La leucaena es un árbol de dos a seis metros de altura, de delicadas hojas verde intenso, flores blancas y frutos, oscuros, con forma de vaina. Esas características la vuelven una especie usada tradicionalmente en la ornamentación de jardines, pese a que se encuentra en la lista de especies consideradas como invasoras y significa un riesgo para la biodiversidad de la región.
En los últimos años, la leucaena empezó a formar parte del paisaje urbano de Rosario. Sin salir mucho del centro, en la zona de Moreno, Dorrego, Mendoza y 3 de Febrero, hay varios ejemplares jóvenes de esta especie. También por Jorge Newbery, cerca del Boque de los Constituyentes. Quizás sean los últimos, ya que la semana pasada en el Concejo Municipal se aprobó un proyecto para que el municipio no siga colocando estos árboles.
La iniciativa, de la concejala del bloque socialista Alicia Pino, solicita que se "evite el uso de la especie Leucaena leucocephala (Fabaceae) para el arbolado urbano, ya sea para reponer o insertar nuevos ejemplares, por ser considerada como una de las 100 especies más invasoras a escala global".
Además, señala que "en aquellos casos en que la especie ya ha sido plantada, al momento de reemplazarla por eventual deterioro de los ejemplares actuales, priorice las especies nativas".
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¿Qué son las especies invasoras?
Las especies exóticas invasoras son plantas o animales que no pertenecen a una región. Introducidas de forma natural, accidental o intencionada en un medio que no es el suyo, después de cierto tiempo consiguen adaptarse y colonizarlo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, estas especies son la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo.
El proyecto aprobado en el Concejo advierte que las plantas exóticas se pueden dispersar en forma deliberada o accidental (cuando se dispersan las semillas por acción del viento, por ejemplo). "Una vez que se introduce una especie, existe una amplia gama de posibilidades, desde la no naturalización hasta convertirse en una especie invasora e incluso transformadora", señala el trabajo.
Estas especies tienen la capacidad de adaptarse muy bien al nuevo ecosistema, porque existen condiciones climáticas, de suelo o biológicas favorables y muchas veces bastante similares a las de su zona de origen geográfico.
Y una vez que están establecidas "son difíciles de controlar, ya que el monitoreo y manejo de sus poblaciones requieren de elevados costos económicos y grandes esfuerzos", dice y advierte que “a pesar de su amenaza potencial, el uso de la leucaena se promueve cada vez más para el uso productivo, la ornamentación, el sombreado y la artesanía en las regiones forestales cálidas y templadas de la Argentina. La amenaza a la biodiversidad de las poblaciones de esta especie se ha informado en todo el mundo, donde el control no fue efectivo”.
Mantener la biodiversidad
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El proyecto aprobado por el Concejo Municipal advierte también que frente a la actual crisis climática, y la importancia de preservar el arbolado urbano y la infraestructura verde, es necesario evitar más introducciones y comenzar los esfuerzos para manejar estas poblaciones que pueden dañar el ecosistema existente.
"Si bien en los últimos años en la ciudad se ha priorizado la plantación de especies nativas, y según consta en el Plan de Gestión Integral del Arbolado Público 2024-2027, durante el año 2023 se realizaron 17.500 plantaciones, de las cuales el 68% representan especies nativas", resalta la concejal del socialismo y advierte que ese documento "la leucaena leucocephala no se encuentra entre el listado de especies aptas para ningún tipo de vereda ni espacio de la ciudad". Por esto, estima, no debería realizarse plantación de estos ejemplares.
Para el ambientalista César Massi, si bien la mayoría de los ejemplares de leucaena es están plantando en la calle, en lugares céntricos y alejados de lugares naturales, "las chauchas de la leucaena son muy livianas y vuelan muchísimo con el viento, incluso a grandes distancias. Y lo que cae en la calle, que en general es barrido por los vecinos que asean la vereda, termina en los rellenos sanitarios, en donde empieza a crecer y desde ahí se dispersa sin control, porque ahí no hay nadie que la controle donde vuelan las semillas. Y los rellenos sanitarios sí suelen estar cerca de entornos naturales".
Por eso, recalca, estos ejemplares son difíciles de controlar. "En realidad nunca se puede controlar el avance de una especie exótica y invasora, lo que hay que hacer es no plantarla", afirma.
Sobre todo, porque el territorio santafesino es una región prolífica de especies nativas. "En Santa Fe tenemos más de 100 especies de árboles nativos que se pueden usar, que casi ninguna son agresivas para colonizar. Y podemos recurrir un montón de otras especies, no hay ninguna necesidad de usar una especie exótica invasora que además está listada en el listado de las 100 especies más agresivas del mundo", concluye.