El dictador militar boliviano Luis García Meza, que gobernó de 1980 a 1981, murió a los 88 años en el Hospital Militar de La Paz, donde permaneció internado y detenido el último decenio. García Meza fue, pese a la brevedad de su poder, un emblema de la represión y de las dictaduras militares de Sudamérica, casi a la par del chileno Augusto Pinochet y el argentino Jorge Rafael Videla.
García Meza encabezó un golpe de Estado el 17 de julio de 1980, con apoyo de la dictadura argentina y pocos días antes de que asumiera el ganador de las recientes elecciones, el ex presidente Hernán Siles Suazo. García Meza desató una represión feroz contra los políticos de izquierda, perpetrando matanzas que incluyeron a figuras prominentes de la política boliviana. García Meza accedió al poder tras destituir a su prima, Lydia Gueilar Tejada, presidenta interina en ese momento y la única mujer que gobernó Bolivia (1979-1980). Pero, pese a sus ambiciones, García Meza nunca logró apoyo social, y el 4 de agosto de 1981 fue derrocado por militares constitucionalistas que abrieron el paso al retorno a la democracia en 1982.
En 1993 fue condenado por la Corte Suprema de Justicia de Bolivia a 30 años de cárcel por delitos de lesa humanidad. Entonces se fugó a Brasil, donde fue capturado en 1995 y fue extraditado y encarcelado, aunque pasó largos períodos ingresado en el Hospital Militar, algo muy cuestionado por los familares de sus víctimas.
La Asociación de Familiares de Desaparecidos y Mártires por la Democracia (Asofamd) reclamó y pidió explicaciones a las autoridades sobre las razones por las que García Meza, pasó tanto tiempo en el hospital y no en un centro penitenciario. Amparo Carvajal, presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, recordó ayer que en varias oportunidades "se ha pedido a la Justicia que esclarezca la situación de salud del ex dictador". De parte de la familia, Lucía, hija del militar, relató que su padre sufrió cuatro infartos entre la tarde del sábado y ayer a la madrugada. El último fue fulminante. No quiso dar más información de la muerte y, molesta, inquirió a los periodistas: "¿No tiene derecho a morir?" El velorio del dictador se programó en una capilla castrense, al sur de La Paz. No se reveló el día ni el sitio del entierro. "Se está solicitando un sitio para realizar el sepelio y se brinden los honores (militares) que merece, pero eso está a la respuesta del comandante de las fuerzas armadas", declaró el abogado de la familia. Agregó que su cliente dejó dos notas escritas que serán leídas por sus familiares. "Una es para Bolivia y otra para su familia".
El canciller boliviano, Fernando Huanacuni, señaló que la muerte de García Meza debe servir para reflexionar y apostar por la democracia con justicia social. "El gobierno de García Meza ha sido un período trágico de nuestra historia que jamás se debe repetir. Nunca una dictadura es solución", agregó.
Entre las víctimas más conocidas de García Meza y sus grupos de tareas figura el líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuyo cuerpo está desaparecido hasta ahora. Otros muertos de alta relevancia fueron el diputado Juan Carlos Flores y el sindicalista Gualberto Vega, siempre a manos de los paramilitares. La periodista estadounidense Mary Helen Spooner que escribía para el Financial Times y The Economist, confirmó que estuvo detenida seis días en el Ministerio del Interior a cargo del coronel Luis Arce Gómez. Este oficial está en el penal de Chonchocoro cumpliendo una sentencia de 30 años.
Otra matanza muy recordada de la dictadura fue la de ocho dirigentes del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) en 1981. Eran jóvenes del MIR que se habían reunido en una "casa segura". Fueron masacrados en el lugar. El crimen se conoce como "masacre de la calle Harrington".
"La muerte de Luis García Meza testimonia la memoria de un periodo terrible de nuestra historia que él encarnó con dureza y arbitrariedad sin límites", resumió el ex presidente Carlos Mesa (2003-2005).
El gobierno de García Meza tuvo nexos con el narcotráfico, al extremo que el citado coronel y ministro del Interior Luis Arce Gómez, era llamado "el ministro de la cocaína" y estuvo 13 años en una cárcel de Estados Unidos. Fue extraditado y condenado por narcotráfico.
"Como a todos los personajes oscuros e indolentes, al general Luis García Meza se lo llevó la noche. Se fue el hombre que hizo del narcotráfico política de Estado; el que deseaba quedarse una década al mando del país y apenas alcanzó a gobernarlo un año; el que nunca rindió cuentas de las muertes durante el llamado Gobierno de Reconstrucción Nacional", recordó el analista político Wálter Mur. En 2017, un tribunal de Italia lo condenó, junto con otros, por el Plan Cóndor, el sistema de represión coordinado entre los regímenes militares de Sudamérica —Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay— para eliminar a los opositores.