La vida en la Tierra se originó 220 millones de años antes de lo que se pensaba hasta ahora, indicaron ayer científicos australianos al develar la existencia de fósiles que datan de al menos 3.700 millones de años.
La vida en la Tierra se originó 220 millones de años antes de lo que se pensaba hasta ahora, indicaron ayer científicos australianos al develar la existencia de fósiles que datan de al menos 3.700 millones de años.
Estas pequeñas estructuras, llamadas estromatolitos, fueron halladas en Groenlandia y emergieron a la superficie tras el deshielo de una placa en el macizo de Isuea, en el sudoeste de esa gran isla.
Estos estromatolitos —estructuras fosilizadas "de origen biológico", de 1 a 4 centímetros— demuestran que la vida emergió poco después de que se formara la tierra (hace 4.500 millones de años), destaca el investigador Allen Nutman de la Universidad de Wollongong.
Añade que ello permite albergar la esperanza de que una forma muy básica de vida puede, en algún momento, existir en el planeta Marte.
"Este descubrimiento supone un nuevo punto de referencia sobre la más antigua prueba de vida en la Tierra, asegura por su lado el profesor Martin Julian Van Kranendonk, experto geólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, y uno de los coautores del estudio, aparecido en la revista Nature.
Este descubrimiento puede ayudar a la búsqueda de vida básica en Marte, considerado el planeta del sistema solar como el más propicio para la existencia de formas de vida.
"Hace 3.700 millones de años, Marte era probablemente aún húmedo, incluso con océanos" explica a la AFP Allen Nutman. "Si la vida se desarrolló tan rápidamente en la Tierra, permitiendo la formación de cosas como estos estromatolitos, sería más fácil detectar señales de vida en Marte", dijo.