El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sufrió este viernes por la noche el peor cacerolazo en sus dos años y 15 días de gestión en toda las capitales del país, e incluso en barrios donde en 2018 había sido el amplio vencedor, en el marco de la crítica a su manejo de la pandemia, la incertidumbre frente a la vacunación y la falta de oxígeno en hospitales en Manaos, Amazonas.
Los barrios de clase media alta de Manaos, bastión de Bolsonaro en las elecciones de 2018 y las municipales de noviembre pasado, mostraron un repudio al mandatario, en una ciudad que sufre su segundo colapso hospitalario por la pandemia, que provocó 208.246 muertos en todo el país.
Los cacerolazos al grito de “Fuera Bolsonaro y ”Genocida“ se escucharon también en barrios populares y ricos de San Pablo y Rio de Janeiro, de acuerdo a los medios de comunicación.
Uno de los convocantes al cacerolazo es el empresario y conductor televisivo ultraliberal Luciano Huck, considerado un precandidato presidencial por el partido Demócratas para 2022, quien en en segundo turno de 2018 llamó a votar a Bolsonaro contra Fernando Haddad, del izquierdista Partido de los Trabajadores.
Desde las 20:30 las cacerolas se hicieron escuchar en Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Curitiba, Florianópolis, Salvador, Recife, Fortaleza, Maceió y Sao Luiz, entre otras ciudades, de acuerdo a los medios locales.
Los cacerolazos los había protagonizado antes solamente la oposición izquierdista en marzo, cuando el presidente ponía en duda la existencia de una pandemia. Este viernes fueron masivos.
Juicio político
Los pedidos de renuncia en el cacerolazo estuvieron precedidos por una declaración del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, que redujo el ímpetu de la oposición que busca un juicio político, ya que afirmó que el proceso de destitución es algo “para discutir en el futuro”. Bolsonaro cuenta con base parlamentaria capaz de obstruir pedidos de impeachment.
Cinco partidos de la oposición presentaron esta noche un pedido de juicio político contra Bolsonaro, por considerar que cometió una serie de delitos de gestión que resultó en el caos humanitario de la ciudad de Manaos, en crisis por la falta e oxígeno para sus pacientes en los hospitales, mientras el mandatario sostuvo este viernes que “solo Dios” lo sacará del cargo.
El Partido de los Trabajadores, el Partido Democrático Laborista, el Partido Comunista do Brasil, el Partido Socialista Brasileño y Red, reclamaron también el cese del receso parlamentario para poder discutir la nueva crisis surgida con el caos del oxígeno para los pacientes de coronavirus en Manaos, capital de Amazonas.
Ya se contabilizan más de 60 pedidos de juicio político contra el ultraderechista Bolsonaro, quien este viernes deslindó responsabilidaes en el suceso de Manaos diciendo que el gobierno federal había hecho “su parte”. En el sistema federal brasileño, los gobiernos estatales tienen a su cargo gran responsabiidad en la gestión sanitaria.
“El presidente -dice el nuevo pedido de juicio político- debe ser política y criminalmente responsabilizado por dejar sin oxígeno a Amazonas, por sabotear investigaciones y campañas de vacunación, por desincentivar el uso de barbijos e incentivar el uso de remedios sin eficacia, por difundir desinformación, además de violar el pacto constitucional entre con estados y municipios”.
Pero el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, dijo que un juicio político podrá analizarse “en el futuro” aunque convocó a su par del Senado, Davi Alcolumbre, para abrir una comisión de crisis sobre Manaos.
El 1º de febrero el Congreso debe elegir sus nuevas autoridades y es posible que la base parlamentaria que apoya a Bolsonaro se quede con la jefatura de las dos cámaras.
“Solo Dios me sacará del cargo”, afirmó Bolsonaro en manera desafiante en respuesta a los pedidos de juicio político por su actuación en la pandemia, por lo que fue calificado de “genocida” por el gobernador de San Pablo, su ex aliado Joao Doria.
“Quieren imponer un infierno en mi vida, no valen nada los pedidos de juicio político. Ninguno es por corrupción. Solo Dios me sacará del cargo, no existe nada concreto para mi, inventan fake news para sacarme”, dijo Bolsonaro a al canal TV Band.
Por la crisis en Manaos, Bolsonaro dijo que mandó a su ministro de Salud, general Eduardo Pazuello, a proveer insumos.
Bolsonaro dijo que no puede ser culpado de nada porque el Supremo Tribunal Federal (STF) resolvió que el Poder Ejecutivo no podía objetar las cuarentenas y decisiones de estados y municipios.
“El Supremo me mandó a tomar cerveza a la playa, me dijo que no me metiera. Pero no atendí a lo que dijo la corte y fui a proponer el tratamiento precoz a Manaos, que estaba abandonada”, afirmó Bolsonaro.
El mandatario culpó de la situación de Manaos a no haber utilizado lo que él llama “tratamiento precoz”, es decir, que los médicos proporcionen hidroxicloroquina, un antipalúdico, a los enfermos.