Martes 13 y gris, en Circunvalación y salidas en los cuatro puntos cardinales de Rosario. Algunos aprovechan para irse por ahí mismo de viaje en plenas vacaciones de invierno, otros tantos están sobre el asfalto haciendo cortes en plena Jornada Nacional de Lucha, con mayoritaria presencia de mujeres y un absoluto respeto de los protocolos sanitarios. Son desocupados y desocupadas, las más castigadas al momento de recuperar el trabajo. Precarizados y actores de la economía popular que no abandonan las calles. Se los cuenta por decenas, son un retrato de una crisis aguda y tan letal como la pandemia, que interpelan cada vez más al Estado en su conjunto.
Fundamentalmente son mujeres con niños y niñas pequeños y en brazo, arropados de pies a cabeza. Caídos del mapa, víctimas de un tejido social con mil agujeros, que están apostados en 34 puntos de la ciudad y así estarán por una hora: de 10 a 11. No piden vacaciones, todo un derecho: piden "trabajo, alimentos, aumento del sueldo mínimo, ley de Techo, Tierra y Trabajo y que se declare la emergencia por la Violencia contra las Mujeres", entre otras necesidades urgentes.
El reclamo confluyó al mediodía frente a la Bolsa de Comercio, en pleno centro de la ciudad, donde todos esos pedidos son ajenos, secundarios. Durante toda la jornada hubo presencia policial, de agentes de tránsito y Prefectura pero no se registró ningún tipo de incidentes.
Sin tener en cuenta esta jornada, la consultora especializada en coyuntura política, económica y social sudamericana Diagnóstico Político dio cuenta del aumento de la protesta social y callejera en la primera mitad del año. Hubo más de 2.400 cortes y manifestaciones en lo que va de 2021 lo que implica estadísticamente un alza del 60% en comparación con 2020 y piqueteros y desocupados lideraron las movilizaciones.
Y un dato para que recoja el guante el gobierno provincial: el mayor aumento tuvo lugar en la provincia de Buenos Aires, que registró 79 piquetes y le siguió Santa Fe con 45. Detrás Neuquén con 42, Chubut con 35 y Misiones con 31. En tanto, según esta consultora, los distritos menos conflictivos fueron La Pampa, San Luis y Santiago del Estero, cada uno con 2 piquetes.
La recorrida de La Capital comienza por zona sur. En la esquina de 27 de Febrero y Necochea, una mujer organiza a los grupos de los barrios que se levantan de calle Ayolas al sur: Patricias Argentinas, República de La Sexta y Esmeralda. Se paran en medio de la avenida tras la Bandera de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), una de las tres organizaciones que le dieron forma a la jornada y que extraordinariamente no cuenta con la presencia de su referente, Eduardo Delmonte, porque está aislado por Covid y sigue la actividad por teléfono.
"La protesta social va a seguir creciendo porque la situación social es muy mala y las respuestas no están a la altura. Creemos que fue una jornada exitosa en Rosario en cuanto a visibilizar los problemas sin poner en riesgo los contagios, con orden y en corta duración. Fue una forma de pelarla con impacto sin cortar el laburo de la gente que transita y seguir peleando la pademia", le dijo Delmonte a este diario.
Las otras dos organizaciones son el Movimiento Evita y Barrios de Pie, una agrupación con representación en las 24 provincias, fracturada: un sector cercano al funcionario oficialista de Desarrollo Social de la Nación Gustavo Menéndez, otro, crítico al gobierno nacional.
"Por favor colóquense bien el barbijo y mantengan distancia", dice a grito pelado y sin altavoz María Vanina Otero, madre de Brenda, de 21 años. Ambas en el corte. La hija, de 21 años, está junto a sus dos chiquitos y a su pareja, Nahuel, de 22 años. Ella vive con su mamá y sus hijos, él con su madre. "Ya no podíamos pagar alquiler y vivir juntos, yo laburaba de cadete y vendo huevos. No alcanza", lamenta el muchacho.
La postal mañanera se completa con bocinazos y autos que giran en "U" por encima del bulevar. Se ven pilas de bicicletas y cochecitos.
Martín Silva, de Tablada, está allí con su mujer y bebé. "Soy albañil pero las changas no salen y con la pandemia hasta lso bolsones se recortaron", asegura.
Otero, la organizadora del corte, les recuerda a todos que estuvieron allí en abril y que están de nuevo con las mismas reivindicaciones: "Hasta hace un mes cocinábamos cien raciones en las ollas populares, ahora cocinamos 300", dispara en su clamor.
Sin quema de gomas, con alcohol
A menos de cinco minutos en auto desde allí, por Circunvalación hay otros dos piquetes. En uno se agrupan vecinos del Fonavi y barrio Saladillo. Más al sur aún, frente al Swift, en Circunvalación y Avenida del Rosario, se agrupan los de los barrios Mangrullo y Riccheri. No hay quemas de gomas a la vista, sí una curiosa mesita de madera con un frasco de alcohol.
La escena replica la anterior. Más mujeres y más niños. Ellas organizan, ellas cortan la ruta, ellas alzan a los niños y ellas son las más castigadas al momento de recuperar sus trabajos de limpieza en casa particulares o en espacios gastronómicos.
Según un informe del instituto Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETYD-IDAES), de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) entre los varones la cantidad de ocupados ya superó los niveles previos a la pandemia, pero las mujeres aún están en ascuas. El documento titulado “Una recuperación con los varones adentro - Crisis del trabajo en casas particulares, crisis del empleo femenino”, indicó que durante los primeros tres meses de 2021 hubo 390.000 varones ocupados más que en 2020, pero entre las mujeres se contaron 360.000 ocupadas menos.
Desde el cordón del piquete sobre Circunvalación una mujer asomó la cabeza y le dijo a este diario: "No solo tenemos poco trabajo, también nos defendemos de la violencia familiar y del abuso infantil que se agravó en muchas casas en esta pandemia".
Una compañera de la mujer, afirma con la cabeza y dice: "Es así, la pandemia terminó de agravar todo: antes yo limpiaba en un bar y él tenía trabajo como albañil, pero ahora yo me quedé sin trabajo y él tienen cada vez menos", dice Nahir Perea de 19 años, con su hijito Naitán de 2 años en brazo y junto a su pareja, Ariel Ortiz de 22 años.
Mientras se mantiene el corte un grupo de hombres levantan el maíz caído de un camión a la vera de la ruta. Diego dice llamarse uno de ellos quien con pala en mano agrupa el cereal con el que llenará bolsas que contienen aproximadamente un kilo.
"Tengo seis chanchos, si lleno diez bolsas comen unos tres días", asegura el vecino de barrio Talleres.
Los reclamos a nivel nacional fueron: "Urgente aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil, que fija el Potenciar Trabajo, de acuerdo al costo de la canasta familiar. Abastecimiento alimentario a los comedores y merenderos para atender la creciente demanda en todo el país y vacunar a las trabajadoras socio-comunitarias que desde el 20 de marzo de 2020 están en la primera fila de la lucha contra la pandemia". Se destacó en la batería de pedidos el de la "Declaración de Emergencia en Violencia contra las Mujeres con los fondos necesarios para el reconocimiento económico de las promotoras en prevención y los refugios". También se pidió tratamiento y aprobación de la Ley de Techo, Tierra y Trabajo con los recursos necesarios para la generación de miles de puestos de trabajo y que frente a las restricciones que impone la pandemia el Estado garantice la conectividad para los estudiantes de todos los niveles y condiciones seguras para la presencialidad".
El acto central de la jornada nacional culminó en Ciudad de Buenos Aires (Caba), en el Obelisco donde se comenzó a preparar la tradicional Jornada por Pan, Tierra, Techo y Trabajo que realizará el 7 de agosto próximo.