"No se toman precauciones ante situaciones ya anunciadas. Desde 2006 los usuarios del Sarmiento exigimos y nos movilizamos por un mejor servicio, pero no escuchan", dice Cristina Suárez, miembro del Frente de Usuarios Desesperados del Sarmiento (Fudesa).
La organización de los pasajeros, pocas veces tenida en cuenta por la empresa y el Estado, junto a los trabajadores y especialistas ferroviarios estudia y propone alternativas ante lo que llaman "una catástrofe anunciada".
Los pasajeros, que hace años protestan y se movilizan desde la Fudesa contra el grupo Trenes de Buenos aires (TBA), de la familia Cirigliano, "elevaron petitorios ya en 2006 con miles de firmas y los presentaron ante la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT)", explica Suárez, también integrante la organización Tren para Todos.
"Se impulsa el regreso del ferrocarril a todo el país, pero el Estado y las empresas no toman en cuenta los reclamos de pasajeros y empleados sobre el estado de las líneas y las estaciones, además de las condiciones laborales y demanda de trabajadores", remarca Suárez a La Capital.
Natalia Cádiz, otra miembro de Fudesa, resaltó que "a medida que nosotros íbamos haciendo las campañas, a medida que nos íbamos quejando, parecía que en lugar de sancionar a la empresa o de controlarla como correspondía se la premiaba dándole más ramales".
Afirma que "el grupo debe ser investigado y pagar las consecuencias de su desidia e irresponsabilidad".
El retroceso. Sobre el sistema ferroviario Elido Veschi, secretario general de la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos (Apedfa-CTA), ha resaltado que "Argentina llegó a tener un tendido de más de 42 mil kilómetros, hoy quedan utilizables 8 mil kilómetros. Los servicios de carga son los peores y todos los días hay accidentes, pero al no dejar heridos o muertos, sino descarrilamientos y pérdidas económicas, casi no se difunden". También explica que "antes se podía marchar a 100 ó 120 kilómetros por hora, ahora no se puede pasar los 35 ó 40 kilómetros, por el estado de las vías".
"Hay que definir si son necesarios los ferrocarriles para que hagan negocio unos pocos o si los ferrocarriles, como fueron en su momento, son un elemento estratégico al servicio de un proyecto nacional como lo son la energía, las comunicaciones, el agua", remarcó Veschi a la Agencia de Noticias de la CTA .
Por su parte, el santafesino Juan Carlos Cena, autor del libro "Ferrocidio" (2003) y ex secretario general del Personal Técnico de Ferrocarriles, remarca: "En 2005 ya denunciamos un Cromañón ferroviario. Los trenes se destruyen por la falta de mantenimiento preventivo".
De los años 60.En relación la formación siniestrada en Once, Cena remarcó que "esas unidades las trajeron los japoneses en la década del 60, fueron reformadas y tienen fatiga de material. Esto no sirve más. Por eso se incrustaron. Ahora hay otros trenes y otros sistemas. Han comprado óxido con ruedas. No sirven".
"No han invertido un sólo peso. Hacen faltas políticas de Estado", afirmó el autor de los trabajos "El Guardapalabras, Memorias de un Ferroviario" (1998) y "Crónicas del terraplén" (2007), al portal cordobés Cadena Tres.
Juan Carlos Cena remarcó que el "subsidio de unos 4,5 millones diarios de pesos, es la misma cifra que decían cuando demonizaban al sistema ferroviario por deficitario. Pero entonces funcionaban los 37 talleres, 40 policlínicos, trabajaban 85 mil trabajadores y los accidentes tuvieron el nivel más bajo de su historia. En cambio, hoy existen 1.200 pueblos fantasma".