En su edición del 21 de octubre La Capital publicó un extenso reportaje que le hizo Mauricio Maronna al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Ante la pregunta sobre el rol a jugar por el PRO en las próximas elecciones presidenciales, Macri manifestó que su partido debe construir la tercera vía, ser la alternativa al tradicional bipartidismo peronista-radical. LLama la atención que el símbolo del conservadorismo vernáculo haya utilizado una creación intelectual de la socialdemocracia europea para caracterizar a la fuerza política que lidera. En efecto, fue el teórico social e ideólogo del ex primer ministro británico Tony Blair, Anthony Giddens, el creador de la expresión "tercera vía" para designar al proceso de renovación de la socialdemocracia. En su libro "La tercera vía", Giddens señala que el objetivo "de la política de la tercera vía debería ser ayudar a los ciudadanos a guiarse en las grandes revoluciones de nuestro tiempo: la globalización, las transformaciones de la vida personal y nuestra relación con la naturaleza". Giddens considera que la política de la tercera vía debería mirar con buenos ojos a la globalización, mantener como preocupación central la justicia social y buscar un nuevo vínculo entre individuo y comunidad. La idea central de la política de la tercera vía debería ser "ningún derecho sin responsabilidad". Enfocado desde la ética, este principio "debe aplicarse no sólo a los destinatarios del bienestar, sino a todo el mundo". Otro principio básico debería ser "ninguna autoridad sin democracia". En una sociedad, remarca Giddens, donde la tradición y la costumbre están perdiendo vigencia, sólo la democracia puede restablecer la autoridad. En definitiva, la tercera vía se sustenta en los siguientes valores: "Igualdad, protección de los débiles, libertad como autonomía, ningún derecho sin responsabilidad, ninguna autoridad sin democracia, pluralismo cosmopolita y conservadorismo filosófico". Lamentablemente, las nefastas experiencias de Zapatero en España, Papandreu en Grecia y Hollande en Francia no han hecho más que poner en evidencia que, en última instancia, la tercera vía, lejos de ser una superación del neoliberalismo y el socialismo marxista, sólo ha servido para garantizar los privilegios del círculo rojo haciéndole creer a los pueblos que es un genuino socialismo democrático y progresista.