México se prepara para una nueva era con un tsunami político encabezado por Andrés Manuel López Obrador, quien el domingo logró una contundente victoria en las elecciones generales, llevando la izquierda al poder en la segunda economía latinoamericana. El candidato de la formación de izquierda Morena logró un 53,1 por ciento, contra un lejano 22,5 por ciento del segundo en competencia, Ricardo Anaya. El postulante del oficialista PRI apenas logró un 16,3 por ciento, hundiendo al histórico partido en una crisis de proporciones. El partido de López Obrador también logró la mayoría en ambas Cámaras, que se renovaban por completo, pero en este caso la victoria es mucho más acotada: un 37 por ciento de las bancas serán para Morena en el nuevo Congreso mexicano.
"Soy muy consciente de mi responsabilidad histórica", dijo exultante López Obrador, de 64 años, acompañado de su esposa e hijos, ante decenas de miles de simpatizantes que lo ovacionaron la noche del domingo en el emblemático Zócalo de la capital.
Morena, el partido que lidera López Obrador, logró además la mayoría de las gobernaciones en disputa (seis de nueve), entre ellas Ciudad de México. Este triunfo implica un cambio radical en el mapa político en los 32 Estados del país que hasta ahora eran gobernados mayoritariamente por una alternancia de las fuerzas tradicionales, el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el conservador PAN.
Es la primera vez que un partido que se identifica con la izquierda llega a la Presidencia de México, aunque no es el primer presidente de México de esa tendencia. Antes hubo gobernantes izquierdistas, como Lázaro Cárdenas (1934-1940), uno de sus inspiradores, dentro del régimen de siete décadas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que terminó con el cambio de siglo.
Pero los tiempos son otros. Desde hace unas tres décadas la economía de México se fue abriendo al mundo y hoy es la 15a mayor economía y uno de los países con más tratados de libre comercio en mundo, aunque con millones de pobres y desigualdad. El ganador no parece enfocado en cambiar ese esquema de libre comercio que ha dado buenos resultados a México. "La transformación que llevaremos a cabo consistirá, básicamente, en desterrar la corrupción de nuestro país", dijo López Obrador en su primer mensaje después de su aplastante victoria. "Este mal es la causa principal de la desigualdad social y de la desigualdad económica, y también por la corrupción se desató la violencia en nuestro país", añadió.
Otro gran tema nacional es la brutal violencia vinculada al narcotráfico. López Obrador prometió cambiar la actual estrategia militar para combatirla. "Más que el uso de la fuerza atenderemos las causas que originan la inseguridad", dijo en su primer mensaje tras la victoria, al referirse a la desigualdad y la pobreza, aunque no especificó detalles. Sólo agregó que elaborará un plan de "reconciliación en el país".
El 2017 fue el año más violento desde que se tienen registros con 25.324 homicidios según cifras oficiales. La campaña electoral dejó 145 políticos asesinados en menos de un año. "Los grupos criminales se siguen peleando por el control de los cultivos de amapola, de la distribución de la heroína y creo que la violencia no va a mermar por un buen rato", dijo a la AFP el ex agente de la DEA Mike Vigil, afirmando que una nueva estrategia es urgente. Vigil llama a capacitar a las policías locales y combatir la corrupción entre los gobernantes que han permitido la explosión del crimen. "Tiene que atacar a todo el grupo desde arriba hasta abajo, a la gente que está metida en la corrupción, que está protegiendo a estos grupos criminales".
¿Y los "cómos"?
Los diagnósticos de "AMLO" sobre los males de México están claros. Lo que no está tan claro son los "cómos". La ambigüedad de López Obrador frente a ciertos temas no permite anticipar todavía qué rumbo tomará su gobierno, por ejemplo en relación con el sector privado. "Es una mezca de izquierdista, nacionalista, populista, quizás. El hecho de que tengamos que utilizar tantos adjetivos para tratar de describirlo muestra que no está tan claro", dijo Christopher Wilson, vicedirector del Instituto México del Wilson Center, en Washington.
El giro mexicano, que se anticipa irá acompañado de una mayoría en el Congreso, llega en momentos en que en el resto del continente la izquierda ha ido perdiendo espacios.
El cansancio con la inseguridad, la violencia y la economía con escaso crecimiento, pero también la esperanza de un cambio, pudieron más que los miedos que genera todavía en amplios sectores López Obrador, que había quedado segundo en las presidenciales de 2006 y 2012.
"Amplió su base de apoyo en gran medida porque se fue corriendo de la izquierda al centro", dijo Irma Méndez de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en México."Tenemos hoy un panorama en el que confluyen hacia el centro por un lado López Obrador, que se hace menos radical, y un electorado que deja de ser tan conservador y también se mueve hacia el centro. Y esta confluencia ha sido muy virtuosa para él", señaló.