La foto retrata una sala de conferencias con un auditorio formal de trajes oscuros y tono de preocupación. El escenario donde tiene lugar el acontecimiento “académico” es una de las aulas de la Escuela Superior de Psicología, en ese entonces situada en el edificio de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
“Marxismo y subversión, la respuesta de nuestra juventud”, fue el título de la conferencia que en octubre de 1978 el coronel Roberto Antonio Vilar, Jefe del Departamento III Operaciones del Comando del II Cuerpo de Ejército, brindó en el edificio de Entre Ríos al 700. La disertación del alto mando del Ejército estuvo dirigida a los jóvenes estudiantes universitarios y el tema protagónico fue “la necesidad de proteger el sistema de valores de la Nación, en peligro frente a una minoría extranjerizante que utilizaba la educación y la cultura como herramientas para la desviación”.
La nota publicada por La Capital el 15 de octubre de 1978 da cuenta de los principales conceptos que abordó Vilar en el encuentro. “El disertante se refirió a la agresión marxista internacional y especificó que dicha agresión pretende la conquista de la población mundial partiendo del dominio de la psiquis del hombre, para ello desarrolla una intensa acción psicológica a través de la educación y la cultura. Además, definió a la subversión como «toda acción que busca la alteración o la destrucción de los criterios morales de un pueblo con la finalidad de tomar el poder e imponer una escala de valores distorsionada». (...) Según expuso Vilar, «la sociedad argentina ha sido agredida por una minoría extranjerizante que pretende imponer un sistema extraño a la idiosincrasia del ser argentino y a los valores encarnados en su historia y religión»”.
Poner en contexto tales afirmaciones es vital para su comprensión. El gobierno de facto iniciado con el Golpe de Estado de 1976 apelaba a la denominada Doctrina de Seguridad Nacional para legitimar la aplicación de sus políticas represivas. Una doctrina que tuvo raíces en los Estados Unidos en el marco de la denominada Guerra Fría y que sostenía los conceptos de “guerra interna” y “enemigo interno” como justificación a las respuestas dadas frente al peligro de la temida “invasión comunista”. El argumento sostenido en aquellos años era la necesidad imperiosa de dar batalla en todos los frentes para defender a la “civilización occidental y cristiana” de la “amenaza marxista”, especialmente en los ámbitos de la educación y la cultura.
Previamente al Golpe de Estado, y mientras estas ideas hacían pié, las instituciones educativas de nivel medio y superior del país eran escenario de apertura y alta participación de la organización estudiantil. Frente a este escenario el gobierno de facto buscó convencer a la población de que existían dos opciones: el caos o el orden. Apeló a la construcción de un “otro” considerado como amenaza para la comunidad, un peligro que debía ser combatido y extirpado del cuerpo social. Ese otro era la subversión y en esa construcción del enemigo se impuso una asociación directa con la juventud organizada.
El control sobre el sistema educativo en su conjunto fue planteado como objetivo, por lo que desde un primer momento en estos escenarios se vivieron el impacto de la represión y las desapariciones cometidas por la dictadura. La nota de archivo que informa sobre la disertación de Vilar en la Facultad de Humanidades se dio precisamente en el marco de una política de persecución a docentes y de control ideológico sobre los espacios educativos, materializado en la prohibición de libros, supresión de materias y contenidos, y el control de la propias actividades de los alumnos, padres y docentes.