El aprendizaje de unos 7 millones de niños y jóvenes ucranianos fue violentamente afectado por la guerra, que ya “destruyó totalmente” más de 1.300 escuelas, advirtió UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
El aprendizaje de unos 7 millones de niños y jóvenes ucranianos fue violentamente afectado por la guerra, que ya “destruyó totalmente” más de 1.300 escuelas, advirtió UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
El organismo subraya que tanto los niños que se quedaron en el país como los que huyeron tras la invasión rusa a larga escala iniciada en febrero de 2022 sufren los efectos de la violencia.
El conflicto y el exilio amenazan la educación de 6,7 millones de niños y jóvenes ucranianos de entre 3 y 18 años, denunció Regina de Dominicis, directora regional de Unicef para Europa y Asia Central. De Dominicis precisó que más de 1.300 escuelas fueron “totalmente destruidas”, mientras que otras sufrieron daños graves y quedaron inutilizables.
La mitad de los profesores ucranianos registraron que los niños muestran señales generalizadas de déficit de conocimiento, sobre todo en su dominio de la lengua ucraniana, lectura y matemáticas. Dos tercios de los niños en edad preescolar no van al jardín. En las zonas cercanas al frente, el 75% de las familias no puede enviar a sus hijos al preescolar.
Más de la mitad de los niños que huyeron del país no están inscriptos en el sistema escolar del país de recepción por la barrera lingüística, las dificultades de transporte o la falta de lugar en las escuelas locales.
Las familias intentan que sus hijos sigan las clases a distancia, pero “algunos niños refugiados abandonaron completamente sus estudios”.
Además, apenas un tercio de los alumnos ucranianos pudieron proseguir con sus estudios de manera totalmente presencial. Un tercio lo pudo hacer parcialmente y otro, a distancia.
“En tiempos de crisis o de guerra, las escuelas implican mucho más que un lugar de enseñanza”, subraya el trabajo de la UNICEF, ya que los establecimientos “pueden proporcionar a los niños, que ya se enfrentan a la pérdida, el desplazamiento y la violencia, una sensación de rutina y seguridad, la oportunidad de hacer amigos y recibir ayuda de los profesores”.
La escuela también puede mejorar la alimentación, facilitar el acceso a las vacunas y a otras ayudas, señala.
Hay más de 300.000 niños ucranianos que corren el riesgo de perder lo adquirido durante el curso escolar.