Este formato de libro, que con pocas palabras y a través de sus coloridas ilustraciones sorprende a los más chicos y despierta también curiosidad entre los adultos, ocupa cada vez más espacio entre las estanterías de bibliotecas y librerías. "Lo interesante del relato de un libro álbum, es aquello que se cuenta a partir de lo que muestra una ilustración, y aquello que dice la palabra. La búsqueda de sentido es el recorrido de estos dos lenguajes: la imagen y la escritura. Pero la palabra no siempre dice lo mismo que la imagen, hay un juego de sentidos, y un lugar para lo sensible a través de distintas manifestaciones del arte. También suceden cosas con los silencios y los espacios, y todo aquello que no pasa en la hoja", señala Azulay. En su carácter de mediadora, destaca que siempre a través de la lectura hay lugar para el encuentro, y que el libro álbum apuesta a generar otra mirada más interesante sobre la infancia.
Títulos y autores
Desde la ciudad de Buenos Aires y a través de una charla que este diario mantuvo por Skype, la educadora escoge de su biblioteca varios libros, y destaca algunos títulos y autores. Cita a la argentina Marisol Misenta (Isol) como una de sus preferidas, también a Leo Lionni, Anthony Browne, y a Maurice Sendak, uno de los escritores que en la década del sesenta inició este formato con su libro Donde viven los monstruos. A más de medio siglo de los primeros libros álbum, la cultura de la imagen fomenta que cada vez más lectores se interesen por esta propuesta.
"El libro álbum empieza con el diseño de la tapa y la tipografía, todo el formato está pensado en función de una historia. Por tratarse de un libro que tiene poco texto y muchas imágenes, siempre parece que se leerá rápidamente, pero no es así. A veces son los chicos quienes descubren algo en una imagen que el adulto no logró visualizar, también es interesante observar como luego de sucesivas o repetidas lecturas de un mismo libro aparecen cosas nuevas. El libro Voces en el parque de Anthony Browne, por ejemplo, se puede leer en diez minutos o menos, pero si uno se detiene descubre mucha más información que las cuatro voces que aparecen, y también la solapa, la página de guarda, la tapa y contratapa están al servicio de la historia", destaca Azulay.
—¿Este formato de libro está orientado principalmente al público infantil?
—Tenemos el preconcepto de que un libro ilustrado es para los más pequeños o para quien se inicia con la lectura, si bien es cierto que en una librería o biblioteca se encuentran siempre en el espacio infantil porque tienen mucha imagen, no siempre quiere decir que estén pensados para los niños y las niñas. Existen muchos niveles de lectura, quizás los más chicos los disfruten desde un lugar y el adulto descubrirá otras cosas. En un libro orientado a primeros lectores, también se puede encontrar material para trabajar con jóvenes y adolescentes, o adultos mayores.
—¿Genera cierta resistencia el libro álbum entre los lectores más conservadores?
—A veces sí y otras no, también genera mucha fascinación y debo reconocer que a veces me incomoda que sólo genere eso porque simplemente no es lo único. El libro álbum invita a estar mucho tiempo frente a un libro y puede ser un ejercicio para otro tipo de libros, es una puerta hacia otras múltiples lecturas como la poesía, la novela, o las lecturas de largo aliento, que requieren de mayor entrenamiento, y generan frustración cuando no hubo tiempo de aprendizaje. A veces existe una idea romántica de la lectura, de ingresar a otros mundos, pero es necesario aprender a leer un texto entero y no decodificar el lenguaje.
—En un libro siempre existen múltiples lecturas, ¿esta característica se magnifica aún más en un libro plasmado en imágenes?
—Por supuesto, y además aparece el juego entre lo verosímil e inverosímil, y otras representaciones del arte, la intertextualidad es muy rica, todo me está contando una historia, la palabra y la imagen. También es el desafío de encontrar lo no dicho, muchas veces la imagen puede contradecir al texto, o al revés, y en esa contradicción está el sentido de lo que leo. Algunos autores convierten textos de poesía o clásicos de la literatura en libros álbum, que también tendrá otro sentido o interpretación que el original.
—En tu tarea como mediadora y capacitadora, ¿cuál es tu percepción respecto de la lectura?
—No tengo una idea apocalíptica, me parece que se lee mucho, aunque se destina poco tiempo a formar lectores y lectoras. La escuela propone lectura pero no ofrece el tiempo necesario, las familias quieren que sus hijos e hijas lean pero tampoco encuentran el momento para hacerlo. Cuando los libros están y se proponen encuentros siempre las posibilidades de lectura son mayores. Resulta difícil pensar cómo proponer lectura a quién no le interesa, lo importante es que todos tengan acceso a los libros, aun en los lugares más vulnerables, y que luego sea una elección.
>>> Capacitación en La Cachilo
La Biblioteca Popular Cachilo organiza la formación "Para leer el libro álbum", a cargo de Daniela Azulay. Será el próximo sábado de 9 a 13 horas, en Virasoro 5606. La capacitación propone indagar y conocer el concepto de libro álbum, y está destinada a estudiantes y profesores, bibliotecarios, promotoras de lectura y público en general. Inscripción a [email protected]
Daniela Azulay es especialista en promoción de la lectura y escritura, con formación en artes visuales, coordina cursos de formación docente en Escuela de maestros y proyectos del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, es miembro de la asociación civil La Vereda, y colabora en medios especializados en literatura infantil y juvenil. Además publica (primero en un blog y ahora en Twitter e Instagram) escenas lectoras de la vida cotidiana, "fotografiar a personas leyendo en distintos espacios urbanos es como una radiografía del hábito lector".