Memen lo hizo. El eslogan que quedó grabado en la memoria de los argentinos que siguieron de cerca la campaña presidencial de 1999 se convirtió en una frase hecha que se ajusta a circunstancias impensadas. Inclusive, al segundo capítulo de la carrera espacial que corren ahora Estados Unidos, Rusia y el inesperado tercero en discordia, China.
La noticia de que China apuesta a desarrollar los vuelos de punto a punto de la Tierra, a través del espacio, devolvió a la memoria de los argentinos el plan que anunció con bombos y platillos en 1996 el entonces presidente Carlos Menem. Más allá que aquel excéntrico proyecto tenía detrás oscuros intereses económicos y carecía de un aval científico.
La posibilidad de que China ponga en macha un plan concreto de viajes suborbitales hoy no es un sueño de sino una realidad. Esto permitiría unir ciudades opuestas del planeta, como Nueva York y Pekín, en menos de una hora, con naves tripuladas que salgan de la atmósfera terrestre y luego regresar en otro punto del globo. Justo lo que anunció Menem.
Eric Berger, en el sitio especializado Ars Technica, contó que la Academia China de Tecnología de Vehículos de Lanzamiento (Calt, por sus siglas en inglés) celebró Día Nacional del Espacio en China el éxito de la misión Chang'e 5, que partió el 24 de noviembre de 2020 a la Luna y regresó el 16 de diciembre, con muestras de suelo lunar.
El futuro de la aviación comercial
Uno de los puntos clave de esa misión era realizar un reingreso controlado a la Tierra. La alegría de los científicos fue motivado porque el éxito de la misión abre las puertas para que China se ilusione con hacer realidad vuelos suborbitales, que puedan superar los 100 kilómetros de altura y regresar a la superficie de forma segura.
China se suma a los esfuerzos iniciados años atrás por la empresa SpaceX, del multimillonario Elon Musk, que con su proyecto Starship apunta a realizar no solo vuelos tripulados a Marte y la Luna, sino también viajes "punto a punto" dentro de la Tierra que permitan hacer en minutos trayectos que en la actualidad insumen más de 20 horas.
Los vuelos suborbitales son considerados el futuro de la aviación comercial y, al mismo tiempo, el punto intermedio entre los viajes espaciales y los vuelos en avión. Precisamente, se trata de un tipo de vuelos que, si se desarrolla lo suficiente, podría trasladar pasajeros o carga de un punto a otro del planeta esquivando las largas distancias terrestres.
La gran diferencia entre los vuelos suborbitales y los tradicionales en avión es la altitud que alcanzan, ya que deben superar los 100 kilómetros de altura. Es lo que se conoce como Línea de Kármán, un límite acordado por los astrónomos del mundo para definir dónde termina la atmósfera y comienza el espacio exterior. Hasta ahora eran muy peligrosos.
El anuncio de Carlos Menem
Lo curioso es que Menem, quien fue presidente de la Argentina entre 1989 y 1999, hizo un anuncio que en primer momento llamó la atención y después risa. El 5 de marzo de 1996 en la ciudad salteña de Tartagal aseguró que se estaba preparando una licitación para que se puedan realizar vuelos suborbitales desde una estación instalada en Córdoba.
“Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual, desde una plataforma que quizás se instale en Córdoba, esas naves espaciales, con todas las seguridades habidas y por haber, van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratósfera y desde ahí elegir el lugar al que quieran ir, de tal forma de que en una hora y media podemos estar, desde Argentina, en Japón, Corea o cualquier parte del mundo", dijo Menem ante la mirada atónita del país. .
Hoy su anuncio, gracias a los avances hechos en tecnología aeroespacial de China, está a punto de hacerse realidad.