Según Arturo Jauretche, "Mitre fue el único prócer que tuvo la habilidad de dejar un periódico como guardaespaldas". Esto puede venir a cuenta de tantas mentiras pero, la desaparición forzada de más de 40 estudiantes rurales en el Estado de Guerrero en México, el descubrimiento de fosas comunes con alrededor de 20 cadáveres, la ausencia de noticias sobre el resto, todo atribuido a la policía estatal en connivencia con sicarios del narcotráfico. Es increíble la nula o poquísima difusión y seguimiento del tema en los medios gráficos y audiovisuales dominantes, tanto en nuestro país como en el resto de América. Imaginan que algo similar, aún sustancialmente "menos graves", hubiera ocurrido en Venezuela, Cuba o Argentina. De ahí la referencia al guardaespaldas. México, obediente patio trasero del imperio, entusiasta suscriptor de cuanto tratado de libre comercio le imponga su vecino, escrupuloso proveedor de droga para el consumo de las élites yanquis, generoso comprador de armas a los traficantes del norte para sostener a los ejércitos narcos, celoso contrapeso de los regímenes "populistas" instalados en el cono sur, el alumno disciplinado obtiene la protección mediática ante atrocidades como la que motivan este correo. La cosa no es nueva: a casi 50 años de la masacre de Tlatelolco se ignora el número de víctimas y nadie se ha preocupado por determinar las responsabilidades políticas y penales del caso. El mundo mediático estuvo en vilo justificadamente por los secuestros de jovencitas en Nigeria a manos de organizaciones islámicas fundamentalistas. El tema desapareció a partir del surgimiento del "Estado Islámico". ¿Esas niñas han sido recuperadas? ¿Siguen secuestradas? Aparentemente el tema dejó de tener importancia. Ahora es el ébola que llegaría al "Primer Mundo", tema que es conveniente ya que, además de permitirles culpar de la epidemia a los mugrosos africanos, podría ser un excelente negocio para los laboratorios farmacéuticos que ante la posibilidad de que la enfermedad afecte a "verdaderas personas" -es decir blancos anglicanos- podrán amasar fabulosas fortunas con nuevos medicamentos y paliativos. Algo similar ocurre en nuestro país: en las semanas que transcurren sin hechos relevantes, o cansados de las estúpidas reiteraciones en materia política o económica, la manipulada inseguridad y la corrupción —obviamente siempre la estatal, nunca la privada— vuelven a las tapas de los diarios serios y sus adláteres de los medios electrónicos, la ratificación de esta clase de guardaespaldas, denunciada hace tiempo por Jauretche.