torpezas. Creyendo hacer un acto de justicia, los iconoclastas derriban estatuas y monumentos que fueron erigidos en el pasado en honor a personajes o momentos históricos que, a la luz del presente, repudiamos enfáticamente. Al quitarlos de nuestra vista, ese pasado se esfuma, y con él la memoria de ese ayer. Los iconoclastas son, en verdad, productores de olvido. Por eso, este gesto inverso que consiste en restituir un cuadro que carga una simbología que es sinónimo de dolor y muerte, ubicando a su lado una cartela que recuerda y denuncia el daño que los cultores de ese símbolo le ocasionaron a millones de personas, es un acto de poderoso valor memorial-educativo".
Además, en la cadena de gestos críticos y de repudio se suma Buenos Aires porque los legisladores de esa Ciudad presentaron 13 cuestiones de privilegio (las que afectan los derechos del cuerpo colectivamente) en rechazo al homenaje que organizó La Libertad Avanza (LLA) hacia las “víctimas del terrorismo” y en reivindicación a la última dictadura en Argentina.
El acto lo había impulsado la legisladora Victoria Villarruel, compañera de fórmula del candidato a la presidencia Javier Milei, y tres días después contó con el deprecio de todos los bloques, a excepción de los libertarios. La mayoría mostró su descontento colocando en sus bancas el cartel con la leyenda “Nunca Más”.
Y en el norte del continente y en un escenario deportivo el tenista alemán Alexander Zverev jugaba un partido por octavos contra el italiano Jannik Sinner en el Abierto de Estados Unidos, cuando oyó gritar desde las plateas la frase ligada al nazismo “Deutschland uber alles" ("Alemania por encima de todo”). El deportista pidió que retiren al espectador porque consideró "inaceptable" la actitud, a tono con las prohibiciones alemanas sobre el uso de la esvástica, el saludo hitleriano, la entonación de canciones o el himno nazi.
Gestos valientes y de repudio sobre momentos oscuros de la historia que hacen que se pueda desear aún ser parte de la humanidad. O al decir de Chababo, refiriéndose al club Alemán: "Una forma audaz, inteligente y provocativa de traer el pasado al presente invitando a que los miembros de esa comunidad se pregunten por la responsabilidad que tuvieron algunos de sus antepasados, ya sea por omisión o indiferencia, en la posibilidad de que ese dolor, esa gran catástrofe llamada Tercer Reich, haya sido alguna vez posible".
La actividad que Chababo caracterizó como "audaz e inteligente", ya generó ondas en el agua. Por un lado la invitación de la cátedra Walter Benjamìn de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para realizar una actividad conjunta. Por otro un llamado de la Embajada alemana para organizar un taller de historia desde los dos clubes rosarinos.
Ambos clubes alemanes en Rosario celebran el 3 de octubre la Unidad Alemana. Está el ubicado en el centro, en una casa de valor patrimonial, que el 26 de junio cumplió 138 años. Es considerado desde siempre el más conservador y de familias económicamente más poderosas, con apenas unos 90 socios de los cuales casi un 70 por ciento tiene más de 70 años y donde los más jóvenes en su mayorìa no hablan alemán.
Y está el de la costa, levantado por familias de clase media y trabajadoras: el deportivo, llamado Círculo Cultural Argentino Alemán de Rosario, con unos 3 mil socios.
Este ubicado sobre el Paraná también tiene entre su patrimonio, precisamente en el salón comedor, una foto del buque Admiral Graf Spee. Una imagen polémica por haber sido el barco enviado por el nazismo al Atlántico Sur en las semanas previas al estallido de la Segunda Guerra Mundial para interceptar las líneas de los buques mercantes cuando estallara el conflicto.
Pero de las dos entidaes, la que dio el puntapié inicial al momento de resignificar la historia, fue la del centro por la pequeña esvástica sobre una bandera en una lámina llena de rúbricas de ex socios con motivo del 50 aniversario del club. El debate y la acción se dio en esta gestión de dos años del joven presidente Luchtenberg, un cientista político nieto de alemanes quien no duda en decir: "Este cuadro no nos representa, ya no somos esto".
"El cuadro estuvo siempre en el ingreso del club, yo tengo 45 años, vengo desde que tengo 10 y nunca había visto esa esvástica chiquitita. Pero cuando una socia me alertó no dudamos: por algo así en Alemania se va preso, nosotros estamos en Argentina y decidimos afianzar un proceso que empezamos durante esta gestión con nuevos socios, el de construir sociedades más tolerantes", dijo Luchtenberg, apellido que pareciera significar "montaña en el cielo o celestial" y que viajó con su abuelo hacia la Argentina, desde un pueblito llamado Solinger, cerca del Rin y de Holanda.
Luchtenberg es padre de una hija, María, de 16 años, que hizo un intercambio cultural en Berlín en donde vio el cambio de Alemania hacia una sociedad más cosmopolita y multicultural. La jovencita habla bien alemán, juega al fútbol en Newell´s y le da "cátedra" sobre género a su papá. Y además es padre de un varón, Martín, de 14 años, que practica básket y boxeo.
Ambos chicos cursaron su escolaridad primaria en escuelas públicas, "con una comunidad bien variada", dijo el presidente del club al destacar que sus hijos no fueron ni van a escuelas alemanas. "Ahora cursan en una escuela agrotécnica".
Volviendo al polémico cuadro, Luchtenberg destacó que "no se va a tirar ni a guardar". Adelantó que va a volver a su lugar original de siempre donde el espacio funciona como una especie de museo y sala de exposiciones.
El club Alemán no siempre funcionó en calle Paraguay sino en Corrientes 668, en el edificio de la actual escuela técnica Ovidio Lagos (ex Enet Nº 5).
"Después de que Argentina le declarara la guerra a Alemania, se expropiaron todos los bienes de los alemanes, incluido el club. Entonces en 1965 se compró este inmueble de calle Paraguay, y la empresa Candia con proyecto del arquitecto Armando Delannoy, construyó esta sede con mucho apoyo de Emilio Werner, benefactor también del Hotel Edén de Córdoba. Werner era presidente de la empresa Molino Fénix e integrante del partido nazi".
Empeñados en rever el pasado oscuro del club, pero también en construir futuro, Luchtenberg habló de las actividades que ofrece el club en la actualidad. Apuntó los talleres de idioma alemán, los de danzas alemanas e irlandesas, el taller literario y de arte, el espacio de yoga y la cancha de bolos (o kiegerspiele) y el buffet de cocina típicamente germánica.
Se hace agua la boca cuando nombra las especialidades de su comedor y bufet cervecero, abierto al público, con las típicas salchichas con chucrut y carne de cerdo, que se suelen encontrar tambien en la Feriad e Colectividades.
De todos modos aclaró Luchtenberg que como la "historia" le importa a la joven comisión (que termina su gestión a fin de mes) ya se organizaron varias actividades ligadas a la memoria y a crear lazos tolerantes como la forestación de asclepias, hierba perenne que atrae a las mariposas monarcas, de alas anaranjadas, un "símbolo de la amistad".
La acción "Que vuelvan las mariposas" se repetirá el 23 de septiembre a las 11. "La idea es que viajen entre nuestros dos clubes y nos unan".
También se invitó al club a alumnos y alumnas de la Escuela Bialik o se organizó la muestra en marzo, denominada "Stolpersteine" (Obstáculos), contra el racismo y la discriminación.
¿Todos los socios tradicionales están de acuerdo con estos nuevos pasos?
Espero que sí, al menos están todos invitados, tanto como toda la comunidad rosarina, nuestras actividades son abiertas a todos. Hay que entender que asumir que casi todos los descendientes de alemanes tenemos un nazi o ex nazi en la familia y el que no lo quiera reconocer es porque no investigó. Pasaron los años y en Alemania se vivió el tema de la culpa colectiva, está mucho más arraigado el Holocausto y la cuestión judía está en museos abiertos y en las calles. Allá es algo cotidiano, pero acá no. Por eso encontrar este cuadro con su símbolo nazi es una oportunidad de hablar, lo peor sería el silencio.